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Viernes, 12 de agosto de 2016

CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. CHANGO SPASIUK PRESENTA SU DISCO OTRAS CANCIONES

Otra senda para encontrar el sonido

Creadas para formar parte de diversos proyectos audiovisuales, las obras reunidas por el acordeonista permiten descubrir nuevas facetas autorales de un compositor que, aún consagrado, se reconoce en una búsqueda constante de la propia voz.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Desde fines de los 90, Chango Spasiuk comenzó a vincularse con el mundo del cine aportando sus siempre personales creaciones. En todo este tiempo, esas obras fueron archivándose y reencontrándose con el compositor misionero que, a fines de 2015 y mientras aguardaba el nacimiento de su tercer hija, decidió darle unidad musical a esos trabajos creados con destino de banda de sonido. De ese modo surgió Otras músicas, un disco cautivante que esta noche, a las 21.30, tendrá su presentación en el Teatro El Círculo de Laprida y Mendoza.

Acompañado por Matías Martino en piano, Macerlo Dellamea en guitarra, Juan Pablo Navarro en contrabajo, Marcos Villalba en percusión, Pablo Farhat en violín, Diego Arolfo en guitarra y voz, Heleen de Jong en violoncello y, como invitada, Lorena Astudillo en voz, el acordeonista promete además un abordaje a algunos de sus clásicos, aunque reafirma que el eje estará puesto en darle rodaje a estas otras músicas, creadas para el documental Reserva Campo San Juan, para su propio ciclo en Encuentro (Pequeños Universos) y para films como Los Marziano de Ana Katz, El agua del fin del mundo de Paula Siero, Vagón fumador de Verónica Chen, Carancho de Pablo Trapero, Detrás del sol, más cielo de Gastón Gularte y La soledad de Maximiliano González, y reunidas en un disco que, como bonus tracks, suma reversiones sobre "Seguir viviendo sin tu amor" de Spinetta y "Gloomy Sundays" de Billie Holiday.

Sobre esas creaciones, en diálogo con Rosario/12 es Spasiuk el que apunta: "Son canciones que de alguna manera tenían una conexión, que hacían una escucha amable. Pero que están grabadas en diferentes momentos, en diferentes estudios, con distintas formaciones. Empatar todo ese sonido para lograr una escucha coherente, sin sobresaltos, me llevó algunos meses, siempre motivado por el placer que me generaba escuchar esto que muy poca gente conoce, o que si escuchó en una película, en alguna escena, tal vez nunca lo haya asociado conmigo. En algún punto, aparecía como un miedito de que quedaran en el olvido, entonces de esta manera quedan expuestas, las comparto. Ese es el motivador del disco".

- Un factor común que surge al repasar el destino de estas composiciones es que no se trata de películas que pertenezcan al mainstream. ¿Te interesaron los proyectos precisamente por su origen, por no pertenecer a la gran industria?

- No, en realidad a cualquier proyecto, sea en cine o cualquier otra circunstancia, si es una posibilidad de aprender algo más, de experimentar, de desarrollar algo que hasta ese momento no había hecho, lo tomo. Porque es una posibilidad de aprender. No me preocupaba mucho que fuesen películas de bajo presupuesto, o de directores que tal vez no eran tan conocidos (aunque hay también directores conocidos). Más allá de eso, el disparador era la posibilidad de componer música, de grabar en un estudio, de pensar en convocar algún pianista al que admiro, y por éso aparecen Popi Spatocco, Diego Schissi, Darío Eskenazi o Bob Telson. Me permitió trabajar con esa gente, hacer un desarrollo estético. El motivador es siempre la posibilidad de permitirte hacer algo más que hasta ese momento no había hecho.

Y no es menor la referencia de Spasiuk a los pianistas, ya que él mismo toma al piano como herramienta de composición. "Es muy subjetivo hablar de música, pero siento que es mejor componer con el piano --aclara--. Siento que tiene un punto de partida mucho más amplio, no estoy tan condicionado al instrumento. Aunque después con el acordeón puedo volar y desarrollar. Pero las ideas prefiero desarrollarlas desde el piano".

En vivo, la tarea pianística estará a cargo de Martino, que asumió la labor de traspasar esas grabaciones y, por supuesto, de darles su propia mirada, a partir de la concepción que Spasiuk tiene respecto a la labor grupal. "En la coparticipación de desarrollar sus propias partes en función de una idea, los músicos hacen un aporte creativo enorme. Esa es mi manera de trabajar, si hay alguien que se le ocurre una idea mejor que la mía, bienvenida sea, porque el fin es tocar música bella, o hacerla lo más bella posible dentro de nuestras posibilidades. En mi discografía hay temas como 'Tierra colorada' que grabé tres veces y son tres versiones distintas, porque siempre siento que hay algo más que le faltaba a la versión anterior, y si lo puedo mejorar lo hago. No me genera mucho conflicto mostrar mis puntos débiles como músico, como compositor", reconoce.

Y agrega: "Estoy mucho más atento al proceso de mejorarme, de reelaborar mis ideas para ver si puedo llegar a una síntesis mejor. Eso pesa mucho más que quedar expuesto a una persona como un músico que no termina de definir del todo sus ideas musicalmente. Porque es una constante búsqueda, entonces dar por sentado que sabés todas las idas y vueltas de este lenguaje sonoro sería pararse en un lugar que atentaría con todo mi proceso creativo. Y eso que tengo muchos años en esto, pero por suerte mantengo la flexibilidad de romper y volver a construir".

Comprendiendo que Otras músicas no se encadena como una continuación conceptual de sus discos de estudio, Spasiuk ya está atento al desarrollo de un nuevo material. "Ya estoy tirando mis apuntes, tengo una idea conceptual alrededor de la cual va a girar el disco --anticipa--. En estos días incluso había llegado a una idea, porque cuando te ponés a hablar, cuando alguien te pregunta, llegás a ciertas ideas. E indudablemente el centro de mi música es el chamamé, la tradición del chamamé, y el sonido camarístico".

En esa búsqueda sonora, la tríada esencial es la de acordeón, violín y percusión, una formación acústica que se conecta directamente con sus primeros toques en la localidad de Apóstoles, cuando siendo un niño acompañaba en los bailes a su padre, violinista aficionado. "Soy un enamorado del sonido acústico", admite hoy Spasiuk, que no se detiene en su condición de consagrado y apunta siempre a sostener una búsqueda estética y artística. "Puedo experimentar con la música electrónica, con otro tipo de texturas, pero una y otra vez voy a volver a mi centro de gravedad que es la tradición del chamamé, las polkas y el chotis --reflexiona--. Lo más difícil es correrte de los clichés, de los estereotipos. A veces el chamamé ha quedado muy tomado de un estereotipo de baile, de música alegre, de música para determinado contexto. Pero es una música tan inmensa que es un desperdicio tratar de abordarla desde esa única perspectiva. Es un mundo sonoro muy amplio, muy complejo, muy inmenso, que invita a que se hagan nuevas lecturas de él. Buscando tu propio sonido te ves haciendo ese trabajo. Mi fuerza está en la búsqueda de encontrar mi propio sonido".

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Chango Spasiuk y su acordeón, instrumento que, curiosamente, no utiliza para componer.
 
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