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Jueves, 22 de octubre de 2009

CIUDAD › POLéMICA POR SALIDA TRANSITORIA DE ALBERTENGO

"Nunca hubo quejas de su empleador"

Fernando Soraides -el dueño de la clínica de estética de Oroño 721, escenario de una toma de rehenes- apuntó ayer contra el responsable que otorgó el beneficio de salidas transitorias al delincuente que lo protagonizara. "Hay que saber quiénes son estos delincuentes que permiten que estas personas queden libres", dijo el médico, y desató la polémica. Es que Ricardo Albertengo, repitió un hecho similar en 1994 por el que fuera condenado. Por su parte, el secretario de Asuntos Penitenciarios de la provincia, Leandro Corti, validó la normativa y la calificó como "sumamente positiva", aclarando que es lo que dicta la ley. "De los casi 2500 presos que hay en la provincia de Santa Fe, 339 poseen el beneficio. El condenado debe pasar por un proceso y controles estipulados. Además, el porcentaje de fracaso de este mecanismo es de entre el 2 y el 4 por ciento", explicó el funcionario a Rosario/12.

Las salidas transitorias están reguladas por el artículo 17 de la ley nacional Nº 24.660, y se dan en casos en los que el preso haya cumplido la mitad de su condena, tenga buena conducta y no posea otras causas abiertas, y es otorgado por un juez de ejecución penal.

Albertengo había protagonizado otro hecho similar con toma de rehenes en 1994, en un bar de Sarmiento y 9 de Julio, que terminó con una persona muerta de un disparo. Por eso, el hombre, que en ese entonces tenía menos de 30 años, fue condenado en mayo de 1996, a prisión perpetua en la cárcel de Coronda. Luego de una conmutación, la pena se redujo a 19 años y dos meses. Desde 2004 goza de salidas legales, y ese año fue trasladado a la Unidad III. En 2007 comenzó a tener salidas laborales, de 8 a 21.

Guillermo Camporini, fiscal de Cámara, explicó a Rosario/12 que las circunstancias en las que se otorgan estos beneficios tienen que ver con hacer cumplir la ley. "Todos los condenados pasan por un proceso en el que se va evaluando su conducta y van consiguiendo permisos como los que obtuvo Albertengo", quien poseía una "beca y un trabajo relacionado a la educación física y nunca hubo quejas por parte del empleador". Además, agregó que esto se hace "para que cuando la persona quede en libertad no sea tan fuerte el cambio".

Sin embargo, el doctor Soraires puso en duda el funcionamiento de la Justicia. "Esta persona (Abertengo) estuvo en la cárcel, mató a una persona y opera de la misma manera: toma de rehenes, y ayer (por el martes) casi termina igual que en 1994, matando a alguien, felizmente no ocurrió", dijo. E insistió con que el juez que permite la salida de una persona con esos antecedentes "debe ser señalado con el dedo".

Camporini aclaró que luego del hecho en la clínica estética, el acusado perdió todos los beneficios que había conseguido y, por la nueva causa, podrían condenarlo por tentativa de robo calificado con arma, tenencia y portación de arma, privación ilegítima de la libertad y resistencia a la autoridad, a ocho años como mínimo, sumada la condena que le resta cumplir por el hecho de 1994. Sin embargo, es probable que vuelva a pasar por el mismo proceso de conducta, después de cumplir la mitad de la pena, aunque "se le va a complicar más porque tiene que lograr todos los objetivos".

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