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Jueves, 1 de noviembre de 2007

PSICOLOGíA › EL APORTE DEL GENERO FEMENINO A LA POLITICA

Ellas y la instancia social

A propósito de la postulación de tres candidatas para la Presidencia y la victoria de Cristina Kirchner, una reflexión sobre la incidencia de la mujer y de su goce en la vida social .

 Por José Manuel Ramírez *

Hace casi 50 años, en el año 1958, Lacan decía en un texto especialmente escrito para un Congreso sobre la sexualidad femenina que la instancia (en el sentido de lugar y también de insistencia) social de la mujer podía contarse como un efecto que mantenía el estatuto del matrimonio a contrapelo de la declinación del paternalismo.

De manera tal que aún habiendo el matrimonio perdido, al menos para grandes sectores sociales, su carácter sagrado, aquella instancia contribuía a su mantenimiento.

No se trata de detenernos ahora sobre este efecto sobre la vida matrimonial, sino de preguntarnos sobre el efecto "de la instancia social de la mujer" en otros ámbitos, por ejemplo en el de la política.

Es un tema que no podemos dejar de considerar a días de unas elecciones donde había tres mujeres disputando la Presidencia de la Nación, y donde huelgan las palabras para referirnos a la instancia social de la mujer, porque los hechos hablan por sí mismos.

Creo que fue Federico Engels, quien sostuvo que la revolución social sólo habría de ser alcanzada con la emancipación de la mujer, dicho mucho antes de lo que conocimos como Movimiento de Liberación Femenino.

La Presidenta electa, no dejó de referirse en su discurso luego de las elecciones a lo que llamó cuestiones de "género". Es una terminología muy específica de movimientos que bregan por los derechos de la mujer, y además incluso dentro de la psicología y del psicoanálisis, hay corrientes que llegan a hablar de una Psicología o de Psicoanálisis de Género. No es riesgoso decir que dichas corrientes podrán tomar un auge considerable de aquí en más. También es probable que volvamos a indagar detenidamente sobre la sexualidad femenina en cuanto a su especificidad, quiero decir a aquello que la hace exclusivamente femenina.

No hace mucho, una colega, en una situación fuera de protocolo, me preguntaba: ¿Qué pasa con los hombres? Indudablemente hay corrimientos y desplazamientos que sólo pueden ser constatados por sus efectos, -de ellos parecía dar testimonio esa colega, hay que decirlo, en un tono de queja-. Esos corrimientos y desplazamientos son como los desplazamientos tectónicos: cuando una capa de la corteza terrestre se mueve en un sentido, inevitablemente una acomodación se produce en las capas que le son adyacentes, y eso produce los terremotos. Parece que esa colega estaba situada en un lugar tal desde donde podía detectar los movimientos, en el epicentro de un sismo social.

La pregunta requiere alguna respuesta, no podemos eludirla: en la medida en que se va produciendo un avance de la instancia social de la mujer, como dice la Presidenta electa se va produciendo un "nuevo relato", dicho relato implica una descolocación del hombre, una dificultad a resolver en el hombre, ante esa equiparación social de la mujer. El hombre se encuentra ante una situación nueva y la mujer también contando con una independencia y libertad de la que carecía, ¿podrá usar esa independencia y libertad o la represión, psíquica digo, le buscará la vuelta?

El hombre tanto como la mujer crecen con la dificultad cuando pueden adquirir el gusto por la dificultad, a no acomodarse a lo fácil que siempre es muy tentador, quiero decir, a la tendencia a la conservación, a mantener la tensión lo más baja posible. Incluso se suele escuchar que de lo que se trata en la cura es de bajar la tensión cuando en verdad se trata de todo lo contrario: no hay satisfacción sin incremento de tensión. Como dice un amigo: de vez en cuando necesito los 220 voltios.

La renovación de la instancia social de la mujer y sus efectos resulta auspiciosa pues puede introducir en lo real, es decir en el mundo simbólico, un enfoque, un cambio que sólo puede dar una mujer desde su goce femenino, me refiero al goce de la mujer como no-toda fálica. ¿Qué efectos producirá la introducción de ese goce no-todo en la economía "libidinalsocial"?

Ese goce no-todo induce ya en la mujer la elección, y la necesidad, como podía escucharse en la colega, de un partenaire que sirviese a la satisfacción de ese goce no-todo, de ahí su empuje al matrimonio a pesar de que sus acciones estén cada vez más fuera del mercado.

* Psicólogo. Coordinador Página de Psicología en Rosario/12.

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