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Miércoles, 31 de diciembre de 2008

CORREO

Regalo

El 26 de diciembre de este prematuro y anciano 2008, en la Sociedad de Pediatría, nos encontramos a diseñar parte del CONARPE (Congreso Nacional de Pediatría del 2009), cuando llegó un regalo de la imprenta, con las clásicas botellas y dulces, acompañado por un objeto extraño.

Primero pensamos que se trataba de un adorno, el más votado fue un exótico almanaque, hasta que mis viejas sinapsis despertaron la memoria retrógrada y ayudó a descifrar el elemento, nada familiar...

En 1434, Johannes Gutenberg trabajaba con otros socios, en una fábrica de espejos, pero en secreto, gestaba un gran invento, quizás el primero en democratizar los conocimientos. Moldeó letras que permitían multiplicar, compartir y expandir los pensamientos escritos. Como pasa siempre, el "genio" no se lleva de acuerdo con los negocios del momento y parece que uno de sus financistas: el rico abogado Johan Fust, lo traicionó y le ganó uno de los tantos juicios y pleitos que en su vida perdió. De todos modos, el invento se expandió y lo inmortalizó. El objeto recibido por la sociedad de pediatría, reproducía el primer molde con las tres letras del logo de identificación y si hubiéramos tenido a mano algún espejo, habríamos recompuesto la sigla "SPR" (Sociedad de Pediatría de Rosario).

Miguel, el más joven de la escena, hijo de nuestro perdido y leal compañero Galicchio, recordó la imprenta de su escuela San José. Otra vez la casualidad﷓causalidad, timoneó mi memoria y ya en casa encontré en un placard los moldes que en los 70, utilizaron para editar lo que titulé "Estudio interdisciplinario sobre agresión infantil" con el prólogo que escribió el emblemático Carlos Gianantonio. Justamente, la cita de ese día era para definir el módulo de Violencia tan crecida e infiltrada en nuestra existencia.

Cuando una institución es "uterotrópica" y provoca encuentros productivos, juntando proyectos y recuerdos de jóvenes y viejos, aparece lo que nos dice el querido Paco Maglio: "En la vida nada es un azar y todo encuentro casual es una cita", haciendo eco de la frase de Borges. La tecnología ya enterró el invento de Gutenberg y seguramente mis nietos o alguno de sus compañeros, inventarán algo mejor que el mail o Internet, para lograr que las palabras y los pensamientos, acompañen el vuelo de los pájaros que habiten sus cielos.

Mirta Guelman de Javkin

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