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Domingo, 18 de marzo de 2007

VALE DECIR

Por la sangre derramada

Será folklore, literatura o realidad, pero muchos sospechan que los países de Europa central y oriental albergan grandes cantidades de vampiros. Ahora bien, la cosa se pone un poco más pesada cuando los chupasangres son oscuros personajes instalados en el gobierno. Es por eso, y para prevenir retornos indeseables y peligrosos, que un grupo de cazavampiros serbios decidió clavar una estaca de madera en el corazón del ex dictador Slobodan Milosevic. Es decir, para evitar que vuelva de la muerte. Así lo reconoció Miroslav Milosevic —mismo apellido, ningún parentesco con aquél— cuando se entregaba a la policía días atrás. El y sus compañeros, aseguró, iniciaron un plan de acción con el fin de evitar cualquier tipo de resurgimiento del Partido Socialista que lideraba Milosevic, y que tuvo una gran responsabilidad en las guerras civiles que desembocaron en la fractura definitiva de la ex Yugoslavia. Los muchachos de la brigada contra los no-muertos se dirigieron a la tumba del dictador, ubicada en el pueblo oriental de Pozarevac, con un palo de madera de más de un metro de largo y punta afilada, y una vez allí lo enterraron con la intención de atravesar el pecho del dictador, que pasó al otro mundo hace hoy exactamente un año y una semana, cuando todavía se lo juzgaba por sus crímenes de guerra en un tribunal de las Naciones Unidas. Su nuera, Milica Gajic, declara que planea demandar legalmente a estos Van Helsings modernos, y cargó contra la policía por no proteger debidamente la tumba de su suegro.

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