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Miércoles, 27 de enero de 2016

CULTURA / ESPECTáCULOS › ALAN ROBINSON PRESENTó EN ROSARIO LA OBRA COLECTIVA LA LEY DE LA LOCURA

Asamblea permanente a la luz de la luna

Como cada lunes desde el pasado 28 de diciembre, en el Paseo de la Diversidad de Corrientes y el río se dieron cita profesionales y colectivos de usuarios para defender la Ley de Salud Mental. Allí se presentó el libro de Robinson.

 Por Beatriz Vignoli

"Dejar la medicación como acto político; el delirio como derecho y la locura como identidad". Estas tres consignas pronunciadas por su autor, Alan Robinson, el lunes pasado en la presentación de su libro La ley de la locura, quedaron resonando fuerte entre una concurrencia que las escuchó desde sus trayectorias de lucha. El sentido de la presencia de todos allí era defender la Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones 26.657. Una de las participantes, Vanesa (psicóloga que trabaja como acompañante terapéutica y participa en la coordinación de un taller literario con usuarios de servicios de salud mental y en la edición de una revista literaria con usuarios de esos servicios, Zona Luz) comentó a esta cronista el día siguiente que las tres consignas de Robinson, luego de la presentación, fueron comentadas y pensadas entre los "compañeros psicólogos". ¿Acaso ejes posibles de un trabajo futuro? Autor, actor, chamán y editor, Robinson contó a Rosario/12: "Tuve que aprender a amar y a perdonar a quienes me torturaron".

Quien así hablaba es un sobreviviente, pero no de un campo de concentración clandestino dictatorial sino de una clínica psiquiátrica privada, donde estuvo seis meses sin ver a sus seres queridos y lo encerraron aislado una semana en un cubículo de tres metros por dos.

Salió y escribió un libro, Actuar como loco, donde retoma ideas de Antonin Artaud y ritos de la cultura Lakota para repensar el arte de la performance como una alquimia sagrada con el fuego de la locura. Publicado por Milena Caserola en 2013, Actuar como loco fue reeditado por la Editorial Los hermanos, sello cooperativo independiente que Alan Robinson dirige con su hermano Eric, dibujante e ilustrador de la segunda edición del libro. La Editorial Los hermanos publicó en 2015 La ley de la locura. Diálogos entre sobrevivientes del manicomio y la ley 26.657. El texto de la ley se incluye completo en la edición junto con el del Decreto 603/2013 que aprueba su reglamentación. El libro reúne los testimonios prologados y anotados de cinco autores, quienes, como contó Alan en la presentación, cobran por la venta del libro un 40 por ciento del precio de tapa, ya que el libro representa una salida laboral.

Los autores son Jorge Bogojevich, Alejandro Erquiaga, Alicia Albano, Octavio Bolomo y Alan Robinson. Alicia Albano hace un aporte crucial a través del concepto de "la dignidad del riesgo", donde retoma (acaso sin saberlo) ideas de la antipsiquiatría sobre cómo abordar en forma digna y en la intimidad del hogar esos pocos días de crisis que no tendrían por qué arrojar a nadie a la internación y la sobremedicación prolongadas, o al estigma de por vida. Casi todos los testimoniantes pasaron antes por otras instituciones represivas, como una detención o una conscripción en plena dictadura. Bogojevich, carpintero y laburante, llega al hospital psiquiátrico monovalente porque no puede dormir y se le aparece en el cielo una visión de Dios. Erquiaga estuvo cuatro meses pidiendo que lo dejen salir al patio y sentarse bajo un árbol. Los derechos humanos son objeto de arduas negociaciones en el manicomio, "donde se pierden muchas cosas pero lo que más cuesta recuperar es la dignidad", como dijo Alan en la presentación. El sociólogo Edwin Gorfman denomina "institución total" a ciertos espacios arrasadores de subjetividades: el manicomio es uno.

La Ley 26.657, que propone abolirlos, tiene detrás una historia, que se remonta a los 60 y los 70, a Enrique Pichon Riviére y Miguel Moulins. Hiló el hilo de esta historia, en una entrevista, Iris Valles, psicóloga. Ella y su colega Lisandro Sagué son consejeros de la Red Experiencia Santa Fe en el Consejo Consultivo Nacional para la implementación de la Ley de Salud Mental. Valles destacó varias veces la parte del texto de la ley donde se presupone capacidad en el otro, como un semejante, en contraposición a la obsoleta "discapacidad".

Es importante subrayar que esta Ley instala la figura del "usuario de servicios en salud mental" y abre así el espacio para nuevas organizaciones comunitarias y para nuevos sujetos políticos y jurídicos que se expresan públicamente, confiando en su derecho a ser escuchados. La primera convocatoria formal a defender la Ley de Salud Mental cada lunes a las 19 en el Paseo de la Diversidad (Corrientes y el río) fue el 28 de diciembre de 2015. "Los locos y los inocentes nos juntan", asoció Valles con una sonrisa. Cabe agregar: "Y la luna", ya que una luna llena enorme doraba el río Paraná como telón de fondo, lo mismo que cuatro semanas atrás. Ya van cinco asambleas y el lunes es la sexta. Siempre detrás la pirámide espejada y ante la balaustrada ribereña, este es un sector del espacio público que esta asamblea ya hizo suya, como comentó una de las participantes. Tras enumerar todas las organizaciones y líneas que confluyen en esta asamblea, Valles señaló que la novedad ahora es, precisamente, la presencia de los colectivos de usuarios. "Te interpelan en tus lugares de poder, como psicólogo", reflexionaba no sin satisfacción Valles mientras se oía cantar y tocar una guitarra: el músico era uno de los usuarios organizados que minutos antes se había presentado con sus compañeros ofreciendo un lenguaje de música y colores, más allá de las palabras.

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Alan Robinson, impulsor de la Ley de la locura, momentos antes de la presentación
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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