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Miércoles, 31 de octubre de 2012

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Dragado

El 26 de octubre se cumplieron 114 años de la creación de la repartición; hace mucho tiempo que el declive marca el rumbo de Dirección de Construcciones Portuarias y Vías Navegables (CPVN). Desde la democracia hasta hoy, detrás del paso de ministros, subsecretarios y directores nacionales sólo se ha cumplido con el formalismo propio de sus funciones, no existe nada que los recuerde como verdaderos artífices de la recuperación de puertos y vías navegables. Desde que se desreguló y se adjudicaron al sector privado las principales áreas de dragado, CPVN no ha recibido un presupuesto acorde a los requerimientos de las prestaciones en los espejos de agua todavía no concesionados. La actividad ha sobrevivido con acuerdos operativos que en lugar de agilizar los trabajos le agregan mayor burocracia diluyendo las responsabilidades políticas. Simplemente con recorrer los distritos podemos registrar el abandono al que hemos sido sometidos; ni tampoco es exagerado decir que estamos ante la ausencia del Estado. Esta ausencia es una de las caras del abandono y es la que hace posible el derrumbe operativo manteniendo un sinfín de irregularidades como los atrasos en el pago de los servicios públicos, algo humillante para un organismo centenario. Este gobierno tiene 10 años de hacer cosas positivas: YPF, el Banco Central, el Correo, etc. ¿Cuándo le toca a nuestra repartición? Hay un viejo dicho en la jerga marinera: "Sólo cuando baja la marea se puede saber quién nadaba desnudo". Acaso los logros en importantes sectores de la economía y la bonanza de los precios internacionales son insuficientes para ocultar la desnudez en materia de dragado. Estamos cansados que las autoridades del área se comprometan una y otra vez a recuperar el plantel flotante, a manifestar la buena voluntad sin resultados concretos; a decir que los cambios buscan reactivar al sector. Lo que se heredó es el fracaso de un sistema de gestión que se acumula año tras año. Revertir esta situación es promover un cambio a fondo y no se hace cambiando funcionarios, se hace con presupuesto, con un plan de reparaciones, con un programa de dragado con plazos y objetivos. Los atrasos en la liquidación de viáticos, la carencia logística, el desorden administrativo, la deuda de la manutención al personal, es la manifestación más notoria de esa ausencia. Lo que cuentan son los hechos, porque son estos, los que definitivamente podrán corregir la deriva hacia el desastre. Hemos firmado una tregua, es un plazo medible, bien concreto. Es un espacio que se debe aprovechar para devolver la confianza de lo contrario la desnudez del gobierno en esta materia solamente se volverá a cubrir con la próxima marea de imprevisiones.

Edgardo Arrieta

Secretario General

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