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Viernes, 5 de agosto de 2016

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Correo

Intolerancia

El viernes primero de julio a las 3 de la mañana ocurrió un lamentable hecho del que fue víctima un gran compañero, Emanuel Nicolás Soverchia, comprometido con el periodismo de investigación y con las causas populares de la ciudad donde se lo necesita el está presente, por eso se lo discrimina y censuran en algunos medios además de ser perseguido, difamado desde las redes sociales por funcionarios escondidos en perfiles falsos o algunos medios adicto al gobierno municipal que no aceptan la libertad de expresión del diferente, como si todos tuvieran que construir una mentira de una gestión basada en la plata, la prepotencia, el personalismo, la agresión desmedida como si fuera un juego virtual de dos pibes jugando a la play, sin medir consecuencias al entorno de los que ellos dañan. Yo también fui víctima de estas prácticas. Estoy aun sin vehículo por que le pusieron 2 kilos de arena en el motor, además de violarse derechos acusando, juzgando y condenando públicamente por real malicia, figura de la dictadura. Imitan prácticas políticas acordes a esos salteadores del poder, que tanto daño hicieron a generaciones. Las actitudes de este gobierno municipal produce impotencia, rabia, indignación, además de dañar la salud de muchos ciudadanos víctimas de estas prácticas. En muchas editoriales hablamos de impunidad como se maneja la intendente y cía., con la complicidad de los que deberían controlar, poner límites defendiendo el estado de derecho se fue construyendo esta gran pared de impunidad que se hizo más alta que la pared de avaro. Ver lo que paso con Emanuel Nicolás Soverchia el pasado 3 de julio produce un escalofrío que recorre el cuerpo y nos llena de preguntas sin respuestas o las tiene: cuando se deja a un gobernante violar derechos se sabe cómo empieza esto y nunca como termina.

Cuando me avisó Ema, llegué a su domicilio y al comprobar la barbaridad que le habían hecho a su casa confieso sentí miedo y no soy temeroso para nada, las pared del frente de su casa tenia la marca de 4 tiros, una entro al dormitorio podría haber matado a alguien. Por casualidad nadie estaba en ese momento. Estamos hablando de balear a un periodista por publicar notas de investigación con pruebas que llevo a la justicia. Este lamentable suceso no tiene que quedar en catarsis y repudio. Debemos saber quien fue el autor material e intelectual. El nunca más se construye con derechos y garantías y no mirando para otro lado.

Rubén Moreno

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