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Miércoles, 15 de junio de 2011

CORREO

La alianza que no fue

La sorprendente decisión del PSP de escapar de la alianza nacional con la UCR puede interpretarse desde dos puntos de vista diametralmente opuestos. Por un lado, y tomado sus propias declaraciones, lo hacen por razones principistas de los dirigentes del partido gobernante en Santa Fe, para evitar contaminarse con el sector de centro derecha que encabeza De Narváez en la provincia de Buenos Aires. Por otra parte, aparece una cara opuesta a esta magnífica expresión de purismo ideológico, al suponerse la existencia de un contubernio gatopardista destinado a permitir la reelección kirchnerista a partir de debilitar a la oposición y evitar la segunda vuelta.

La primera razón se diluye rápidamente si se considera que la misma dirigencia promovió desde su inicio la incorporación del Partido Demócrata Progresista al Frente Progresista Cívico y Social. Respecto a este partido nadie puede desconocer su ubicación política de centro derecha, a la que se suma su trágica colaboración procesista en la ciudad de Rosario. Hoy cuenta con diputados en la Nación y la provincia de Santa Fe, apareciendo también en la lista de concejales en la ciudad de Rosario, todos propuestos y respaldados por el oficialismo.

Respecto a la segunda interpretación no sería muy serio expedirse sobre ella, en razón de tratarse de una presunción, no obstante lo cual y como afiliado a la UCR en la provincia de Santa Fe me siento etimológicamente defraudado, estafado políticamente y susbsumido a una mínima expresión.

Los dirigentes socialistas han hegemonizado como propios, en forma exclusiva, los éxitos provinciales, sin mencionar que para lograrlos hicieron uso de los nombres de mujeres y hombres de nuestro partido, actuaron siempre con el respaldo de nuestra estructura e historia y en especial sumaron nuestros votos.

Ahora, cuando ya se instalaron, nos dan la espalda, rechazan la integración ofrecida a la fórmula presidencial y como si ello fuera poco coquetean con los transversales convocados oportunamente por Néstor, cuya más clara expresión política es la de ser antirradicales (vg. Pino Solanas y Luis Juez).

La UCR es demasiado grande y trascendente en la política argentina para sentirse rebajada por estos tibios dirigentes, es por ello que simplemente debemos repudiar la decisión socialista y no perder de vista en el futuro que corresponde ser mucho más cuidadosos al elegir las "compañías".

Carlos Alberto Lorenzo

Afiliado UCR

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