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Viernes, 30 de abril de 2010

¡UFA!

El Evo y la gallina

 Por Mauro ï Cabral

Evo Morales, presidente de Bolivia, pronunció el discurso inaugural de la primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Debería decir, mejor, que lo pronunció por primera vez el miércoles 21 de abril pasado, pero desde ese momento a esta parte no ha dejado de pronunciarlo, repetido al infinito por todos los canales del ciberespacio.

“El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres.” Eso fue, exactamente, lo que dijo el presidente de Bolivia en su discurso inaugural, aunque mal que le pese a su defensa de la cultura autóctona, la relación entre hormonas y desviación ni empezó en Bolivia ni se acaba con los pollos transgénicos.

Las afirmaciones de Evo Morales sorprendieron al mundo no sólo por su contenido sino también porque Bolivia es un país que cuenta con una Constitución (que data de inicios de 2009) que “prohíbe toda forma de discriminación fundada en sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación política o filosófica, estado civil, condición económica o social, tipo de ocupación, grado de instrucción, discapacidad, embarazo, u otras...”. Y, claro está, porque él es Evo.

A lo largo y ancho del mundo se han multiplicado las manifestaciones en contra y en solfa del discurso presidencial (ecologistas, activistas de la diversidad sexual, investigadores de la transgenidad, criadores de pollos). Yo no voy a sumar la mía; me parece que más allá de la boutade avícola vale la pena explorar algunas resonancias materiales de ese discurso. Algunas, lo que es decir: en principio, tres.

1 Creo que hay que expandir la escucha. La conexión entre desviación del ser del hombre y homosexualidad es inmediata, pero esa inmediatez no significa ni totalidad ni clausura. Después de todo, en la larga lista de los desviados, aquellos que modificamos nuestro ser consumiendo hormonas podemos ser o no ser homosexuales, pero en general nos llamamos de otro modo (por ejemplo, travestis, transgéneros, transexuales...). Y si bien las declaraciones de Evo Morales ponen explícitamente el acento en la exposición involuntaria a peligros químicos extranjeros, lo cierto es que aún debe dar cuenta de sus dichos ante quienes encarnamos cuerpos cargados de hormonas ingeridas, femeninas o masculinas, nacionales o importadas.

2 La asociación entre consumo de pollos hormonados y desviación del ser sexuado/sexual de la especie reintroduce un ideal corporal no sólo inhabitable sino también peligroso. Se trata de la imposibilidad fáctica de hallar sobre la Madre Tierra (y posiblemente tampoco debajo) un cuerpo humano que sea, cabalmente humano, lo que es decir, no intervenido por hormonas o cirugías, por antibióticos o radiografías, por clavos en los codos o placas en la cadera, por pesticidas o vitaminas en la sopa, por leche enriquecida o agua potabilizada, por virus o bacterias, por el incesante tráfico de códigos biológicos entre especies y miembros diferenciados de cada especie. Esa imposibilidad fáctica, sin embargo, no es nada comparada con la persistencia de la pureza como ideal regulativo de lo humano al que nadie, ni siquiera Evo Morales, quiere o puede renunciar.

3 Al sacarse los transgénicos del cuerpo (del cuerpo propio, pero también, en tanto presidente, del cuerpo del Estado y, va de suyo, de la Madre Tierra), su discurso no solamente produce una fuerte polarización geopolítica en términos de afectación: todo lo malo viene de afuera. Su intervención, que demoniza la biotecnología (habló en el mismo discurso de papas satanizadas por la intervención transgénica) termina por debilitar el llamado a la lucha. Frente a los transgénicos del demonio occidental no sirve de nada oponer el regreso imposible a una humanidad impoluta, tan irreal como fascista. Lo único que nos queda es luchar por el acceso y el control ético, político y técnico de esa biotecnología.

Y algo más: el Decreto Supremo 0189, promulgado el 1º de julio de 2009, declara que el 28 de junio es del Día de los Derechos de la Población con Orientación Sexual Diversa en Bolivia. El día que la diversidad corporal tenga algo que ver con las políticas de la diversidad sexual a lo mejor entonces sea posible asumir, de manera menos ridícula, más reflexiva y menos fóbica, los desafíos de la encarnación, sin atribuirles a los transgéneros todos los peligros que enfrenta la diferencia sexual humana.

¿Dije transgéneros? Perdón. A los transgénicos, a los transgénicos.

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