turismo

Domingo, 10 de febrero de 2002

COSTA ATLANTICA I ENTRE SAN CLEMENTE, SAN BERNARDO Y MAR DE AJó

Vacaciones sobre las olas

El Partido de la Costa y sus balnearios ofrecen un sinfín de actividades y propuestas a la hora de elegir un destino para pasar un fin de semana a puro mar, con toda la familia. Desde espectáculos marinos para los más chicos hasta playas con movida para los adolescentes y, por supuesto, servicios y hotelería para todos los presupuestos.

Por Graciela Cutuli

Este verano, la tendencia al turismo gasolero se generalizó. Para quienes quieren conocer al máximo el Partido de la Costa, moviéndose mucho y conociendo lo más posible, pero gastando lo justo necesario, preparamos esta pequeña recopilación de lo mejor de cada balneario. Como para no perderse nada, y acertar en la respectiva búsqueda de tranquilidad, movida o sólo naturaleza.
La visita puede empezar por lo más cercano a Buenos Aires, en un lugar que encantará a chicos y grandes. En San Clemente del Tuyú, el balneario más pegado a la zona metropolitana, se encuentra el complejo de espectáculos marinos más importante del continente: Mundo Marino, junto con el parque ecológico Bahía Aventura.
El balneario de San Clemente fue fundado en 1935 alrededor de un primitivo camping del Touring Club y luego del ACA, sobre tierras loteadas de una estancia que cubría toda la zona y pertenecía a la familia del Premio Nobel Luis Federico Leloir. Es un balneario familiar por excelencia, de precios accesibles y mucha diversión gracias a sus atractivos y sus dos parques de ecoatracciones.
Mundo Marino se encuentra a orillas del arroyo San Clemente, cerca del muelle municipal donde pequeñas barcas mantienen una actividad de pesca comercial en la Bahía de Samborombón. En los alrededores del estacionamiento del Parque hay negocios donde se puede comprar pescados y productos derivados de la pesca. Mundo Marino, creado en 1962, es a la vez un parque de diversión con espectáculos de orcas y delfines y un centro científico, donde los visitantes pueden entrar en contacto con la fauna marina de las costas argentinas. Su Fundación también lleva a cabo tareas ecológicas, entre ellas, la recuperación de pingüinos y mamíferos marinos para devolverlos a su hábitat. Desde el propio muelle de Mundo Marino se pueden hacer excursiones por el laberinto de aguas, tierras y juncales de toda la zona en aerolanchas.
La visita se puede complementar con otra a Bahía Aventura, un centro de interpretación ambiental organizado alrededor del Faro San Antonio. El faro fue construido en 1890 y se le agregó últimamente un elevador panorámico para aprovechar mejor las vistas que ofrece desde sus 60 metros de altura sobre toda la Punta Rasa y esta porción de la Bahía de Samborombón. Las zonas pantanosas de esta porción de la costa, donde termina el Río de la Plata y empieza el océano, están en parte protegidas por una reserva donde sobreviven ejemplares del venado de las pampas, un cérvido que está al borde de la extinción. En Punta Rasa se pueden observar también chorlos migratorios.
Antes de dejar San Clemente, se puede pasar por la Tapera de López, entre Bahía Aventura y Mundo Marino, donde funciona un club de pesca y náutica, y el Vivero Cosme Argerich, una reserva ornitológica y forestal en el medio del balneario, además del Museo Regional de Historia y Ciencias Naturales.

Arenas en familia. El primer balneario al sur de San Clemente es Las Toninas, también creado a raíz de un loteo de la estancia de la familia Leloir. Es un balneario reciente, que se desarrolló realmente a partir de los años ‘60 y conservó una atmósfera muy tranquila, con casas bajas. Su centro gira en torno de la plaza Malvinas Argentinas, donde un monumento recuerda la guerra del ‘82, y donde hay un anfiteatro para espectáculos al aire libre. A ocho kilómetros al norte del centro, desde la playa misma, se puede ver durante la marea baja los restos de un buque inglés, el “Her Royal Highness”, que naufragó en 1883 en su viaje de Montevideo a Valparaíso y El Callao. La otra atracción principal de Las Toninas es un laberinto vegetal sobre una duna en el centro del balneario, coronada por un mangrullo. Pegado a Las Toninas, Costa Chica es como un barrio, con calles de trazado irregular que corren sobre el relieve de las dunas y le dan su principal encanto. Santa Teresita es el verdadero centro de esta porción de la costa argentina. Es también la capital deportiva de la región, con un autódromo y una cancha de golf. Este balneario nació en 1945, cuando los promotores lotearon unos 500 hectáreas de dunas de la estancia San Bernardo. En su emplazamiento había, a principios del siglo XX, una pulpería de campo, el Jagüel del Medio, que se ubicaba entre las estancias San Bernardo y del Tuyú (de la familia Leloir), y que está actualmente en el campo de golf. El nombre del balneario, Santa Teresita del Niño Jesús, le fue dado en honor a la esposa del propietario de la estancia San Bernardo, Teresa Lacroze. Además de sus playas y de los tradicionales paseos en sus calles céntricas y sobre la pasarela de madera que corre paralela a la playa en la zona más céntrica del balneario, hay que ver la réplica de la carabela de Colón, la “Santa María”. Esta nave de madera fue construida a escala real y alberga servicios de la Secretaría de Cultura y la Oficina de Turismo del Partido de la Costa.
Mar del Tuyú forma una sola aglomeración urbana con Santa Teresita, y es la cabecera del partido. Nació en 1942, también por medio de un loteo de un porción de la estancia San Bernardo. Los servicios municipales se encuentran en el edificio del ex Gran Hotel Tuyú, levantado a fines de la década del 40 para promover el turismo en la zona. Además de su concurrido muelle de pesca, se puede mencionar el museo René Mermier, un cambalache de objetos de fin de siglo XIX que había amontonado un viajero y bohemio de la región.

Arboles y mar. Separado del centro de Mar del Tuyú por dunas, Costa del Este es un diminuto balneario refugiado entre grandes arboledas, y es un poco el Pinamar del Partido de la Costa. Tiene, además, un club hípico donde se pueden alquilar caballos para paseos.
Antes de llegar a La Lucila, Aguas Verdes es apenas un pueblito con casas dispersas y pocos negocios al borde del mar. Sus principales atractivos son una capilla construida con madera y materiales y un centro recreativo, Costa Silvestre, con 50 hectáreas (tiene una granja educativa y un lago artificial). También, desde la playa, se ven los restos de un naufragio, y al sur del balneario el edificio que se conoce como el Castillo Duhau, la residencia de verano de la familia Duhau, de estilo normando.
La Lucila del Mar nació en 1954. Es todavía un tranquilo pueblo con poca actividad y balnearios familiares. Su costanera, bordeada por tamariscos, es el principal encanto que sus visitantes eligen por la discreción y tranquilidad que lo caracteriza.
Costa Azul, por su parte, es como una zona de conjunción entre La Lucila y San Bernardo, la localidad que concentra realmente a los jóvenes y el balneario con más movida antes de llegar a los del Partido de Pinamar. Su nombre se debe a la Estancia San Bernardo, a cual pertenecían los terrenos donde fue levantado en 1942, después de un loteo, como las demás localidades costeras.
Tiene mayor cantidad de hoteles y restaurantes que otras playas vecinas, y como alternativa para los días en que el sol se niega se puede mencionar el observatorio astronómico, que merece una visita. A una cuadra se encuentra el Museo de San Bernardo, y frente a la Avenida Rivadavia, en el agua, los restos de un barco pirata que encalló en esta costa en 1784, cuando el Mar Argentino era la ruta obligada para todo el tráfico marítimo entre el Atlántico y el Pacífico por el Estrecho de Magallanes o el Cabo de Hornos. Mar de Ajó, pegado a San Bernardo, es el balneario más antiguo del partido, fundado en 1934 sobre tierras rematadas de la estancia El Centinela, de la familia Cobo. Su historia parece marcada por los naufragios: en 1880, el del paquebote alemán “Margherita”, le dio su primer nombre, La Margarita. Se cuenta que el barco llevaba grandes provisiones de vino que fue enterrado en las dunas y olvidado... hasta que un día, unos obreros lo encontraron de casualidad al hacer una obra, que naturalmente regaron en abundancia. Otro naufragio se produjo en 1936, esta vez el del buque argentino “El Vencedor”. Ambos casos tienen su recuerdo en el complejo Las Margaritas, donde un mural relata el fin del “Margherita”, mientras que “El Vencedor” es homenajeado por sus palos, anclas y cadenas expuestos en el mismo lugar. Para saber más sobre los barcos hundidos en la región, la Hostería Mar de Ajó tiene una interesante colección de fotos antiguas, además de ser un hotel pionero en la región.
El último balneario del partido, pegado al sur de Mar de Ajó es Nueva Atlantis, un pueblito de carácter muy agreste, ya cerca de Punta Médanos, famosa por su faro perdido entre las dunas y las arenas.

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