Lunes, 7 de enero de 2013 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › UN INTENSO RECORRIDO POR LAS PELíCULAS NACIONALES Y EXTRANJERAS QUE SE VIERON EN 2012.
El crítico de Rosario/12 hizo el esfuerzo y se metió de lleno en sus apuntes para armar este resumen del año. "El puerto" se quedó con el primer puesto de su ránking personal y "El último Elvis" fue la nacional elegida para esta selección.
Por Emilio A. Bellon
En anteriores ediciones, mis amigos y colegas Julio Cejas y Leandro Arteaga me precedieron en este recorrido por el 2012, destacando títulos, autores y puestas; en teatro uno y en el cine -incluido el de producción local- el otro. Arteaga destaca también las retrospectivas, festivales, la publicación de libro de Daniel Greco, "Proyectando ilusiones" y el blog de Fernando Varea, en el que, ya se pueden ver cuáles son hoy nuestras preferencias respecto de los estrenos del año que dicen que ya pasó. Sí, en ese blog, allí, todo un grupo de críticos, cinéfilos, fuimos consultados a propósito de los diez films del año. ¿Diez films?, qué difícil tarea, por qué no decir casi imposible, ya que inmediatamente pensaba en el sentimiento de malestar que me llevaría a pensar, horas después, "por qué no aquél, si después de todo...Y ese otro...".
Pero, bueno, allí, como tantos otros lo hicieron, están nuestras elecciones, nuestras preferencias; en número de diez. Pero en mi caso, me pregunto, ¿por qué no se ha elegido el número once, en lugar del diez?. Prefiero los impares y particularmente el once es un número que me convoca ya desde su sonoridad. Pero para todos fue así: Diez. Leandro eligió "Drive", uno de los más votados; el film de Nicolas Winding, que en mi caso despertó una valoración más que notable, pero que, sin embargo, a la hora final, no figura en esta lista de los diez. En ese primer lugar, y esto lo sigo sosteniendo desde el día en que la vi, volví a ver, revisisioné tantas veces, sigue estando el film de Aki Kaurismaki, "El puerto", entrañable, fábula que me lleva a pensar que otra realidad es posible, aún en un contexto en el que la discriminación, la desigualdad, la indiferencia, están allí, instaladas, naturalizadas. Desde ese primer momento en el que me sentí maravillado y conmovido por este film, ambientado en la zona norte costera de Francia, donde según su realizador pudo admirar una pictórica luz, vi cómo esa realidad cotidiana se animaba desde una mirada poética que exploraba desde un tensionante juego de fuerzas nuevos modos de resistencia, en los que tenían lugar la fuerza de lo colectivo y la presencia de lo mágico.
No sólo se transforma en algo muy limitado elegir un recorte fílmico, un número tan acotado (no en relación con esta nota, aunque aquí es el espacio el que fija ese tope), sino el lugar que van ocupando; esto que hace a la jerarquización. En todo caso, y esto me tranquiliza, me libera de toda retórica, prefiero señalar de que se trata de hablar de aquello que a uno lo ha seducido, motivado, asombrado; que lo ha puesto en movimiento, que lo llevado a preguntarse, a indagar, a abrir diálogos, a permanecer con los ojos abiertos; como diría Jean Cocteau, soñando, pero con los ojos abiertos.
Ya en los primeros meses del año, la Academia, como pocas veces lo había hecho, saludó, en diferentes rubros, de manera desigual (me hubiera gustado que hubiesen sido compartido estos premios), a dos films que homenajeaban por un lado a una historia de amor y frustraciones, con epílogo feliz y mascota incluida, ambientada en los años del cine silente, rodada en blanco y negro. Y por el otro, evocando desde un relato narrado a la manera de Dickens, a quien fuera de uno de los magos y pioneros del cine, a uno de los tantos hacedores de tantas fantasías en la pantallas, George Melies. Así, se dieron la mano desde el cine francés "El artista" y desde la cálida y artesanal mano de Martin Scorsese, "La invención de Hugo Cabret".
Aún recuerdo sobre el escenario en la noche de la premiación, en los brazos de su primer actor, Jean Dujardin, a Uggie, ese perrito que en el film lleva adelante gran parte de la acción dramática, que interpreta, como un gran artista, los estados de ánimo de su amo. Y será a él, a quien socorra en un momento de gran dramatismo, sobre la hora final.
La mirada sobre el cine se volvió a animar, ahora, al revivir momentos del rodaje de "El príncipe y la corista" en "Mi semana con Marilyn" de Simon Curtis, film de corte memorialístico, en el que un asistente y amigo de la hoy mítica estrella escucha sus confidencias cuando su llegada a Londres. Y si del mundo del espectáculo hablamos, el nuevo film de los Muppets se transformó, a partir del reencuentro de los mismos, en una suerte de cruzada para recuperar aquello que podían llegar a perder; desde una jugada, divertida y nostálgica apuesta a la comedia musical que merece ser muy tenida en cuenta. De la misma manera Tim Burton reanimó el espìritu del serial televisivo, desde su tan identificable paleta gótica, con sus criaturas tan "freaks" y sus pasiones tan guignolescas, plenas de macabro humor, estridentes gritos, citas cinéfilas que arman el puzzle de sus "Sombras tenebrosas".
Diferentes itinerarios proyectaron las carteleras pese a ciertas limitaciones de cambio, aeropuertos cerrados y dificultades aduaneras. Pero una vez más más Woody Allen eligió otras ciudad europea y en este caso fue Roma, la que lleva en sí las máscaras de Fellini, Totó y Benigni y la que se abría con el "Volare" de Domenico Modugno. Cuatro historias que circulaban por las diferentes vías desde un viaje sentimental que nos deparaba a la manera de los films episódico de los sesenta muchas sorpresas y un poco más de picardía. Y esa introspección sobre el mismo personaje. Y esa mirada crítica sobre lo qué es noticia hoy en el mundo de los mass media. Y mirando hacia Oriente, un grupo de hombres y mujeres ingleses(elenco a considerar y destacar!!!)., ya veteranos, cada uno con sus historias, quiebres, postergaciones y algunas citas aún por realizar, veían cómo se abrían las puertas del exótico hotel Maringold, el que desde las páginas de Internet se promocionaba de una manera; pero que, al llegar...Bueno, después de todo, dependía de cada uno cómo poder vivir esta aventura.
A la hora de pensar en segundas oportunidades, cambios. O ese tercer acto, como algunos lo llaman, cómo no recordar ese personaje, honorable empresario y responsable burgués, padre de familia, esposo de una mujer que sólo piensa en sus horarios con la manicura y en paseo de compras, que un día decide ocupar esa habitación de su propiedad, junto a "Las mujeres del sexto piso"; todas ellas españolas, empleadas domésticas de ricos señores en esos años 60. quienes entre cantos, bailes y alguna escapada amorosa, le abrirán una nueva puerta, le marcarán otra frontera a su existencia. O bien como acontece en el film de Bent Hands, "El extraño Sr. Horten", cuyo protagonista, conductor de trenes, siempre ubicado en el mismo lugar, desde donde siempre la vida se ve de la misma manera, un día...
Polémico fue el estreno de "Shame", el film de SteveMcQueen que desde la desnudez integral de su actor nos va precipitando en una historia de terrible vacío y desamor, en un espacio de imágenes alienadas, de deseos generados de manera virtual, en las que la presencia del otro se reduce a la de puro espectro. Y a la hora de los debates, y en relación con los films seriales pre-existentes, el nuevo film de la serie 007 (actualmente en cartelera),"Skyfall" goza de una inusual ambigüedad en todos los òrdenes, además de presentar un tono melancólico que nos lleva al mismo terruño natal del mismo James Bond, espacio protegido por una presencia que viene de otros tiempos desde una destacada composición del eximio Albert Finney.
De Medio Oriente conocimos "La separación" uno de los films que más público, de los films extranjeros, llevó la cartelera de estrenos. El film de A. Farhadi, premiado y rechazado por igual en muestras y festivales, fue motivo de grandes polémicas y otro de los grandes hallazgos del año.
En otra de sus visiones más acertadas, así lo creo, Clint Eastwood se atrevió a abrir el espacio más íntimo, personal, proyectado hacia lo institucional en el film más ignorado por la Academia, en la noche de las premiaciones, "J. Edgar", un hallazgo que hoy muchos quieren silenciar. Y Wes Anderson nos regaló otra de sus fábulas con "Un reino bajo la luna" que puede ser leída desde numerosas claves, con sus típicos actores, con su imaginería de los 60, con sus crítica mordaz y desenfadada.
De los films argentinos elijo, en primer lugar, "El último Elvis" desde sus múltiples ángulos, por esa manera de mirar ese espacio marginal desde el cual se reconstruye, idealizando, a todo un mito hasta llevar adelante la misma naturaleza del sueño. Con la dirección de un joven Armando Bo y un cantante actor que ya se presentó en nuestros escenarios, este film, desde mi punto de vista, merece figurar entre los mejores de nuestro cine. Y a su lado, destaco otra opera prima, "El campo" de Hernán Belón y ver cómo en un recortado espacio, alejado del mundo urbano, una joven pareja comienza a experimentar una inusual y angustiante tensión.
En este párrafo final (debería haber figurado al principio), el admirable trabajo fílmico de Lech Majeswski, "El molino y la cruz" da cuenta de las notables posibilidades de pensar la relación del cine con las demás artes. Es la obra de Brueghel aquí la que se anima, la que se descubre desde lo no dicho frente a nuestra mirada, a partir de un trabajo de montaje, diseño y composición que pone al artificio y a los procedimientos frente a nuestros ojos. Y al mismo tiempo es esa época inquisitorial, símbolo de toda acto de persecución y degradación humanas, la que le otorga el relieve a la lecturas críticas del realizador.
Y al despedirnos (algunos films quedaron sin nombrar desde mi pluma), vemos cómo el personaje de "El chico de la bicicleta", esta nueva creación de los hermanos Dardenne, finalmente pudo encontrar un espacio de aliento, contención, esperanza.
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