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Jueves, 24 de octubre de 2013

PSICOLOGíA › ALREDEDOR DEL MUNDO DE LAS ELECCIONES SEXUALES

Las parejas y sus goces

Este sábado se llevará a cabo la XV Jornada Anual de la Escuela de la Orientación Lacaniana Sección Rosario. El autor de la nota, quien dará la conferencia central, adelanta su escrito: "La cenicienta era un sueño del príncipe".

 Por Fabián Naparstek *

El príncipe se despertó de aquel sueño fantástico y a partir de allí alcanzó algo muy importante para su existencia. Desde aquel sueño supo de una manera muy precisa cómo salir a buscar mujeres por la vida. La mujer de sus sueños sería aquella que encajaría en el molde de aquel zapato fantástico. Aquel zapato se convirtió en la linterna que alumbraría en el mundo oscuro de lo femenino lo que sería para él su propia elección. Sin embargo, siguiendo a S. Freud se podría decir que aquel sueño masculino era verdaderamente fantástico, pero no tenía nada de novedoso. Cada hombre tiene su propio zapato inconsciente que lo guía en el mundo de las elecciones sexuales. Aquello que Freud solía llamar una condición fetichista.

Con mucha astucia Freud mismo lograba distinguir lo que era un verdadero fetichista de aquel que solo tenía dicha condición. Si el príncipe del sueño hubiera sido un verdadero fetichista se hubiese quedado con el zapato y habría podido gozar sexualmente de él prescindiendo del otro sexo. Sin embargo, nuestro príncipe era un heterosexual que precisaba de cierta condición erótica para acceder a una mujer. En él, el fetiche estaba al servicio de hacerle de puente a la elección de una dama; que sería aquella que encaje en el zapato. El fetichismo ha mostrado -entre otras cosas- que el ser humano puede encontrar un partenaire sexual en el otro sexo, en el propio y también en un objeto cualquiera. Ha mostrado -si uno lo sabe leer- que las elecciones sexuales no están determinadas por la especie humana. Que no hay un objeto predeterminado por la raza que fije de manera previa y universal el tipo de elección que cada sujeto hará en su vida. Sin embargo, una vez que cada individuo logra hacer su propia elección inconsciente eso permanece de manera inalterable a lo largo de su existencia. El psicoanálisis ha demostrado, y se lo puede ver cada vez que un sujeto está dispuesto a hacer un análisis, que el amor hace creer en ciertas formas mágicas del encuentro entre los partenaires de un lazo amoroso. Se podrá argumentar que hubo química, como una manera de explicar la razón que ha hecho que dos seres en ciertas circunstancias encuentren una conexión sexual muy especial.

Sin embargo, aquel vienés del siglo pasado podía explicar que había ciertas condiciones inconscientes -y por ende desconocidas para el individuo- que determinaban aquellas elecciones y fundamentalmente la algarabía del encuentro con alguien que diera en la horma. Esto mismo llevó a J. Lacan, muchos años después, a decir que la mujer es un sueño del hombre. Teniendo en cuenta que los sueños son la puerta de entrada al inconsciente. La mujer es un sueño del hombre y no todas van, solo aquellas que hacen consonancia con el inconsciente de dicho hombre. Aquellas que encajan en la matriz inconsciente del zapato masculino. Se ve así que la pareja desde la perspectiva masculina ha tenido una orientación muy precisa. El hombre en cuestión tendrá los problemas o no de encontrar lo que busca, pero sin embargo sabe muy bien -aunque no conscientemente- aquello que busca.

No obstante, el príncipe famoso ha sido un fiel representante de una época en extinción. Cada vez más encontramos hombres que llegan al campo de la elección sexual sin su zapato iluminador. Cada vez más encontramos muchachos desorientados sexualmente. Cada vez mas encontramos mujeres que rechazan el amor como forma de dejarse tomar por el inconsciente de algún príncipe neurótico, pero enamoradizo. Las parejas y sus goces cambian y se transforman al ritmo de un movimiento incesante y frenético en la época actual. Una época que va en contra de todo fetichismo antiguo. Una época que empuja a que cada sujeto abandone su viejo zapato orientador para comprar uno nuevo. Una época que no acepta las condiciones fijas del inconsciente para las parejas y sus goces, ya que nos quiere imponer modos universales y globalizados para gozar con y sin el otro. Esos cambios seguramente nos seguirán sorprendiendo y seguirán siendo motivo para que nuevos príncipes desorientados nos enseñen como se las arreglan en un campo siempre movedizo.

* Psicoanalista Miembro de la EOL y de la AMP.

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Dijo Lacan: la mujer es un sueño del hombre.
 
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