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Domingo, 28 de agosto de 2016

CIUDAD › CONVENIO DEL INSTITUTO MUNICIPAL DE LA MUJER Y DE UNA INSTITUCIóN CATóLICA

Mujeres que buscan otra chance

La Municipalidad procura la reinserción laboral de víctimas de explotación sexual, por medio de las hermanas Adoratrices de Rosario y en el marco del programa Nueva Oportunidad, con el desarrollo de cursos de capacitación en oficios.

 Por Martín Stoianovich

El Estado municipal reconoce que en Rosario hay mujeres víctimas de explotación sexual y trata de personas. También reconoce que, ante estas situaciones de vulnerabilidad, las posibilidades de tomar otros rumbos se vuelven nulas en una sociedad con más puertas cerradas que abiertas. Por eso, desde enero de este año el Instituto Municipal de la Mujer articula con el plan Nueva Oportunidad y la casa de las hermanas Adoratrices de Rosario, en un proyecto del que participan 91 mujeres que estuvieron ligadas a la explotación sexual. El objetivo es trabajar con las víctimas y "proponer un nuevo proyecto de vida". A su vez, se percibe el desafío de garantizar la libertad y los derechos de las mujeres aunque estos conceptos no estén plenamente vinculados con las tradiciones religiosas de la Iglesia católica. En una reunión con los medios de comunicación para dar a conocer el proyecto, la intendenta Mónica Fein reconoció las dificultades para la reinserción laboral en el presente y destacó la vinculación con organizaciones de la sociedad civil.

Andrea Travaini, psicóloga y directora del Instituto Municipal de la Mujer, explica que en Rosario la situación de las mujeres víctimas de la explotación sexual y la trata de personas lleva muchos años sin encontrar un rumbo esperanzador. Cuenta que desde la Mesa de Lucha contra la Trata pudieron ponerse en contacto con mujeres que atravesaron distintas situaciones de violencia y explotación, y que ese lazo sirvió para entender el contexto. A partir de entonces, se comenzó a trabajar en prevención y asesoramiento, pero el principal obstáculo siempre fue la falta de respuestas ante una necesidad concreta: un trabajo digno y seguro para las mujeres en situación de vulnerabilidad. "Nos quedábamos cortas en lo que ofrecíamos", dice Travaini. En ese marco, fue a fines de 2015 que en el afán por encontrar esas respuestas el municipio aceptó la invitación de las Adoratrices que ofrecieron una casa ubicada en Balcarce al 3400 para realizar cursos de capacitación en oficios.

Desde enero de 2016 hay 91 mujeres que estuvieron ligadas a la explotación sexual y hoy esperan que al menos se restauren algunos de sus derechos. El programa municipal Nueva Oportunidad fue el camino elegido para articular con las monjas. Así, las mujeres hoy cuentan con cursos de cocina, corte y confección, y peluquería. El Instituto Municipal de la Mujer busca acompañar con asesoramiento profesional de psicólogas y trabajadoras sociales, las Adoratrices ofrecen el espacio físico, las herramientas y los docentes, y el plan Nueva Oportunidad el pago a los docentes que dictan los cursos y la cobertura de las becas de 900 pesos para las mujeres que se suman al proyecto.

En el sitio web de las Adoratrices (www.hermanasadoratrices.org), el lema "Esclavas del santísimo sacramento y la caridad" suscita el interrogante sobre este vínculo con el Estado municipal de una ciudad que se prepara para alojar el 31º Encuentro Nacional de Mujeres (ver aparte), un foro en el que la esclavitud es un flagelo a desterrar. Consultada al respecto, Travaini apela a las intenciones de las religiosas. "Tienen una impronta ligada a la que quiere dar el Papa en relación con la explotación sexual y la trata. Su misión es poder trabajar con víctimas de explotación sexual, y para eso usan como vehículo la palabra de Dios", explica la referente del Instituto de la Mujer. "El punto de encuentro entre nosotras y las monjas es acompañar a estas mujeres en un nuevo proyecto de vida. Nunca fue un obstáculo el tema religioso, ni las chicas son juzgadas por no querer acercarse", agrega.

Nueva Oportunidad es un programa impulsado por la Municipalidad, que busca capacitar a jóvenes "que hayan dejado la escuela, no tengan empleo ni formación en oficios", con el fin de "promover acciones de reinserción e inclusión social y laboral". Desde el Instituto Municipal de la Mujer cuentan que más allá de que el programa esté destinado a jóvenes, valen excepciones y por eso hay mujeres mayores de edad que están siendo parte del mismo. En contacto con Rosario/12, la intendenta Mónica Fein contó que con Nueva Oportunidad hay más de dos mil jóvenes intentando reinsertarse en la sociedad. Decir esto es admitir que hay miles de jóvenes excluidos y que por lo tanto hay también un problema por resolver. Queda el agrio sabor de que a los sectores más vulnerables de la sociedad el acceso a los derechos básicos se presenten como "oportunidades", pero asimismo desde el municipio se muestran optimistas aunque sin desconocer la problemática. "Es difícil la reinserción laboral, la realidad existe y la indiferencia hace que se profundice", dice Fein y propone: "Buscamos articular en el Nueva Oportunidad el Estado municipal y el provincial, con equipos en forma conjunta y distintas organizaciones de la sociedad civil".

Desde el Instituto Municipal de la Mujer, las psicólogas Mariana Regule y Cecilia Paredes, junto con la trabajadora social Paula Etchart, acompañan a las 91 mujeres que hoy se vinculan con el programa Nueva Oportunidad. El contacto con las profesionales es el que deja expuesta a las distintas realidades que viven las mujeres. Desde situaciones de violencia machista en sus hogares hasta problemas de salud y dificultades al momento de buscar empleo. "Trabajamos desde identidad y restitución de derechos, porque hay mucho desconocimiento sobre el Estado y sobre dónde concurrir, sobre cómo hacer un currículum o cómo encarar una entrevista de trabajo. Nosotras nos detenemos en qué quieren ellas, y cuáles son sus demandas", explican las trabajadoras.

Detrás del reconocimiento de una problemática y la necesidad de afrontarla, lo que queda son las historias de las mujeres, víctimas primero de la explotación sexual y luego de las dificultades para acceder a sus derechos. Ellas no estuvieron en la presentación del proyecto a la prensa, pero sí dejaron sus mensajes en un video. Como Laura, paraguaya y con ocho años de idas y vueltas en Rosario, quien cuenta que empezó trabajando en la calle pero que hoy hace tortafritas y café con leche para salir a vender y en el marco del proyecto está haciendo un curso de peluquería. O como otra joven, que cuenta que quiere estudiar Filosofía, Psicología, o Comunicación Social. Y en eso están hoy, tratando de que sus sueños sean derechos garantizados y no solo oportunidades para aprovechar.

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La experiencia procura que las mujeres puedan generar un nuevo proyecto de vida, explica Travaini. La religión no es obstáculo.
 
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