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Lo que era inimaginable en la primera mitad de los ‘80 se convirtió en una realidad. México desarrolló una infraestructura importante en menos de una década y así se produjo un proceso de federalización del rock. Bandas como La Lupita, Santa Sabina, Tijuana No!, La Castañeda, Cuca, Artefakto, Azul Violeta y Café Tacuba formaron parte de la facción de relevo del rock mexicano en el alba de los ‘90. De la misma forma, se concibieron discográficas especializadas (independientes o subsellos de las multinacionales). Bajo este concepto aparecieron Opción Sónica y Culebra. A mediados de la década pasada germinó una tercera generación –tomando como punto de partida el renacimiento del movimiento en los ‘80– que no sólo se concentraban en la capital sino que se había diseminado por todo el país. El norte de México salió adelante en la exhibición de una propuesta de vanguardia que reivindicaba la abundancia y la tradición de su costumbrismo. El primer paso lo dio el colectivo de música electrónica tijuanense Nortec y la nü folker –ahora gran bestia pop– Julieta Venegas. En la ciudad de Monterrey, el otro frente de esta fresca asonada, surgió la avanzada regiomontana. Ella albergó a formaciones de hip hop, electrónica, rock mestizo e indie rock como Control Machete, Plastilina Mosh, Kinky –cuyo primer disco del 2000 fue editado recientemente–, El Gran Silencio, Inspector y Zurdok.
En el DF, Gustavo Santaolalla, quien al igual que el argentino Cachorro López contribuyó en su rol de productor en la inyección de calidad y criollismo al movimiento de rock mexicano, firmó a Molotov para su sello Surco. En medio de la polémica, el power cuarteto de rap metal es hoy uno de los mayores comisionados del rock fuera de su país. También se está dando un fuerte revival del ska –influidos por Maldita Vecindad y Tijuana No– con Panteón Rococó, que estuvo grabando en el 2004 su nuevo larga duración en Buenos Aires bajo las órdenes de Flavio Cianciarullo. Pero también resalta el papel de las mujeres dentro del rock. Así como la Venegas y Cecilia Toussaint, en el otro extremo de las solistas está Ely Guerra. En junio salió a la venta su cuarto álbum titulado Sweet & Sour, Hot y Spicy, y para presentarlo vendrá a Buenos Aires en octubre, durante una de las noches del Quilmes Rock.