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Domingo, 20 de octubre de 2002

PáGINA 3

Portazos de poesía

POR BENJAMIN ZEPHANIAH
Fue mi tercera vez en Argentina. ¡Cómo cambia este país! La primera vez fue hace quince años, después vine en 2000, y ahora de nuevo, y cada vez que vine me encontré un país diferente. La primera vez, la gente parecía no haber visto demasiados británicos y ninguno negro con dreadlocks, por lo que llamaba mucho la atención. Y cuando volví a Gran Bretaña me preguntaron cómo eran los argies. La segunda vez ya había algo de música reggae. Me acuerdo de Los Pericos. La gente parecía de fiesta. Eso fue hace apenas dos años. Esta vez... nunca vi tanta gente revolviendo basura en una ciudad.
Cada vez que vengo, me pasa algo memorable. En 2000 grabé un tema con una banda llamada Riddim, que estaba completando un disco. Esta vez, justo estaban grabando otro disco y me invitaron de nuevo. Eso es fantástico. Otro día, volví al hotel a las seis y media de la mañana, después de una larga noche. No sé dónde estuve, lo único que recuerdo es que vi los travestis más fantásticos del mundo. Realmente increíbles.
Pero así como el país era distinto, distintos fueron los recitales de poesía que di durante este viaje en el Malba. Antes estaban abiertos al público, ahora fueron para una audiencia de profesores de idiomas. Uno siempre se preocupa por el público, especialmente alguien que usa el inglés del modo en que yo lo hago. Me preocupa si van a poder entenderme. Así que, para empezar, leí un poema que es excelente para presentar en público, sobre una Gran Bretaña multirracial, una pieza con humor basada en el famoso discurso de Martin Luther King. Entonces me pongo a delirar y repetir: “Tengo un sueño, que un día jóvenes africanos y asiáticos gastarán a lo grande en las tiendas English Takeaways / Tengo un sueño, que un día todos los negros hablarán galés / Tengo un sueño, que un día veré negros musculosos paseando sus caniches en el parque Hampstead”.
Funcionó. Puede ser porque el público tenía interés en Inglaterra y por lo tanto algún conocimiento. En Inglaterra hago muchas performances por el estilo. Hay algunas bandas muy interesantes de poesía que están saliendo de grupos étnicos minoritarios, pero no son editados. Y sin embargo son muy populares. Con esos grupos logramos cubrir una brecha, de la lectura y el ritmo a la página impresa, y estamos aprendiendo a crear un poema para la lectura y otro para actuarlo. Por eso, hoy en día hago dos versiones de un mismo poema, una para ser actuada y otra para la página porque, por ejemplo, la repetición no es necesaria en el papel, pero es una buena manera de hacer que el público escuche los versos cuando estoy actuando. Es asombroso lo diferente que reacciona alguien frente a la actuación y la lectura.
En Londres tenemos ahora un “micrófono abierto” en los Portazos de Poesía, que se organizan en varios lugares. Se invita a alguien conocido para atraer al público, pero la primera parte del show está abierta al público para que suba al escenario y haga lo suyo. Cada vez que se anuncia un Portazo, el público viene y la sala se llena. Sin embargo, va a pasar bastante tiempo antes de que alguien publique a esa gente vibrante. Los editores grandes no hablan con esos poetas porque no están buscando talentos nuevos. Aunque tendrían que publicarlos para dejar un legado. No alcanza con actuar la poesía: eso sólo deja una frágil memoria que se desvanece rápido.
Por suerte, no estoy mucho en Inglaterra. Me fascinan los festivales de poesía y visito todos a los que me invitan. Fui a Colombia, visito regularmente el de Sudáfrica. De Buenos Aires me vuelvo a Londres a descansar un poco antes de ir a Corea. Hace poco volví de un viaje y me encontré con que la policía londinense quería hacer posters para reclutar negros usando citas de poemas míos. Les dije que de ninguna manera iba a ayudar a la policía. ¡Tuve varios juicios contra la policía y quieren usar mi poesía! Ojalá alguna vez sean dignos de ser ayudados, pero todavía siguen hostigando a los negros en la calle. La última vez que pisé unacomisaría fui a denunciar un robo y terminé preso; me dijeron: “Cálmese, párese acá, queda detenido por robo”. Me tuvieron cuatro horas adentro porque tenían un pedido de captura de un rastafari y sólo me soltaron porque un policía se acordó de que me había visto en la tele. Y si había estado en televisión no debía necesitar robar para vivir...
Escribo mucho para chicos porque me encanta el juego con las palabras que le gusta a ellos. Además, me parece que uno puede ser un escritor politizado mucho más interesante si escribe para chicos, porque está obligado a ser más atrayente, más sutil. A los chicos no hay que decirles cómo votar, hay que hacerlos más conscientes. Un ejemplo que resultó popular se llama “El pavo que habla”: “Sean buenos con el pavo de Navidad porque cada pavo tiene una madre, / Sean buenos con el pavo de Navidad, no se lo coman, déjenlo vivir, / tengan un amigo, no una comida”.
Y sigue hablando de las granjas de cría y de por qué se come pavo en Navidad y por qué a los perros les gusta comer pavo y cómo la gente los come sólo por tradición. Parece que la gente compra pavos, come la mitad porque realmente no le gusta y el resto se lo comen los perros. No es para que los chicos se hagan vegetarianos, simplemente es para que piensen en lo que hay detrás de las cosas más comunes.

El poeta anglo-jamaiquino de 44 años Benjamin Zephaniah fue entrevistado en Buenos Aires por Andrew Graham-Yooll.

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