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El disconformismo fue el sentimiento que se llevó River luego de enfrentar a su máximo rival, por tener el convencimiento que ofreció más que su adversario para ganar el duelo superclásico. La estructura del equipo se sostuvo en los hombres que más aportaron en la tarde de ayer: Jonatan Maidana, Nicolás Domingo, Rodrigo Mora y Marcelo Barovero. Ellos fueron los puntos más altos del equipo de Marelo Gallardo.

Mora se mostró muy movedizo jugando por la derecha del ataque, y fue incontrolable para Silva. El uruguayo estuvo dos veces cerca del gol: en la primera, la pelota dio en el palo, y la siguiente no pudo frente a Orion. Domingo se ubicó del medio hacia la derecha del mediocampo, y a partir de su despliegue y su sacrificio empujó al resto de sus compañeros. El ex Banfield fue eficaz cortando el circuito de Boca.

El capitán Barovero tuvo pocas intervenciones pero siempre respondió y transmitió tranquilidad. En la más difícil, tapó con seguridad un remate de Tevez. Maidana fue el líder de la última línea, marcando y ordenando a los otros defensores. El ex Boca, cuando se adelantó en las acciones detenidas, ganó algunas veces en el área rival.

Los que estuvieron un escalón abajo de aquellos cuatro fueron Mercado, Mammana y Vangioni. El primero se destacó más en la primera parte, donde estuvo cerca de convertir con un toque que se fue desviado. Más tarde pareció sentir el cansancio. El marcador central se complementó bien con Maidana, y no se complicó cuando tuvo que salir desde el fondo. En la izquierda, Vangioni se mostró como salida superando con claridad a Bentancur, y sus envíos al área provocaron riesgo.

En el grupo de los más deslucidos estuvo Fernández. El volante tuvo poca participación y se lo vio muy estático. Pudo haber convertido un gol pero su remate encontró bien parado al arquero. Ponzio tampoco pudo prevalecer en la zona central, y tuvo poco contacto con la pelota. Gago le terminó ganando esa franja del terreno.

Dos de los hombres que se encargan de la parte ofensiva tampoco pudieron sobresalir. A Alario y Driussi les costó mucho acomodarse. Alario no pudo quedar de frente al arco para rematar, debido a que los centrales de Boca lo controlaron en todo momento. Driussi jugó por la izquierda con libertad para desbordar, pero casi no lo pudo lograr, ya que lo cerraban contra la línea. Durante el segundo tiempo, le ganó la posición a Silva, pudo haber marcado, pero definió muy mal.

Los ingresos de Gonzalo Martínez y Alonso, principalmente, le hicieron bien a River en el tramo final del encuentro. Martínez encabezó varios ataques, y cuando buscó a los delanteros que llegaban por el otro lado lo hizo con precisión. El uruguayo se paró como centrodelantero y exigió permanentemente a Insaurralde. El otro que participó del juego fue Luis González, que trató de manejar la pelota para generar espacios en la defensa de Boca, pero no tuvo la claridad suficiente.

La impotencia final quedó del lado de River, por la pequeña supremacía que evidenció ante Boca.