rosario

Jueves, 10 de diciembre de 2009

CONTRATAPA

Una reflexión sobre demografía global

 Por Eugenio Previgliano

Leo un informe sobre cambio global que sugiere el fracaso de las predicciones Ehrlich que arengaban sobre la perdida batalla de la raza humana en razón de su capacidad de multiplicarse.

A partir de 1970, dice el ilustre demógrafo Carl Haub, la población adoptó una tendencia a estabilizarse en una tasa global de 2.5 hijos por mujer, y a este indicador Haub lo llama "Argentine Model", o sea "Modelo Argentino".

Visto desde allí el informe, detallado, preciso, ilustrado, muestra que tanto en México como en Suecia la tasa de natalidad, y la diferencia entre el número de los que nacen y los que mueren, se estabiliza o se achica. Dos hijos o tres por mujer, promedio, entre todos, como si fuera vista, la mujer, desde un Sputnik, desde la Luna, que según Jaime Sabines, "se puede tomar a cucharadas o como una cápsula cada dos horas porque es buena como hipnótico y sedante y tambien alivia a los que se han intoxicado de filosofía".

Una vez al mes la luna celebra el plenilunio como los perros que habían en mi niñez en el verano, una sola o dos veces a lo sumo le cantaban a ladridos en todo el verano y después del último canto de los perros ya había que volver a Rosario, que no era tan global, tan tropical, tan húmeda y lluviosa como en estos, mis días de madurez.

¿Hay más gente viva que difuntos? Es difícil de saber cuando se vive rodeado de gentes que muchas veces parecen zombies; naciendo en la Argentina la esperanza de vida es de 75 años, pero es de 72 años si se es varón y 79 si se es mujer y más aún, es 65 si se es mujer tucumana y 63 si se es varón tucumano. ¿Qué piensa aquél que cumple sesenta y cinco años de la vida, de la esperanza, de la mujer? En los días en que trabajaba en la Provincia, por ejemplo, nos pasábamos las mañanas mirando estadísticas poblacionales de los asentamientos irregulares de Rosario que entonces eran 72 y ahora rondarán acaso los cien, pero se vé que ahí no conocían el Modelo Argentino del Profesor Carl Haub, porque por mujer las cuentas desde el Sputnik nos daban cinco y medio o seis hijos pero el resultado final quien sabe, porque la curva poblacional se achataba en el nivel que representa a la gente de tres años de edad, aunque hace ya de esto mucho tiempo, un cuarto de siglo, veinticinco años, la edad en que muchas se reciben de abogada en esas paradójicas Universidades Privadas.

Y después está Charlie Chaplin; que cuando yo ya era chico y él tenía muchísimos años, tuvo un hijo con Oona O Neal, pero ya tenía otra hija que era más chica que yo, también con Oona O Neal y tuvo siete hijos más con Oona O Neal que tuvo dieciocho cuando Chaplin tenía cincuenta y cuatro, pero ocho son los hijos que mi tocayo Eugene O Neal no conoció porque estaba indignado y se murió en 1977, un año que yo pasé en Coronda a causa de la cruel transposición política que había en ese momento y el año siguiente, sin darme cuenta, como Charlie Chaplin pedí asilo político en Estados Unidos, pero también en Inglaterra y en Francia, aunque al final me volví a Rosario, porque me levantaron la estada a disposición del poder ejecutivo y no tenía yo quizás veinte años en esos días en que ya la tasa de natalidad global empezaba a descender, vista desde la luna, sobre quien Sabines, que murió en 1999 a la edad de 72 años, pero aún sigue cantando, recomienda: "dale la llave de la luna a los presos y a los desencantados".

Jaime Sabines por ejemplo, mucho más mexicano que Chaplin, tuvo cuatro hijos con una única mujer pero esos poemas que dejó escritos todavía conmueven a los que saben leerlo. Un día Sabines se cayó de una escalera y se fracturó una pierna y la cadera, pero tenía 50 años y la esperanza de vida en méxico en ese entonces era de 62 años, de modo que publicó muchos libros más. "Estoy anota por ahí metido en política otra vez. Sé que no sirvo para nada, pero me utilizan. Y me exhiben: Poeta de la familia mariposa circense atravesado por un alfiler, vitrina 5; y sin embargo el presidente Zedillo, cuando murió, no el presidente, sino Sabines, quien había andado con la cadera recauchutada de diputado por Chiapas , dijo: "es uno de los más importantes poetas del país en el siglo XX" y Zedillo esto lo dijo cuando no tenía ni cincuenta años, y ya era presidente de México, un país con una esperanza de vida muy importante.

"Unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir", nos anotó Sabines, cuando México ya iba en lo demográfico camino al Modelo Argentino, unos años antes de que la Argentina evolucionara hacia el Modelo Político Mexicano.

No sé si fue que escribio esto cuando vivia en Tuxla Gutierrez, cuando volvió a Chiapas despues de su primer accidente o cuando ya había vuelto a volver al DF de diputado, no sé a cuál edad, si ya a los sesenta y cinco, que era la esperanza de vida en su tiempo en el DF, igual que ahora en Tucumán, o más joven, cuando a los cincuenta se quedó tullido, o a los dos años de edad, cuando emigró hacia Cuba con su familia árabe desde el Africa ardiente.

La cuestión es que creo fervientemente necesario lo de Jaime Sabines, poeta mexicano: "Para los condenados a muerte y para los condenados a vida no hay mejor estimulante que la luna en dosis precisas y controladas".

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