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Sábado, 21 de julio de 2012

Catalonia Sacra

 Por Facundo de Almeida

Tal vez es la crisis, tal vez una decisión de “aggiornarse” a las nuevas tendencias en promoción del patrimonio cultural, pero la Iglesia Católica en Cataluña acaba de anunciar la creación de una marca turística propia, “Catalonia Sacra”, para promover la difusión de su extenso patrimonio cultural e impulsar las visitas a las 333 iglesias de la región.

La medida impulsada por el cardenal-arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol, y el obispo de Girona, Francesc Pardo, significa una novedosa experiencia en la promoción del turismo religioso.

El cardenal expresó que “la divulgación del patrimonio arquitectónico y religioso es también un buen instrumento para la evangelización” y reconoció que la asistencia a las catequesis para adultos “no es demasiado buena, pero la Sagrada Familia, por ejemplo, recibe cada año 3,2 millones de visitas”.

Como saben que son buena parte –y cada vez más– de la oferta de turismo cultural, para publicitar su iniciativa, los diez obispados involucrados crearon el sitio web www.cataloniasacra.cat, donde se ofrece toda la información sobre las visitas, horarios, comentarios y posibilidades de concertar visitas guiadas, e incluso enlaces para encontrar alojamientos u otros sitios de interés junto a las iglesias.

“Catalonia Sacra” ofrece tres tipos de visitas al patrimonio religioso: visitas dirigidas por cada capítulo de canónigos a las diez catedrales catalanas, rutas diocesanas (4 o 5 en cada diócesis) con una duración de dos días y rutas globales que ofrecerán un relato concreto de la historia de la Iglesia de Cataluña, como por ejemplo la presencia monacal o la evolución de la arquitectura religiosa.

En sintonía con la aplicación de las nuevas tecnologías en la difusión del patrimonio, el proyecto “Catalonia Sacra” prevé la incorporación del uso de dispositivos móviles en las actividades y la instalación de pantallas táctiles con información para los visitantes.

El cardenal recordó también que el “riquísimo” patrimonio histórico artístico de la Iglesia en Cataluña, donde, de los 500 bienes declarados de interés cultural, más de la mitad son propiedad de los obispados, y esto no es privativo de esa región, también en nuestro país numerosas iglesias y bienes eclesiásticos son inmuebles protegidos.

Y más de una vez ha sido la propia Iglesia la responsable de su deterioro, como ocurrió con el Colegio San José y casi sucede –si no fuera por la reacción de los ex alumnos– con el Colegio La Salle. Aunque otras veces acude en su defensa, como en estas horas en que Santa Catalina de Siena está en peligro.

El objetivo del proyecto catalán, obviamente apunta a aumentar el número de visitantes y, por lo tanto, incrementar los ingresos económicos.

Una muy buena idea, que fácilmente podría aplicarse en Buenos Aires, Córdoba, Santiago del Estero, Salta, Jujuy y tantos otros lugares de la Argentina que cuentan con un valioso patrimonio arquitectónico-religioso.

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