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Lunes, 8 de junio de 2015

OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD.

La suerte está echada

El debate televisivo que protagonizaron los candidatos a gobernador fue quizás la última oportunidad para muchos de tener una ventaja. Pero no fue lo que se vio: los principales postulantes no arriesgaron nada. Ni siquiera se puede seleccionar a un ganador de esta contienda. Este miércoles cierran las listas nacionales. La "sábana corta" del Frente Progresista.

 Por Leo Ricciardino

A menos de una semana de las elecciones provinciales del domingo próximo, la suerte está echada. Quedaba quizás como última expectativa para operar algún cambio de último momento, el debate televisivo que vio toda la provincia a través de los canales abiertos 3, 5 y 13. Nada sucedió allí que diera un indicio acerca de un paso en falso de alguno de los postulantes o evidencias concretas de alguien que no estuviera a la altura de lo que proponía como aspirante al sillón del Brigadier. A diferencia del debate anterior de candidatos a intendente de Rosario que dio la impresión de tener más claros ganadores y perdedores, en distintas performances que sí podrían llegar a modificar voluntades de cara al 14 de junio.

Con todo, está el día miércoles 10 como estación intermedia. Ese es el día de cierre de candidaturas nacionales para las primarias nacionales de agosto y las generales de octubre. ¿Qué influencia podría tener saber, por ejemplo, que el Frente Progresista cerrará en Santa Fe una "lista corta", es decir, sin candidato a presidente? Parece que no mucha de cara a los comicios definitivos de Santa Fe.

Pero es un primer dato de la realidad provincial: El FPCyS que luchará por conservar el poder en Rosario y en la provincia tendrá una lista de candidatos a diputados nacionales y otra para senador (seguramente encabezada por Hermes Binner), pero separadas del cuerpo de presidente. La llamada "sábana corta" es la que permitirá a los socios del radicalismo la facilidad de votar a quienes quieran: Al PRO de Mauricio Macri, al radicalismo de Ernesto Sánz o incluso a los candidatos del oficialismo en el caso de los radicales K, aunque éstos no abunden en Santa Fe. Sólo en el discurso y en acciones de campaña el socialismo dejará explícito su apoyo a la candidata a presidente del FAP, Margarita Stolbizer.

Ese mismo día miércoles trascendió que habrá una convocatoria del gobierno nacional para los dirigentes/candidatos del peronismo santafesino. Se esperan definiciones y un panorama más certero quizás acerca de las verdaderas chances de la dupla Omar Perotti Alejandro Ramos de cara a los comicios del domingo.

El ambiente es de suma tensión teniendo en cuenta que el escenario de final abierto sigue siendo el más evidente en Santa Fe. Más allá de las distintas operaciones que se han intentado con numerosas encuestas de último momento; la situación se advierte en el pronunciamiento de los candidatos y hasta en el cuidado que ponen para no cometer ningún error de último momento.

Quizás haya sido ese el factor que operó para que tanto Perotti como Miguel Lifschitz hayan tenido presentaciones tan medidas en sus exposiciones en el debate televisivo. Es la manera de entender por qué si ambos habían manifestado fervientemente sus ganas de debatir con el candidato del PRO Miguel Del Sel, no hayan hecho ningún esfuerzo por poner en evidencia al que sin dudas es el postulante que limitó su mensaje a una larga e insustancial serie de anécdotas contadas con más o menos acierto. El cómico no sintió la incomodidad en ningún momento y sólo debió mantener la calma en dos cruces de sus adversarios: cuando Perotti le dijo que o recorría mal la provincia o mentía, en relación a las obras del gasoducto norte. Y cuando Lifschitz le arrunió la historia de la mujer policía de Santa Fe diciéndole que si recién ingresaba a la fuerza estaba cobrando 11.500 pesos y no los 8.000 que había apuntado el ex Midachi.

Además de los duros dardos que le lanzó el candidato de la izquierda Octavio Crivaro, desde el primer minuto, cuando lo acusó de misoginia y de cosificar a la mujer en el marco de una especial sensibilidad que hay hoy respecto de la violencia de género en el país y en Santa Fe. En ningún caso Del Sel interpretó que debía responder porque quedaba mal parado.

Esta no es una opinión de quienes seguimos el debate, no es una caracterización de la personalidad de los distintos candidatos. Este es un escenario político concreto: había que salir a arriesgar un poco más, a mostrar ganas de buscar el voto. A menos, claro, que todos esperen que sólo el periodismo tenga potencia para esmerilar a Del Sel.

En ese marco contrastó claramente la actitud del candidato a vicegobernador de Perotti, Alejandro Ramos, que en un reportaje concedido antes del debate dijo claramente que "si Del Sel llega a ser gobernador de Santa Fe, al otro día se va". Expresó lo que están pensando miles y miles de santafesinos. Lo que no se animaron a expresar otros candidatos.

Hay una cuestión casi personal con Del Sel porque no sólo expresa un corpus ideológico que proviene del PRO y que se nota por más que lo oculten. Sino que baja siempre el nivel de la expresión política, sea cual sea el ámbito en el que se discuta. Porque es un hombre que recibió miles y miles de votos y ni siquiera ha tenido la gentileza de estudiar a fondo un tema de la política provincial para demostrar que verdaderamente se interesa en el rumbo del Estado y en las soluciones complejas que demandan los problemas más acuciantes. De los dos minutos que tenía para exponer cada tema, en Obras Públicas y en Educación le sobraron casi 40 segundos. Así de breve es su conocimiento sobre la cosa pública.

Si Lifschitz hubiese utilizado la mitad de la potencia que utilizó para denostar al gobierno nacional (¿qué le agrega al debate provincial mencionar el caso de Amado Boudou, o volver sobre la polémica por las retenciones agropecuarias?) para tratar de confrontar con Del Sel, quizás el panorama hubiese sido otro. Por la furia anti K que despliega el socialista a esta altura ya no alcanza con pensar que se trata de una estrategia electoral. Cada vez es más claro el pensamiento profundo de Lifschitz no sólo con respecto al kirchnerismo sino al peronismo en su conjunto. Una visión que, es claro, no comparte la totalidad de la dirigencia socialista.

Aunque cabe la posibilidad de que esos ataques estén destinados por elevación al candidato Perotti, que ha crecido en intención de voto de manera evidente aunque no esté muy claro en detrimento de quien. Lo cierto es que lo que no se hizo hasta ahora no se hará en estos días. Ya no queda tiempo, habrá después espacios quizás para arrepentimientos. O quizás no. En política el cálculo muchas veces suprime la pasión, no siempre con demasiado éxito.

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Imagen: Alberto Gentilcore
 
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