rosario

Jueves, 20 de agosto de 2009

CORREO

Foja cero

"Estamos al horno". Es una frase novísima por estos días. Los políticos de todas las seudo tendencias como siempre desplazándose por su carril, y atentos a sus millonarios sueldos y negocios personales. Y el pueblo históricamente envuelto en su telaraña de desorientación, y cada día con una mayor cuota de resentimiento, agresividad y pauperización.

"Este es el espejo que ofrece la calle", y nadie que se precie de tener "dos dedos de frente", como se decía otrora, podría desmentirlo.

Y encima para denigrar aún más a los habitantes de este suelo, la televisión y sus jactanciosos ratings, sin barrera alguna a la vista de parte de algún magistrado, hace trizas permanentemente hasta los más supremos símbolos patrios.

¿Será posible que cada tres o cuatro años, los argentinos estemos convocados a un nuevo naufragio, a pesar de contar con tantos bienes providenciales? ¡Yo creo que ni Dios lo puede explicar!

Felipe Demauro

[email protected]


Caballos

Presenté un proyecto para prohibir en todo el ejido urbano la circulación y utilización en todas sus formas de animales en el tiro de vehículos de tracción a sangre, se formen cooperativas de trabajo y se les entregue un vehiculo que reemplace al caballo. El carro tirado por caballos es un peligro tanto para los que lo usan, que generalmente son menores, como para el resto de la ciudadanía, ya que no tienen ningún tipo de señalización.

Los caballos en general están en muy mal estado de salud, desnutridos, deshidratados, con lesiones óseas irreversibles, heridas y patas lastimadas por no contar con herraduras. Además, todos de alguna manera

hemos sido testigos del maltrato a que son sometidos.

Soy conciente de la necesidad que tienen las personas que los utilizan para su sustento. Por ese mismo motivo propongo que los reemplacen por vehículos de carga, tipo Zootropos que fueron entregados por la Municipalidad de Córdoba, con señalizaciones para su seguridad en las calles.

A su vez, la Municipalidad debe asesorarlos para que puedan formar cooperativas de trabajo y continuar con su labor. Conectarlos con las

empresas para que puedan vender lo que colectan y establecer puntos de entrega y almacenamiento. La prohibición sería gradual y por zonas.

También se deberá habilitar un lugar para los caballos con personal idóneo para cuidarlos.

Jorge Boasso

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