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Jueves, 19 de julio de 2012

CIUDAD › DENUNCIAN VIOLACIóN A UNA ADOLESCENTE EN OVIDIO LAGOS Y ARIJóN

Una agresión en plena calle

Una adolescente de 16 años fue encontrada por su madre semiinconsciente y con rastros de violencia. La levantaron desde un auto, le pusieron algo en la boca y no recuerda lo ocurrido después. Los padres vieron huellas de abuso sexual.

 Por Lorena Panzerini

Descalza, ensangrentada, rasguñada y semiinconsciente. Así encontró anteanoche Marina a su hija de 16 años, a pocos metros de su casa, en la esquina de Ovidio Lagos y Arijón, después de haberla buscado por más de una hora. La jovencita había salido de su casa para asistir a una audición de reggaetón en el club Onkel, pero nunca llegó. En el camino de tres cuadras que comenzó a transitar alrededor de las 19, dos hombres la habrían subido a un auto. "Dijo que apareció un auto azul y un hombre abrió la puerta, le puso algo en la boca y ya no se acordaba más nada", relató Alfredo, la pareja de Marina, que crió a la chica desde que era pequeña. Su madre cree que le dieron alguna droga para dormirla. Al despertar, se encontró "tirada en una zanja". Una vez en su casa, la familia advirtió lo que había pasado y radicó una denuncia por abuso sexual en el Centro de Asistencia a la Víctima de Abusos Sexuales, donde las psicólogas la recibirán hoy. Ayer a la tarde, Lucía fue dada de alta de Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (HECA). La causa es investigada por la jueza de Instrucción María Laura Sabatier. Además, otra nena de 12 años quedó internada tras ser abusada, aparentemente, por su padrastro quien sería portador de VIH (ver aparte).

"Le arruinaron la vida", lamentó Marina, que acongojada intentaba relatar ayer el hecho que tuvo como víctima a su hija. "Estaba tan entusiasmada con ir a esa clase de baile", agregó Alfredo, que hablaba en voz baja con este diario mientras su esposa y la nena intentaban dormir tras el momento de horror que vivieron anteanoche.

Después de pasar una tarde de vacaciones con amigas y su novio, Lucía llegó poco antes de las 19 del martes a su casa de Arijón al 3200. Le pidió a su mamá que le prestara su par de zapatillas nuevas para ir a hacer lo que más le gusta: bailar. Sin embargo, toda esa ansiedad se desmoronó en segundos. Mientras caminaba las tres cuadras y medias que la separaban del club Onkel, un auto azul frenó en la calle, un hombre abrió la puerta y le acercó al rostro algo que la durmió. Más de dos horas después, se despertó desorientada, tirada en una zanja, sin las zapatillas de su mamá y con la botamanga del pantalón mojada. Como pudo, caminó hasta su casa. "Bajé del auto después de salir a buscarla por todos lados y la vi en la esquina, tambaleándose, como ida", narró Marina, quien enseguida corrió hasta su hija. "La vi golpeada y pensé que se había peleado con alguien; pero cuando le pregunté qué le había pasado me dijo que no sabía".

Marina y Alfredo sabían que Lucía deseaba bailar más que nada, y también sabían que "lo hace muy bien"; por eso, poco antes que terminara la clase, salieron de su casa para ir a "espiar" el baile de la chica. "Cuando llegué al club, la busqué con la vista pero no la encontraba. Entré al salón y pregunté dónde estaba mi hija, pero me contestaron que no había ido". Con la idea que la joven estaba con su novio, esperaron a que volviera a casa, pero eso no sucedió. "Me empecé a poner nerviosa y salí a buscarla en el auto. Fui a lo de las amigas, pero no la encontré por ningún lado. Cuando estacioné el auto de nuevo en casa, la vi en la esquina", relató la madre.

Una vez en su casa, Lucía no podía explicar lo que le había pasado. Su mamá la revisó y al quitarle la ropa encontró sus prendas interiores ensangrentadas. Con un mínimo conocimiento de las cuestiones de salud --por ser hija de una médica--, Marina sospechó que la nena había sido abusada. "Hay que ver quién tiene las zapatillas, porque no las encontramos", planteó Alfredo.

Alrededor de las 23.30 del martes, Lucía quedó internada en el HECA, donde el médico forense del Instituto Médico Legal le practicó una serie de estudios para determinar el abuso sexual. Su madre no tiene dudas. Además, la Comisión de Violencia del Hospital le brindó contención psicológica a la nena durante la internación.

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La adolescente fue internada en el HECA, donde además de atención médica recibió contención psicológica.
Imagen: Alberto Gentilcore.
 
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