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Domingo, 26 de enero de 2003

POR DANIS TANOVIÇ

El avión me llevaba de París a Burdeos. La noticia me impactó y me entristeció: primero vino el shock, después la tristeza. Si respondí afirmativamente a la convocatoria de 11’09’’01 fue porque pienso que todos los artistas deben dar una respuesta a las preguntas de su tiempo. También, porque me acuerdo de que cuando yo estaba en Sarajevo y alguien hablaba de lo que ocurría ahí, sentía que mi corazón podía latir con mayor seguridad, sentía que no se habían olvidado de mí. Es alrededor de esto, precisamente, que se fue construyendo mi film, alrededor de la idea del olvido. Se olvida demasiado a menudo y demasiado rápido. Se olvidan los acontecimientos más importantes. Quiero hablar de Bosnia, de Chechenia, de Ruanda, de tantas cosas que ocupan la primera plana de los diarios durante algunos días, hasta que la gente se desinteresa.
Sobre el 11 de septiembre, quería que se sintiera la tristeza. Medité largamente sobre cómo quería hacer el film. Desde un comienzo, no obstante, ya sabía algo: quería hablar de Bosnia, mostrar que los bosnios quizás estábamos mejor emplazados que otros para comprender lo que había pasado. Para mí, la mayor tragedia que le tocó a Bosnia es lo ocurrido en Srebrenica, el 11 de julio de 1995. Desde esa fecha, todos los 11, las mujeres salen a las calles. Esta idea fue el punto de partida.
Estoy profundamente convencido de que todo lo que ocurre en nuestras vidas nos afecta de un modo o de otro. Cada libro que leo me afecta, todas las canciones que escucho me afectan, todos los acontecimientos nos afectan. El mundo cambia todo el tiempo, uno cambia todo el tiempo y, por supuesto, un acontecimiento tan grave como el de Nueva York afecta nuestras vidas, lo queramos o no. Una tragedia de esta amplitud no se da todos los días. Lo que fue diferente es que ocurrió en el país máspoderoso del mundo, y que los medios utilizados para esa acción cambiaron la faz de la Tierra. Hay cambios en las cosas cotidianas a partir de entonces. Pero hablar de ruptura sería excesivo. Hubo cosas mucho más graves. La Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial. Y, algún tiempo más tarde, el mundo volvió a girar, y después el ciclo infernal volvió a recomenzar. Siempre es así: hay calma, y después todo empieza de nuevo.

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