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Sábado, 14 de septiembre de 2013

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Eduardo Galeano escribió el relato "El nombre robado" sobre el pueblo Violeta Parra de Chile, al que durante la dictadura Pinochetista intentaron cambiarle el nombre, pero la comunidad nunca lo aceptó

En Rosario, en las recónditas barriadas suceden cosas maravillosas.

El 7 de diciembre pasado en la escuela Nº 551, ubicada en Ayolas y Grandoli, en La Tablada, se vivió una fiesta.

Esta escuela, como tantas de la provincia, contaban con un número asignado por el Ministerio de Educación, la 551, pero sin nombre.

Mónica Evangelisti, la directora, y el docente de historia Carlos Cárdenas movilizaron la búsqueda de un nombre para la escuela. Ahí comenzaron las propuestas de las que surgieron cuatro nombres de la tarea didáctica previa a al votación. Sonia Beatriz González fue el nombre elegido mayoritariamente por los pibes.

Sonia era ex alumna, vecina del barrio y obrera del frigorífico Swift, que además representaba a sus compañeros como delegada laboral. Sonia tenía 18 años cuando la desaparecieron en 1976.

Con todos los pasos didácticos concluidos y el aval democrático de la elección, esa tarde, la escuela se preparó para festejar con la comunidad educativa y barrial su mayor logro. Bautizar a la escuela con el nombre de una ex﷓alumna y trabajadora.

Todos sabemos que no es tarea sencilla nombrar a las instituciones con la identidad de trabajadores, lo que significa un doble logro. Desde las 18 horas, en el patio soleado de "La Sonia" unas cien sillas con guirnaldas sobre todo el espacio. A los costados en todo el perímetro había colgados afiches alusivos realizado por los alumnos.

En representación de la familia González estuvo el sobrino de Sonia, que con solo balbucear unas palabras llenó de emoción a las 400 personas que estábamos. Y también estuvieron las tenaces Madres de la Plaza 25 de mayo, Elsa "Chiche" Massa y Norma Vermeulen.

La directora dijo: "Sonia debería tener mi edad y estar aquí con nosotros, pero son un sinnúmero de compañeros que desaparecieron y tenemos la obligación de mantenerlos en la memoria".

Estos eventos alejados de las realidades mediáticas son un ejemplo para todos los incrédulos que aluden en discursos sobre la juventud una incansable seguidilla de reprobaciones. La 551 es una escuela en el corazón de barrio La Tablada y se llama Sonia Beatriz González, que es el nombre de una compañera "jugada por" la comunidad. Sonia era una flor de 18 años que la arrancaron, pero nacieron 1000 pimpollos más.

Daniel de San Benito

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