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Sábado, 6 de noviembre de 2010

El hambre, el bosque y Vincent Gallo

Essential Killing, lo nuevo del polaco Jerzy Skolimowski

En los años ’50 y ’60 una generación de cineastas polacos, muchos de ellos sobrevivientes de la Segunda Guerra y formados en la Escuela Nacional de Cine de Lodz, sacudió los festivales y las carteleras internacionales con films como Cenizas y diamantes (de Andrzej Wajda), El cuchillo bajo el agua (Polanski) o Barrera (Jerzy Skolimowski). Aquel ímpetu del cine polaco que recorría el mundo se diluyó bastante, pero hace dos años Skolimowski volvió a estrenar un largometraje (Cuatro noches con Ana) por primera vez en 17 años, y hace apenas dos meses, a los 72 años, estrenó en los festivales de Venecia y Toronto otro más; una película perfectamente moderna, quizá una de las más jóvenes del año: Essential Killing. Protagonizada casi exclusivamente por Vincent Gallo como un hombre del que podemos presumir que es un soldado talibán, pero cuya identidad nunca queda determinada de manera explícita, Skolimowski dice que aspiró a que fuera una película menos política que “poética”. Fue, de hecho, más contundente aún en sus declaraciones: “Quise filmar una película en el bosque. No quise hacer un film político, porque lo político me repele. Quizá sea porque tuve demasiados problemas con mi película Arriba las manos (1981), que cambió mi vida y (tras su prohibición en Polonia) me obligó a emigrar”.

Tratándose de aquella generación militante que filmaba en los ’60 con un puño en alto, pueden relativizarse las intenciones declaradamente a-políticas de Skolimowski: después de todo, aunque nunca sepamos del todo bien quién es el protagonista de su nueva película, la primera vez que lo vemos vuela en pedazos a un par de soldados norteamericanos en medio del desierto. Luego es capturado, vestido con el mameluco rojo y la capucha negra de los prisioneros de la guerra en Medio Oriente que tanto circularon por los medios, torturado y trasladado a algún paraje helado en Europa del Este donde –esta información no figura en ningún lugar en la película, pero fue parte de la escritura del guión– la CIA supuestamente tendría un centro de detención. Por un accidente en la ruta consigue escapar y sobreviene entonces una cacería, la persecución infinita de este hombre movido por un instinto de supervivencia salvaje, capaz de despachar incluso a cualquier civil que se cruce en su camino, y que resiste como puede la inclemencia de una naturaleza particularmente inclemente. En una actuación muda, física, casi animal, Gallo hace sentir, sin generar jamás simpatía, los padecimientos de su personaje, y con especial fuerza el hambre, lo que da pie a una salvaje escena en la que encuentra y ataca a una mujer que amamanta a su bebé. Pero la mayor apuesta de la película acaso sea formal: siguiendo una única línea narrativa, la de su personaje en fuga, la sugestión de las imágenes del bosque nevado, los colores intensos e hipnóticos del paisaje, van por acumulación desplegando una experiencia esencialmente sensorial, en la que pierde importancia cada pequeña nueva acción.

Essential Killing integra la Competencia Internacional de este 25º Festival de Mar del Plata, junto con la nueva película del georgiano Otra Iosseliani, el largometraje de animación El ilusionista (del director de Las trillizas de Belleville, Sylvain Chomet), tres estrenos argentinos y, entre otros films, el más reciente del iraní Rafi Pitts, The Hunter, que en su segunda mitad comparte con el de Skolimowski la puesta en escena de una cacería en el bosque; tal vez signo de los tiempos y expresión de cierta condición de la vida en el mundo contemporáneo.

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