"Arbol, hoja, salto, luz,/ aproximación,/ mueble, lana, gusto, pie,/ té, marcas, miradas.// Nube, loba, dedo, cal,/ gesticulador,/ hijo, cama, menta, sien,/ rey, fin, sol, amigo, cruz.// Alga, dado, cielo, riel,/ estalactita, mirador, corazón.// Hombre, rayo, felpa, sed,/ extremidad, insolación, parecer.// Clavo, coito, Dios / temor, mujer, por". Esta lista de palabras, como saben los fans de Luis Alberto Spinetta, es la letra de su canción "Por", del disco Artaud. Transcripta como si fuera un poema, lo que además sin duda es, constituye el texto curatorial de la muestra colectiva de dibujo Por, en Espiria Arte Contemporáneo (Montevideo 2124, planta alta).

¿Poema musicalizado o letra vuelta poema? En su nuevo contexto, dotado de esta vacilación nada inocente, el texto es ante todo un ready made de la curadora, Gabriela Gabelich, que se lo apropia junto con la firma del Flaco para dar una clave de entrada y de lectura a esta muestra que reformula el dibujo y donde el lenguaje visual se dibuja a sí mismo, de tal modo que es representada la representación.

Como en aquel famoso grabado de Escher donde la mano dibuja a la mano que dibuja, Laura Echenique dibuja en lápiz color piezas de vajilla cuyos motivos decorativos representan personajes dibujando, o sus instrumentos: un lápiz en un plato, por ejemplo. A un costado, sin representar nada más que a sí misma, se ve una escala de colores.

Maxi Masuelli recupera para la contemporaneidad el género de interior del taller del artista, con un similar juego de cajas chinas o de dibujo dentro del dibujo que tiene algo de la lógica de la enumeración caótica del poema citado y de la poesía actual. La obra de Fabiana Imola, Vitis incontans, se destaca por su belleza, su escala monumental y lo atinado de su ubicación, tras barandas art nouveau que parecen continuarse en los ramajes arduos de sus expresivos trazos en aguada de tinta china sobre film poliéster. Inventando hermosos monstruos como los que representaban la terra incognita de las antiguas cartografías, Pauline Fondevila navega por profundidades psicodélicas evocadoras del film Submarino amarillo en su serie de tinta y tinta color sobre papel Canto para los peces. Un vuelo también poético y fantástico, más cerca de la figura humana convencional de los comienzos del comic, a la que subvierte creando escenas de disparatada fantasía, se expresa en dos dibujos de Nöelle Lieber: el díptico Pensamientos dorados y la viñeta absurda Feliz cumpleaños.

Patricia Spessot vuelve tridimensional al dibujo en su objeto Astillas (2012), un collage sobre cuaderno. Catalina Greco lo vuelve invisible pero táctil en sus tramas de puntos gofrados. Silvia Lenardón lo reduce al mínimo formal con un máximo de rigor compositivo en una Naturaleza muerta con monigote y Gabriela Gabelich lo recobra como puro gesto insistente en sus caprichos orográficos esgrafiados, Dónde esconder una montaña. También Gastón Herrera, Ariel Costa y Emiliano Bonfanti exploran zonas de convergencia entre la abstracción gestual que es puro trazo expresivo y la forma orgánica como representación del paisaje natural. Una deliberada ingenuidad, tanto técnica como iconológica, enternece las escenas campestres de Fernando Boris Kriguer, uno de cuyos títulos es casi un verso de un poema: Una casa blanca se vuelve amarilla y una perra amarilla se vuelve blanca.