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Domingo, 3 de julio de 2016

SANTA FE › TESTIMONIOS DE RUBéN Y LUISA

Siempre lo buscaron

Desde Santa Fe.

Rubén Maulin y Luisa Pratto ratificaron ante el Tribunal Oral de Santa Fe que aún en los peores momentos de su vida, cuando la familia era perseguida y destrozada por el terrorismo de estado, buscaron a su hijo biológico, José Luis. Luisa entregó a los jueces una prueba clave de esa búsqueda, que dejó a la vista un fallido del penalista Roberto Busser, defensor de la médica Elsa Nasasky de Martino, quien fraguó el certificado del recién nacido, el 26 de marzo de 1977.

En el juicio, el abogado no tiene empacho en indagar hasta la "ideología" de los testigos de la querella o sus parientes. Es el tono de su interrogatorio. Y lo era ante Luisa Pratto, cuando ella relataba cómo la habían llevado al Sanatorio Reconquista, donde dio a luz al bebé, Nasasky atendió el parto y ella volvió a casa con las manos vacías. "¿Por qué no hizo la denuncia ante la Conadep?, le preguntó Busser. Luisa abrió la cartera y le mostró un papel. "Esta es la denuncia", le dijo. "¿Cómo que no voy a hablar de mi hijo?".

-Tranquila, Luisa- le pidió el presidente del Tribunal, José María Escobar Cello.

Ante la sorpresa y la evidencia, Busser trató de disimular y hasta dijo que la prueba ya estaba "en el expediente".

El fiscal Martín Suárez Faisal lo corrigió, dijo que la habían solicitado a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación pero "contestaron que no la habían encontrado". Luisa se guardó una copia y se la entregó al Tribunal, así que el fiscal pidió que se la incorpore a la causa y se oficie a la Secretaría porque ahora conocemos "el número del legajo", que era lo faltaba. Busser ya no podía oponerse.

En la denuncia, Luisa relató su martirio, la persecución del grupo de tareas que comandaba el jefe de Inteligencia de la III Brigada Aérea de Reconquista, Danilo Sambuelli y los represores que más se encarnizaron con ella, entre ellos el comisario Carlos Nicksch, quien la encañonaba con un arma para asegurar el encierro. "No podés salir de tu casa", le decía. Y denunció el nacimiento. "El 26 de marzo de 1977" -cuenta Luisa- "dio a luz un varón en el Sanatorio Reconquista, a las 10, con la doctora (Elsa Nasasky de) Martino". Al "bebé se lo llevaron la señora Cecilia Góngora y su esposo, José Luis Segretín, quienes se apropian, sin adopción". Y "sabe que el niño se llama José Luis Segretín".

En su testimonio ante el Tribunal, Luisa contó que solía pasar por la casa donde vivía José Luis. "Yo pasaba por esa casa, pero nunca lo vi. Quería verlo en la calle y decirle: 'Soy tu mamá. Soy Luisa Pratto'".

El abogado querellante Guillermo Munné le preguntó si podía reconocer a la médica que atendió el parto, sentada en el banquillo. "Es la doctora Nasasky", le contestó.

-¿Habló con ella?

-No.

-¿Tuvieron en cuenta su voluntad?

-Nunca se dirigió a mí, nunca hablé con ella. Nunca.

Busser también le hizo la misma pregunta. "¿Cómo la llamaban a usted en el trabajo de parto?".

-No creo que ella (la médica Nasasky) hubiera sabido cómo me llamaba.

-¿Nunca la nombró?

-No.

Luisa recordó después una entrevista en una radio de Reconquista, después de declarar en el Juzgado Federal. José Luis la escuchó. Luisa dijo que durante un tiempo, la llamaban y cuando ella atendía, cortaban. Le comentó ese episodio a Maulín. Hasta que una tarde, vuelven a llamar y del otro lado, le dijeron: "Hola, Luisa. Habla tu hijo".

"Casi me muero", recordó. "Y yo no quería morirme sin verlo y ese sueño se hizo realidad. Después, hablamos horas y horas". Los análisis genéticos confirmaron el lazo de sangre. Y pudo conocer a sus nietos, los hijos de José Luis.

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