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Viernes, 21 de agosto de 2015

Familia animal

Marcela (empleada administrativa) Lorena(medio desocupada) Nazareno (galgo feliz) y Amparo (la yapa)

 Por Sebastián Freire

Todo comenzó un día en que estábamos volviendo del campo, de la casa de una amiga. Estábamos con el auto en medio de la nada (a pocas cuadras de la ruta) y repentinamente vemos un cachorrito comiendo basura. Marcela bajó la ventanilla para ver mejor y en cuanto lo miró fue amor a primera vista. A los pocos segundos el perrito estaba corriendo detrás del auto. Y obviamente, ya se sabe, quién puede resistirse a eso. Abrimos la puerta y lo subimos. Le pusimos de nombre Giovanni (Gio). No sabíamos de qué raza era, ni nos importó en ese momento. En cuanto lo llevamos a la veterinaria la doctora nos contó que era un galgo. Pero pobrecito, estaba muy mal y a los pocos días falleció.

Marcela después de eso empezó a averiguar por su lado para adoptar un galgo. Y ya se sabe, ¿qué no se encuentra hoy en Google? Así fue como Marcela en menos de una hora ya había visto la foto de Nazareno en la página Adopta un Galgo en la Argentina. Pero yo al mismo tiempo había empezado un trabajo de búsqueda por mi cuenta. Así es como apareció Agueda en la mira.

El primer paso para la adopción es una entrevista que hace una persona de la asociación. Pablo fue quien tuvo la entrevista con Marcela. Pablo pensaba que Marcela quería adoptar a Agueda (por las averiguaciones que había hecho yo) y, por no decirle que no, terminó adoptándola además del cachorrito que ella había visto en la página (Nazareno, un galguito con un yesito azul, ya que tenía la patita rota). Eso sí, a Agueda le cambió el nombre por Amparo.

A Nazareno (que sólo tenía un mes) se le había fracturado la patita y el galguero que lo tenía por suerte lo llevó a una veterinaria (ya que la operación para que quedara perfecto para seguir corriendo era muy cara y no podía pagarla) y la veterinaria se lo entregó a la asociación. Hay un detalle muy loco: a Nazareno lo dejaron en la veterinaria el mismo día (4 de diciembre) que murió Gio.

A Agueda/Amparo la encontraron vagando, estaba muy flaca y con muchas cicatrices. Lo único que pudieron saber es que aparentemente había tenido cría tres o cuatro veces y que por las cicatrices la había pasado bastante mal.

En Adopta un galgo hacen un encuentro que se llama Galgos Felices. Al primero que fueron Nazareno estaba chocho, y en cuanto vio a la chica que se las dio en adopción salió corriendo feliz. En cambio, Amparo vio a la persona que la tenía en guarda y fue tímidamente a saludarla, pero inmediatamente se volvió junto a Marcela y a mí. No quería saber nada con dejarla. Ella se ve que había sufrido mucho más que Nazareno.

Las reuniones las hacen cada 2 meses. Hacen unas en Palermo y otras en Villa del Parque. Los encuentros son muy lindos porque van todos los adoptados: desde los más cachorros hasta los más grandes.

En uno de los encuentros, una vez nos contaron que a uno lo tenía un galguero y el perro no le servía más, entonces le pasó con el auto por encima y después se lo llevó a la asociación así fracturado. A los galgueros los perros les sirven 3 o 4 años nada más. Les dan aditivos (les inyectan cocaína) para que corran a 100 kilómetros por hora. Y cuando no les sirven más a ellos por lo general los quiebran y los dejan tirados por ahí. Y también muchos los usan para cazar: los llevan en una caja detrás de la camioneta y cuando ven una liebre le abren la puerta de la caja (con la camioneta en movimiento) y el perro salta desde ahí. En estas situaciones muchas veces los perros se fracturan y lastiman gravemente.

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Imagen: Sebastián Freire
 
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