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Lunes, 24 de octubre de 2005

CIUDAD › DESARROLLO NORMAL, EN UN DIA CON ESCASO SOL Y ALGUNOS AGUACEROS

El clima también fue poco peronista

La lluvia a partir del mediodía y un frío
inusual, los datos destacados durante la
votación, por cierto una jornada muy calma.

 Por Sonia Tessa

El domingo de elecciones fue tan normal que sólo se destacó la lluvia. Comenzó a caer cerca del mediodía, para confirmar que no era exactamente un día peronista. El frío fue la principal sorpresa de la mañana, después de toda una semana con temperaturas de 30 grados. La otra novedad fue que ni siquiera faltaron autoridades de mesa en la provincia de Santa Fe, y los cronistas matutinos no debieron correr de escuela en escuela, para ver a atribulados ciudadanos instados a hacerse cargo de una mesa por ser los primeros en llegar. Así que la "emoción" inaugural de la mañana la dio la vicegobernadora María Eugenia Bielsa, quien concurrió a votar a las 8.30 y fue la primera en votar en la Facultad de Arquitectura. A la misma hora, la candidata a primera diputada por el ARI, Alicia Gutiérrez, llegó a Humanidades y Arte para emitir su voto. Con ellas comenzaron las declaraciones de rigor de autoridades y candidatos, preocupados por aprovechar las cámaras de último momento, sin violar la veda electoral.

La modorra la sacudió Eduardo Toniolli, de la lista Confluencia Santafesina, quien denunció la falta de votos de su lista en algunas escuelas de las zonas sur, norte y centro de la ciudad. "En algunos cuartos oscuros los tiran o son tapados con cortes de otras boletas. Van aproximadamente 15 lugares de votación donde se denunciaron casos como estos y ya parece algo sistemático", dijo el candidato.

"Todo normal", fue una expresión repetida a lo largo del día en las escuelas donde se preguntaba por la marcha de los comicios. "Hasta tenemos auxiliares en las mesas, las autoridades vinieron todas", expresó con asombro la fiscal de un partido político en la escuela de España 150.

Así fue que al mediodía había votado casi el 30 por ciento de los electores, aunque en la calle la sensación era desértica. Más de un taxista se quejó por la falta de los viajes habituales en los días de comicios. "A votar no llevé a nadie", dijo un tachero que aprovechó la falta de trabajo para llegarse hasta la escuela de Granadero Baigorria a emitir su sufragio. Otro taxista, de barrio Belgrano, contó que había votado a las 9.30 para aprovechar el día, con expectativas de tener más pasajeros de lo normal. Pero no fue así. "Al mediodía había votado más o menos la mitad de la gente, y de la mitad que decidió dejarlo para la tarde, muchos se habrán quedado en la cama debido a la lluvia", fue su particular análisis de la jornada electoral.

En la puerta de la escuela Pestalozzi, Victoria, de 76 años, desafiaba la lluvia con un paraguas, acompañada por su hija. Pese a que no fuera obligación, decidió concurrir a votar por un candidato que le genera confianza. "Creo que puede hacer cosas", dijo para develar después que la persona que la impulsó a concurrir fue Carlos Comi. Su hija también se llama Victoria, y estaba contenta por el fin de la ley de lemas. "Es muy mejor que las internas hayan sido antes, así no tenemos que movernos kilómetros por el cuarto oscuro para elegir a quién votar", opinó.

En el otro extremo de Victoria, la madre, para Florencia, de 21 años, la elección es sólo una obligación fastidiosa. "Vengo porque es obligación", confió sin mucho entusiasmo, y mostró sus apuntes. "Quiero que sea rápido porque tengo que ir a estudiar", dijo impaciente.

Para Belén, de 19 años, estas fueron las primeras elecciones, pero no había nada de expectativas. "Vengo porque es obligación, me da lo mismo", afirmó la joven encogiéndose de hombros, mientras su madre, de 47 años, la reconvenía. "Es tu país", le decía, antes de asegurar que para su generación, las elecciones tienen un valor mucho más importante.

Sin paraguas, tres jóvenes llegaron a la escuela en medio de un debate. "Venimos porque es obligación", afirmaron. Para una, se trata de que "son todos iguales" y la otra afirma no conocerlos para saber "quién es mejor y quién es peor". Aunque también contaron que están en desacuerdo sobre cómo votar. Cecilia, de 19 años, estudiante de arquitectura, opinó que el voto en blanco es la mejor manera de expresar el descontento. "La estoy tratando de convencer de que haga un voto positivo", afirmó Denise, su amiga de la escuela secundaria, que se prepara para ser maestra jardinera y eligió por "el menos peor". La tercera, Laura, estudiante de profesorado de Geografía, no pudo votar porque perdió el documento, pero consideró: "Vimos las propuestas de cada uno, y hubiera querido elegir al que respalda lo que dice con los hechos". Así las cosas, las chicas estuvieron un buen rato hablando de política. "Siempre estamos en los mismos dilemas", afirmó Cecilia.

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En la escuela Rivadavia le acercaron la urna a un votante para evitar que subiera escaleras.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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