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Martes, 17 de febrero de 2009

CULTURA / ESPECTáCULOS › INSTALACIóN FRáGILMENTE

¿Y las torcazas?

Son 15 fotomontajes gráficos en gigantografía, tres puffs (uno liso, dos estampados) y unos efectos de sonido desconcertantes los que constituyen, hasta el segundo día del otoño, la instalación impermeable titulada Frágilmente, a través de la cual dos artistas rosarinas intervienen el Parque de los Cipreses del Centro Cultural Parque de España. "Gladis Desumvila apunta más hacia lo autóctono y Marisa Gallo, en cambio, hacia lo universal", escribe Elsa Flores Ballesteros en el texto de catálogo.

Cuando cae la tarde, las piezas gráficas son iluminadas por potentes reflectores que las vuelven traslúcidas. Las estampas estructuran bajo geometrías herederas de la síntesis geométrica minimalista del alto modernismo tardío a diversos montajes de imágenes que aluden a la fragilidad de lo viviente: nidos de horneros en las estatuas de Lola Mora del Pasaje Juramento y otros lugares de la ciudad, pájaros amenazados de extinción, quemas de pastizales. Los sonidos de trueno y lluvia torrencial que surgen de los parlantes alarman a las torcazas que anidan en los cipreses, volviéndolas patéticas víctimas de la misma negligencia que la obra denuncia. Se las ve alborotarse, revolotear y chillar bajo un cielo calmo y nada amenazante.

Surgen ante el hecho varias reflexiones: (1) la admirable coherencia de la imaginería desplegada por Desumvila y Gallo con el lugar que literalmente ocupa la obra. Es lo que se dice una auténtica site installation, que dialoga con el espacio real. (2) ¿Pero se supone que esto es arte ecológico? ¿Entonces por qué la experiencia multisensorial del espectador humano debe tener prioridad sobre el bienestar de las torcazas en su hábitat? No hace falta demasiada empatía para comprender el estado de alerta en que las pobrecitas vivirán por lo que les queda del verano. (3) O sí, y a esa empatía por las torcazas el espectador la aprende precisamente aquí: es el mensaje que la obra transmite. (4) Como sea, algo no cierra. En resumen: ¿puede un arte ecológico permitirse ser antropocéntrico hasta el punto de que su materialidad misma genere un monto significativo de stress entre la fauna local? La contradicción es ética, política y grave.

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