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Domingo, 22 de junio de 2008

DEPORTES › FUE VICTORIA DE LOCAL Y OVACIóN PARA CARUSO QUE AúN NO DECIDE

Ñuls ganó la última en el Coloso

Para cerrar la temporada llegó un San Martín de San Juan descendido, pero con pretensiones individuales, tanto que en algún momento le generó problemas a Ñuls que no varió mucho su esquema de sólo centros y un poco más.

 Por Alejo Diz

1 Ñuls: Gutiérrez (6); Ré (6), Schiavi (6), Spolli (6), Quiroga (5); Pablo Pérez (5), Bernardello (5), Vangioni (6); Leandro Torres (-); Salcedo (5), Ferreyra (5). DT: Ricardo Caruso Lombardi.

0 San Martín (SJ): Bottero (5); Plaza (4), Frontini (5), Más (5), Herrera (4); Aguilar (5), Décima (5), Pacheco (5), Díaz (4); Bravo (5), Luis Gómez (4). DT: Rodolfo Rodríguez.

Gol: ST: 34m Spolli (Ñ).

Cambios: PT: 11m Da Silva (4) por Leandro Torres (Ñ). ST: 5m Galletti por Décima (SM), 8m Laciar por Luis Gómez (SM), 17m Sperdutti por Pablo Pérez (Ñ), 32m Vranjicán por Ferreyra (Ñ) y 27m Vega por Díaz (SM).

Arbitro: Guillermo Rietti

Cancha: Coloso del Parque

Expulsado: ST: 15m Pacheco (SM)

Llegó en silencio y sin que nadie lo pida, y puede que se vaya haciendo mucho ruido y bajo el coro de una multitud que clama por su continuidad. Hablamos de Ricardo Caruso Lombardi, este entrenador de perfil extravagante que llegó al Ñuls para sacarlo del descenso y la Promoción, anhelo que abrazó en la fría noche de ayer, donde además de cumplir con su tarea se mufó de todos los que se agarraron la cabeza cuando el año pasado Eduardo López le tiró la responsabilidad de sacar a flote a un equipo sumergido en la crisis de violencia, desatada por la barra --recordar lo sucedido con Pablo Marini--, y deportiva, disparada por una caída ante Central.

Las cosas andan cambiadas en Ñuls. Meses atrás López trajo a Lombardi -después de recibir el rechazo de todos los técnicos que pensó antes de Caruso-- para pelear la continuidad en la divisional. Ahora que los números son clementes con el equipo, López ya no sabe si Lombardi responde a sus necesidades.

Para cerrar la temporada llegó un San Martín de San Juan descendido, pero con pretensiones individuales de demostrar que del fracaso colectivo no todos son responsables. Vinieron los sanjuaninos a decir que sus futbolistas tienen la jerarquía que el destino del equipo no soportó. Fue así como se vio un conjunto ordenado, ajeno de presiones, claro, y por momentos en sintonía con lo que hacía Ñuls, que era lo mismo que en los últimos partidos en el Coloso: sólo centros y nada más.

La mayor dolencia de los rojinegros es que su estructurado juego entra en crisis ante los primeros avances frustrados. En el plantel no hay nadie que rompa el molde, y cuando el rival traduce sus puntos fuertes, entonces todo se simplifica para la visita, cayendo el rojinegro en una andar bucólico que se devora las emociones.

Una volea de Spolli que tapó Bottero y un disparo de Ferreyra sobre ángulo cerrado que desvió el arquero fue todo lo visto en ataque por los leprosos. La apuesta de Lombardi por jugar con Leandro Torres como enganche encontró el freno físico del juvenil, que a los diez minutos debió pedir el cambio. Apareció Da Silva y el equipo volvió a desandar los caminos que no llevaron a ningún lugar deseado, los mismos que transitó ante Huracán, Olimpo y Gimnasia y Esgrima de Jujuy, por caso.

Para el complemento los nervios empezaron a bajar de las tribunas. Aquella ansiedad se trasladó a los pies de los jugadores, aunque desde entonces Ñuls fue más agresivo en sus avances, jugando mucho más tiempo en el área sanjuanina que en el mediocampo, síntoma que se profundizó con la expulsión de Pacheco.

En uno de aquellos avances apareció el gol, y entonces la atención de los hinchas volvió a estar fuera de la cancha, allí donde se erigía la figura de Lombardi. Primeros fueron los plateístas los que bramaron por la continuidad del entrenador, después se debieron plegar los de la popular --donde está la barra, que sabido es a qué interés responde--, síntoma de que López aún no descartó renovarle contrato al entrenador. Es que todo está al revés en Ñuls. Si lo que la gente quiere no se sabe si se hará y el equipo gana con un gol Spolli, definiendo de derecha como si llevara la nueve.

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Los jugadores, muchos enfrentados al técnico, fueron a despedirse de la hinchada leprosa.
Imagen: Télam
 
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