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Domingo, 24 de agosto de 2008

JORGE MYERS

Batallas seculares

¿Qué descubrió con el armado total del libro?

–El trabajo intelectual nunca se produce en un vacío sociocultural, está siempre obligado a desenvolverse en un contexto específico, conformado por tradiciones, creencias, expectativas y vocabularios disponibles. Más aún: los intelectuales, los especialistas en el uso del discurso y de sus retóricas, forman siempre parte de las sociedades en que viven, no están nunca colocados por fuera de ellas, aunque algunos algunas veces hayan pensado que una mirada totalmente externa era posible. Esto implica que el ejercicio de las funciones intelectuales no operará del mismo modo en México que en la Argentina o en Brasil. Tampoco ha tenido las mismas características en el siglo XVI que en el siglo XIX; se pueden registrar cambios a lo largo de las décadas y los siglos en las figuras “arquetípicas” de lo que hoy llamaríamos un intelectual. El ejercicio encarado por los autores de este tomo ha permitido poner de manifiesto con gran precisión este enraizamiento de los intelectuales en el “suelo” cultural de sus respectivas patrias.

¿Se han dado batallas significativas, y comunes en el continente, entre los distintos arquetipos de intelectuales que plantea?

–El muy complejo proceso de secularización vivido por las sociedades iberoamericanas, entre mediados del siglo XVIII y principios del siglo XX, implicó una creciente puja entre una figura muy tradicional de “intelectual”, presente ya en los albores de la colonia (el clero docto, cuyo paradigma podría ser el estudioso franciscano de las lenguas indígenas en el siglo XVI o el jesuita ilustrado, como Francisco Javier Clavijero, en el siglo XVIII), y otras figuras no pertenecientes a las estructuras tradicionales de la Iglesia que reclamaban para sí mismas una autoridad cultural e intelectual semejante a aquella antes investida en el clero. Las batallas anticlericales que puntúan la historia latinoamericana entre comienzos del siglo XIX y mediados del siglo XX –en México, la guerra civil “Cristera” aún continuaba a fines de la década de 1920– son un síntoma de esta lucha por ocupar una posición de autoridad legítima que se libró entre un sector del clero –por un lado– y los nuevos formadores de la opinión pública –periodistas, juristas, escritores de prestigio–, por otro lado.

Jorge Myers es maestro en Historia en las universidades de Cambridge y Stanford, e investigador del Conicet. Es editor de este volumen y autor, además, del ensayo “El letrado patriota: los hombres de letras hispanoamericanos en la encrucijada del colapso del Imperio español en América”.

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