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Domingo, 29 de junio de 2008

EL EXTRANJERO

Kureishi tiene algo que decirte

En su última novela, Hanif Kureishi casi reescribe El buda de los suburbios, pero esta vez haciendo foco en el Londres de aquí y ahora: una urbe multiétnica amenazada por los extremismos. Y su hermana, como siempre, tiene algo para decirle.

 Por Martín Pérez

Los secretos son mi moneda: negocio con ellos como modo de vida. Los secretos del deseo, de lo que la gente realmente quiere y lo que más teme. Los secretos de por qué el amor es difícil, el sexo complicado, vivir es doloroso, y la muerte está tan cerca y sin embargo tan lejos.” Así es como comienza Something to Tell you, la última novela de Hanif Kureishi. Y aunque semejante frase inicial bien podría ponerse en boca de su autor, el que habla aquí es Jamal, un exitoso psicoanalista en crisis de mediana edad, que aún no termina de superar el divorcio de la madre de su hijo Rafi y carga con un oscuro secreto desde una adolescencia que bien podría servir de guión a una película de la Nouvelle Vague. O, mejor, a una de Fassbinder. Si bien los recuerdos son el punto de partida del relato de Jamal, el eje de Something to Tell you (traducible como Algo para decirte) es el de ser un fresco post-generacional de la vida urbana contemporánea, a la luz de las utopías fallidas de los ’60 y las crisis ideológicas de fin de siglo. Casi reescribiendo su novela El buda de los suburbios, pero eligiendo poner la lupa en el presente en vez del pasado, algo que Kureishi hace a través de la voz de un personaje fiel al perfil de los que protagonizan sus ficciones más confesionales.

Criado en el suburbio, hijo de un padre paquistaní y una madre británica, Jamil intenta llegar a buenos términos con sus deseos y el estado actual de su vida afectiva y sentimental. Aquel revisitado pasado de amistad con un grupo de jóvenes criminales y una novia que desapareció demasiado rápido de su vida funciona apenas como motor de las lucubraciones de una novela que termina siendo una suerte de canto al Londres multiétnico, aun cuando amague mutar en lamento al entrometerse en su historia el tan presente atentado terrorista. Al mencionar en su novela las tres bombas detonadas en el subte y una cuarta en un autobús, Kureishi –nada casualmente– apunta que esta última explotó en Travistock Square, “donde Dickens escribió La casa desolada, y Woolf Tres Guineas; donde vivió Lenin y la editorial Hogarth Press publicó la traducción de Freud a cargo de James Strachey, en el subsuelo del número 52”.

Orbitando alrededor de Jamil, a Something to Tell you la llenan de vida personajes secundarios como Henry, un exitoso y locuaz director de teatro semi retirado, y también su tan estirada esposa y su rebelde hija Lisa. O Miriam, la maternal pero desquiciada hermana de Jamil, madre soltera y tatuada, que jamás abandonó la suburbial casa familiar y que mantiene a su alrededor un verdadero séquito. Hay también una multiétnica estrella pop en ascenso, un chofer y cuasi matón devenido en bluesman, un chantajista reconvertido en portero de burdel, una prostituta de lujo y una desnudista de Europa del Este, entre tantos otros personajes que le permiten a Kureishi entrecruzar opiniones, así como escenografías, que recorren de arriba a abajo –geográfica, pero también socialmente– la sociedad londinense. Todo cabe en una novela apasionante, cuestionadora y divertidísima, que nunca busca la comodidad sino los límites de todo lo que se puede decir con la excusa de una buena historia.

Pero Something to Tell you no sólo ha generado críticas laudatorias –hay quienes insisten en calificarla como su obra cumbre– sino que su hermana Yasmin ha retomado su costumbre de recurrir a los medios para pedirle a Hanif que deje de explotar a su familia en provecho propio. A decir verdad, esta vez quien ha propiciado la reaparición de las críticas familiares fue el propio Kureishi, que declaró que siempre se puede confiar en su hermana para que envíe alguna carta acusatoria a los medios. Una costumbre que se viene repitiendo desde El buda... y que recrudeció con el guión de la película La madre (2003), en el que Yasmin se quejó por haberse visto representada en el papel de madre soltera. Desde hace tiempo que los hermanos no se hablan, pero la gota que parece haber colmado la paciencia de Kureishi fue que su hermana se quejase de la aparición de su padre en Mi oído en su corazón (2004), una obra que es prácticamente un largo mea culpa alrededor de inevitables malentendidos paterno-filiales, y en donde Hanif siempre creyó que su padre aparecía retratado de manera más que respetuosa. Si bien en Something to Tell you la hermana del protagonista es una madre soltera, Yasmin no parece tener demasiado que objetar. Tal vez porque las voces de la novela se cruzan una y otra vez, y el repaso y la crítica de creencias y pasiones de toda una vida son los verdaderos protagonistas de un libro desenfadado y vital. “Los artistas no deben ser masajeadores sino terroristas”, dijo alguna vez Kureishi en una entrevista. Algo en lo que insiste en su nueva novela, aun cuando el término haya pasado a tener otro significado. “Nunca tuve ningún deseo de ser bueno”, insistió recientemente. “La bondad no es algo que me guste particularmente. Prefiero la pasión.” Y en un mundo en el que Europa cierra sus fronteras y el fundamentalismo ataca libertades fundamentales a la hora de pretender vivir plenamente la vida, Kureishi todavía tiene mucho que decir apasionadamente.

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