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Domingo, 19 de junio de 2011

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Una mujer bajo influencia

(A Woman Under The Influence, 1974)

La película que John Cassavetes estrenó entre Así habla el amor y The Killing of a Chinese Bookie –y que está considerada como una pata de la trilogía matrimonial del director con la primera y con Faces, del ’68– cuenta la relación entre Nick, un trabajador de la construcción (Peter Falk, que ayudó a financiar el film con lo que estaba ganando en la serie Columbo), y su mujer emocionalmente inestable, Mabel (Gena Rowlands). En su momento tuvo una recepción dispar en la crítica norteamericana; sin embargo, se cuenta la nota celebratoria publicada en el Chicago Sun Times por Roger Ebert, quien encontró en la película la misma autenticidad con que Cassavetes (1929-1989) irrumpió en el panorama del cine norteamericano al estrenar Shadows en 1959, es decir al mismo tiempo que se iniciaba la Nouvelle Vague en Francia, y “ofreciendo una libertad similar del otro lado del océano, lejos de la formalidad de las producciones de los estudios, con la espontaneidad de la vida ocurriendo ahora mismo”. Esa autenticidad se expresa desde la descripción del ambiente en el que viven los personajes –una pequeña casa suburbana en la que el matrimonio se aprieta como puede con sus tres hijos– y un desarrollo dramático en el que vamos descubriendo que el marido está tan loco como su –ocasionalmente institucionalizada– esposa.

Rowlands, que ganó un Globo de Oro y estuvo nominada al Oscar por esta actuación, fue quien le inspiró primero a su marido y director para que escribiera una pieza sobre las dificultades de la mujer contemporánea, y luego le pidió que convirtiera lo que había ideado como una obra de teatro en un guión, porque creía que el demandante e intenso papel de Mabel podría dejarla emocionalmente exhausta si debía interpretarlo ocho veces a la semana. Luego, cuando intentó vender su proyecto de película, le respondieron que “nadie quiere ver en la pantalla a una mujer de mediana edad que está loca”, por lo que su financiación fue larga y complicada, y una vez terminada ningún distribuidor quería tomarla. Fue Martin Scorsese, un joven admirador de Cassavetes, quien ayudó a que su estreno se hiciera efectivo, al amenazar a un festival al que había sido invitada su película Mean Streets con retirar su película si no invitaban también Una mujer bajo influencia. Luego la película y su director quedaron nominados –como la actriz– al Globo de Oro. Hoy, el crítico Kent Jones la ubica “junto con Toro salvaje como una de las más duras de todas las grandes películas norteamericanas”.

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