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“Nuestro show del primer Quilmes Rock estuvo bueno, porque tocamos bajo la lluvia y la gente se quedaba igual. Y eso quizá nos ayudó para que nos viera un público que nunca había visto a Kapanga en vivo. La movida de los festivales está buena porque se juntan bandas de distintos palos y la gente puede ver mucha música. Si el show del año pasado fue un click, porque se notó que la banda había crecido, éste será el termómetro para ver dónde estamos parados, justo después de que salga nuestro nuevo disco. Veremos qué decide la gente. Pero, en sí, el hecho de tocar en un festival es un día de fiesta para nosotros. Siempre llegamos cuando todavía están los monos armando el escenario, dejamos los bolsos en el camarín y salimos a recorrer el predio, a ver cómo van llegando las demás bandas. Y está bueno porque nos cruzamos con todos los músicos. Además, nosotros siempre llevamos algo especial. En el Quilmes Rock del año pasado llevamos un yogur loco, herbal, y andaban todos atrás de eso. Si hasta los Die Toten Hosen dijeron que se habían tomado todo lo que había para tomar, pero se habían quedado con las ganas del yogur de los Kapanga. Este año veremos qué cocinamos.”