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Domingo, 10 de marzo de 2013

LA CUESTIÓN ISRAELÍ

La edición israelí publicada por Zmora Bitan, en 1990, resultó una experiencia peculiar. Creo que el hebreo debe de ser el único idioma del mundo más corto y eficiente que el inglés, de modo que abundaban los globitos sin apenas palabras. Pero el problema más enojoso surgió cuando el editor se empeñó en no traducir el lenguaje de Vladek a una versión titubeante del hebreo. Me ofendí, pero al final... Intenta discutir con un israelí... pregúntale a cualquier palestino. Simplemente fue imposible que entraran en razón. No paraban de repetirme que eso del hebreo titubeante no existe, que todo el mundo aprende el idioma en unos meses y que, si después de unos meses alguien sigue hablando mal hebreo, será por bobo, lo que no tenía nada que ver. Otros israelíes me confirmaron que no era cierto, pero mi editor insistió y cedí. Creo que no vendió mucho y no publicaron el segundo volumen. Ahora otra editorial israelí ha sacado la obra completa respetando la peculiar sintaxis de Vladek. Es la primera vez que se publica el segundo volumen en hebreo.

Muchos israelíes leyeron Maus en inglés. Pero parte de la antipatía quizá derive del hecho de que el libro no postula a Israel como el final feliz del Holocausto como, por ejemplo, La lista de Schindler. Como mucho, se trata de la versión del Holocausto que fue una decisión ideológica por mi parte, sencillamente responde al hecho de que mis padres emigraron a Estados Unidos. Si después de Estocolmo se hubieran ido a Tel Aviv en lugar de a Nueva York, el libro sería muy distinto..., probablemente sin imágenes. No sé si allí me habría dedicado al comic. Pero en realidad Israel no tiene papel en esta historia.

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