Martes, 2 de abril de 2013 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. "TRABAJO NOCTURNO", EXPOSICIóN INDIVIDUAL DE CARLOS HERRERA
La esperada primera exposición desde 2009 del ganador del Premio arteBA Petrobras 2011, en Buenos Aires. Herrera organiza, con agudo criterio plástico, repertorios de objetos, hace del ready-made a lo Duchamp un poema material.
Por Beatriz Vignoli
El artista plástico Carlos Herrera (Rosario, 1976) eligió como título de su nueva muestra el de un poema de Juan Manuel Inchauspe (1940- 1991). "Trabajo nocturno" se titula su nueva exposición individual, hasta el 26 de este mes en la galería que lo representa en Argentina, Ruth Benzacar (Florida 1000, Buenos Aires). Primera exposición individual desde 2009 del ganador del Premio arteBA Petrobras 2011, fue muy esperada y ha tenido excelentes comentarios.
"Trabajo nocturno", el poema de Inchauspe, arma un montaje dialéctico entre dos escenas de un policial doméstico: una rata muerta y una gata sospechosa. "Moscas de alas tornasoladas / zumbaban alrededor del cadáver" y, en cuanto a la gata, "Su brillante pelaje estaba todavía / erizado por la electricidad de la noche". (Esta técnica de montaje es crucial al arte poética de Carlos Herrera). Trabajo nocturno es además el título de un libro del santafesino publicado en 1985 por la UNL y el de la poesía de Inchauspe reeditada en 2010 por UNL Editora y la EMR. De su poesía dice otro Herrera, el poeta y crítico Ricardo Herrera, que "ningún recurso formal se separa de la línea semántica; por el contrario, ella marca inflexiblemente el paso, impidiendo todo desvío hacia lo ornamental". Y lo mismo podría decirse de estas obras.
El diálogo de Carlos Herrera con la poesía y los poetas se da en varios niveles. Ha colaborado en dos ocasiones con Mariano Blatt, joven escritor cuya poesía es muy afín al universo de guaridas adolescentes que el artista exploró en su muestra "Temperatura perfecta" (Centro Cultural Ricardo Rojas, Buenos Aires, 2009). De ese mundo surgen los objetos personales desechados a los que Herrera une mediante precintos para formar las esculturas de su muestra "Hielo Locura" (Galería Zavaleta Lab, Buenos Aires, 2009). Para aquella muestra, Blatt escribió su libro de ese mismo título. Para "Trabajo nocturno", Blatt posa en una de las tres fotos del catálogo, donde el artista presenta lo que él llama "una ficción de performance": tres registros fotográficos de algo que podrían haber sido tres acciones en el lustrado piso de madera de la galería aún vacía y que complementan a las instalaciones estáticas de la muestra, sumando a su sentido.
En un nivel profundo, constitutivo, la poética de Carlos Herrera consiste a grandes rasgos en organizar, con agudo criterio plástico, repertorios de objetos de manera similar por lo demás a como un poeta elige las palabras que articulan sus composiciones. Podría decirse que ha logrado hacer del readymade a lo Duchamp un poema material. Palabras u objetos actúan en ambos casos menos como signos (abstractos o concretos) que como significantes en un campo imantado de significaciones particulares. En la estela de su Premio arteBA Petrobras de Artes Visuales 2011 por su polémica obra "Autorretrato para mi muerte", Herrera insiste con dos significantes clave: el par de zapatos y la bolsa de nylon (ese mismo año Carlos Herrera fue representante argentino con otra obra en la Bienal de Estambul).
Zapatos y bolsas son los dos continentes del vagabundo, que le permiten llevar lo mínimo: su propio cuerpo y sus pertenencias más elementales. Todas las esculturas e instalaciones que expone el rosarino en Benzacar pertenecen a la misma serie de aquella: "Autorretratos", iniciada en 2009 y trabajada hasta la actualidad inclusive, a lo largo de una beca Kuitca. El hábitat sedentario era el tema en "Temperatura perfecta", título que Herrera tomó del de una serie documental sobre ecosistemas del canal Animal Planet. En "Trabajo nocturno", el cuerpo del poeta desnudo y dormido para la "acción ficticia" en el entorno aséptico de la galería prefigura estas composiciones tridimensionales que remiten a lo básico indispensable.
Una de las esculturas de la serie "Autorretratos" es una caja de madera donde cabe solamente una muda de ropa. Otras, con bolsas de nylon colgadas de estructuras de hierro, fueron creadas a partir de ver en Buenos Aires a un hombre en situación de calle que se había organizado su precaria vida mediante bolsas. Todo estaba a la vista menos el contenido, enigmático, y que también en las esculturas de Herrera aparece velado por el blanco de la bolsa. El nylon de las cotidianas bolsitas adquiere en Herrera un doble valor, plástico y biográfico, de veladura pictórica y de membrana vital. El tiempo y la muerte son dos de sus obsesiones. De esto y mucho más conversó el artista con la cronista de Rosario/12 en un entorno muy adecuado para hablar de nómades contemporáneos: el "no lugar" de una estación de servicio en el cruce de dos grandes avenidas de Rosario, en una escala entre Buenos Aires y Pérez, sus dos lugares de residencia y trabajo.
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