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Domingo, 19 de enero de 2014

CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA

La hora cero

 Por Adrián Abonizio

* Ella ha oído los casos de espionaje informático pero nada sabe de esa cuestión. Sólo distingue que sus antenas se paran al oir las conversaciones pared de por medio de la pareja nueva que vive allí. Toma el vaso de vidrio y con una delicadeza amorosa pega el oído al recipiente. Si alguien la interrogara se acuerda de todos los detalles, no precisa anotar. "Eso es para los espías torpes", se dice y corre porque ha escuchado un rumor tras el cuadro.

* Es la hora de los diablos, de los diamantes que son saqueados de las cajas fuertes, de las doncellas entrando a las camas nupciales de lo reyes y de los suicidas. El elige al azar una carta y salta por la ventana porque intuye que va a caer en el lecho mullido de una gran sueño que se parece a la muerte pero no lo es. Luego de la medianoche nada es igual al minuto anterior.

* Entraron a Buenos aires en un coche doble camello de los de antes, de los ochenta cuando intentaban cordialmente saquear a esta ciudad dormida. En la radio sonaba Buenos Aires Hora Cero de Piazzolla y se pusieron a llorar abrazados. Cuando Astor murió ellos seguían juntos, habían formado una familia y eran a su modo felices, reinando sobre un alfeizar de luces desde donde veían el Riachuelo y las costas de Uruguay, como duendes danzarines en sus lucecitas durmieron esa noche abrazados sin más ánimo que un rezo que nunca se dijeron en voz alta, distintos, personales.

* El es un niño que ha hecho un pacto con el Malo: En la terraza de verano, con las nocturnidades de sombras y luces de las casas vecinas, le hace fuerzas para que se le cumplan los deseos. Entre otras cosas quiere una mujer desnuda, lo necesita con todo el cuerpo de su fiebre de doce años. Abre los ojos y sólo las estrellas impregnadas en su retina lo saludan. De pronto se enciende la almena del techo de al lado. Salta como un gato y por una hendija puede percibir a su vecina nueva que esa noche ha decidido bañarse a esa hora innecesaria, agobiada por el calor y la voz misteriosa que la ha llevado hasta la ducha.

* "Son la cero horas en punto en todo el país" y un timbal extraño suena a través de la tela verde que protege al parlante de la radio Splendid, éter nocturno de los arcanos. Esa sensación de melancolía por las cosas aún no ocurridas lo perseguirá toda la vida y convertirá su nostalgia del futuro en novelas de la noche.

* La voz de la noche, las glicinas, el olor a tilo, la fuente de agua de la casa de ricos que fluye como una persitente llamada que hay un mundo mejor y más confortable. Pero él elige, el pozo de lucecitas perfumadas a zanjón, las ranas cantando con voces roncas, su mamá en la silla de playa, las fotos de las nudistas que atesoró bajo la almohada y quedarse escuchando los ruidos de la noche, la voz de la noche que lo llama cuando todo se ha acallado y es la hora cero del lobo y mucho más, mucho más allá del crujir acompasado de la cama de sus padres y el gato llamándolo al patio, donde desnudo le pregunta a la luna que hará el con su vidita llena de un peso específico de ganas de saltar sobre la cordillera hasta que amanezca y regrese ya convertido en niño de nuevo.

* La hora del antes o el después. Medianoche de Navidad, las Mutaciones y los Hechizos. El Año Nuevo, Vida nueva. Piensa que de algún modo la noche del 24 de diciembre es una monstruosidad sorprendente: Antes de que las manecillas del reloj se junten para procrear y de ese acoplamiento un niño nazca, un Dios Blanco en su trineo surcará los cielos y el mundo estará en paz. Le da pánico que esta metafísica de la Oscuridad sea tomada como un buen augurio. Por eso se esconde, como los perros de los cohetes, dentro del armario. Noche Blanca del Calor y del Terror.

* En la medianoche, casi con exactitud, el abuelo sale de su letargo, emergiendo de un mar de sábanas y apostrofa. Da sentencias, elige nombres, repasa la historia y luego se duerme. Sucede siempre cuando las doce campanadas se van cerrando. La última oración fue. "Y tengan fe, que la tostada no siempre cae boca abajo, donde está la mermelada". Es como un augur de La Hora Cero. Algunos militantes de la nada lo graban y están compilándolo pero él ni sabe en que hora, mundo y o planeta vive.

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