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Jueves, 10 de enero de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › ESTRENOS SIES PELICULAS RENUEVAN LA CARTELERA DE CINE

Todos los géneros posibles

Los rosarinos podrán optar por dramas, cine político, comedia romántica, y monstruos que vuelven a enfrentarse.

Mi nombre es August Rush. (August Rush. EEUU, 2007). A punto de cumplir quince años, Freddie Highmore (Jim y el durazno gigante, Dos tigres, El país de Nunca Jamás, Charlie y la Fábrica de Chocolate y Arthur y los Minimoys, entre otras) vuelve a la pantalla grande para meterse en la piel de August, un niño con un don particular. Suerte de Oliver Twist moderna, la película de Kirsten Sheridan comienza cuando dos músicos, Lyla (Keri Russell) y Louis (Jonathan Rhys Meyers) se conocen en Nueva York y mantienen un amorío tan intenso como fugaz. Producto del affaire nace un niño que por esas vueltas del destino quedará huérfano. Pero August, poseedor de un extraordinario talento musical, encontrará allí la forma de encontrarse con esos padres a los que no conoció. Empujado por Maxwell "Wizard" Wallace (Robin Williams), suerte de mecenas devenido en explotador de menores, el muchacho se sumergirá en un penoso pero enriquecedor viaje iniciático hacia sus orígenes.

4 Meses, 3 Semanas, 2 Días. (4 Luni, 3 Saptamani si 2 Zile. Rumania, 2007). Con la caída del regimen comunista como telón de fondo, desde Rumania llega este drama cuyo título ya sugiere el tema: el aborto clandestino. Dirigida por Cristian Mungiu, el film no sólo narra la tragedia individual que azota las vidas de Otilia y Gabita (Anamaria Marinca y Laura Vasiliu), sino que dibuja una postal de la decadencia de la dictadura de Nicolae Ceaucescu. Sin anestesia, Mungiu muestra la pesadilla que significa realizarse un aborto clandestino en las condiciones más desfavorables: aquéllas que son propias de un régimen totalitario. Con escenas de difícil digestión (por ejemplo, la del primer plano del feto expulsado), el film cuenta con una estética que, si se la coloca en paralelo con, por ejemplo, La noche del Sr. Lazarescu, de Cristi Puiu, hace pensar que aunque por aquí aún sea prácticamente desconocido, es innegable que ya se podría hablar de la existencia de algo así como un "nuevo cine rumano".

Desapareció una noche. (Gone baby gone. EEUU, 2007). Basada en la novela homónima de Dennis Lehane (el autor de Río Místico), este drama dirigido por Ben Affleck y protagonizado por su hermano Casey, a quien acompañan Ed Harris y Morgan Freeman. La historia comienza con la desaparición de una niña en un barrio bajo de Boston. Una pareja de detectives privados, Patrick Kenzie (Affleck) y Angela Gennaro (Michelle Monaghan) son contratados por los tíos de la niña para investigar lo que sospechan, es un secuestro. Paralelamente el jefe de Policía, Jack Doyle (Freeman) ha encargado el trabajo a dos de sus mejores hombres, los detectives Bressant (Harris) y Poole (John Ashton) quienes no tardarán en encontrar la punta de una complejísima y aún más peligrosa maraña que involucra estafas, drogras y pedofilia.

Justicia a cualquier precio. (The Flock. EEUU, 2007). Del director Andrew Lau -responsable de la trilogía Infernal Affairs, de la cual se hizo la remake norteamericana Los Infiltrados- llega a la cartelera local este film en el que el veterano Richard Gere es un agente federal que mientras entrena a su joven reemplazo (Claire Danes), debe resolver un caso de desaparición. Con un curioso cameo de la cantante pop Avril Lavigne, el film de Lau sumerge al espectador en un escalofriante bajo mundo que sólo podría ser peor si quedara a merced de una justicia lenta e ineficaz.

El novio de mi madre. (I could never be your woman. EEUU, 2007). En esta comedia romántica de Amy Heckerling, Michelle Pfeiffer es Rosie, una madre soltera que vive en Los Angeles y acaba de cruzar la frontera de los temidos 40. En franca actitud retrospectiva la pobre de Rosie descubre que su vida no le está yendo exactamente como tenía pensado. "Adelante, chica", el programa de televisión que produce atraviesa una crisis casi terminal. Mientras que a su jefe no le cierran los números y piensa seriamente en cambiarlo por un reality, Rosie debe esquivar los zarpazos de su asistente, una joven bastante ambiciosa dispuesta a hacer casi cualquier cosa para conseguir un ascenso. Encima, su ex marido está a punto de ser papá con su nueva, joven y bonita mujer. Y por si fuera poco, su única hija, Izzie, atraviesa empezó a cambiar sus Barbies por un desubicadísimo adolescente de nombre Dylan. Por esto cuando el Adam (Paul Rudd), un joven actor en ascenso aparezca en su vida, Rosie no dudará un minuto.

Alien vs. Depredador 2. Requiem. EEUU, 2007. Sin Sigourney Weaver en el protagónico ni James Cameron en la dirección estos dos monstruos vuelven a enfrentarse por el territorio de los seres humanos. Lejos del Polo Norte, donde se enfrentaron la última vez, esta vez la batalla será a matar o morir en un pequeño poblado de Colorado, cuyos inermes habitantes quedarán atrapados entre dos fuegos extraterrestres. Con un trasfondo más que parecido, la vuelta de tuerca de este nuevo round alienígena --sólo apto para fanáticos-- es, obviamente, un considerable incremento en los hectolitros de sangre derramados durante el rodaje. Bajo la dirección de los hermanos Colin y Greg Strause, un ejército de ignotos actores flanquean a los dos marcianos guerreros.

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Mi nombre es August Rush.
 
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