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Fernando Carrera, de 29 años, declaró hoy ante el tribunal Oral en lo Criminal (TOC), 14 en la primera jornada del debate que lo tiene sentado en el banquillo de los acusados procesado por los delitos de "robo con armas retirado, homicidio agravado reiterado, lesiones agravadas, resistencia a la autoridad, daño y portación ilegítima de arma de guerra".

El acusado por el triple crimen de Pompeya, un episodio en el que un presunto ladrón huyendo de la policía atropelló y mató a tres personas frente a la basílica de ese barrio porteño, dijo hoy que fue víctima de un error policial, que lo confundió con un delincuente.

Fernando Carrera, de 29 años y único acusado por aquellos hechos de enero de 2005, dijo que no estaba escapando de la policía y negó haber cometido previamente un asalto en una salidera bancaria.

En ese sentido, indicó que recibió un balazo en la boca en esa persecución y perdió el control del vehículo, que impactó contra las víctimas y terminó su carrera contra otro automóvil.

Carrera reiteró así su versión original de los hechos y se manifestó inocente del primer delito, el que desencadenó la persecución y las heridas que -según argumentó- causaron al resultado trágico de las tres muertes.

El tribunal oral número 14 escuchó además este mediodía el relato de cinco peritos médicos, quienes no consiguieron ponerse de acuerdo sobre el grado de incidencia que la lesión por el balazo en la boca pudo haber tenido en el recorrido del vehículo que conducía Carrera.

Los peritos discreparon sobre el grado de inconciencia que esa herida pudo haber causado y, en consecuencia, sobre la repercusión que pudo haber tenido sobre la conducta de Carrera.

Para la tarde fueron convocados cuatro peritos balísticos, lo que provocó malestar en la defensa encabezada por el abogado Federico Ravina, quien dijo que no fue avisado de las citaciones y pidió un cuarto intermedio para elaborar las preguntas.

Uno de los puntos que se abordaron fueron tres disparos que presentaba el Peugeot 205 de Carrera en la ventanilla trasera derecha, que según la instrucción habrían sido realizados desde el interior del vehículo.

Sin embargo, los peritos reconocieron que también pudieron haberse hecho desde afuera del auto y que la cuestión se puede determinar a través de un nuevo estudio.

Ravina pidió, en consecuencia que se haga una nueva pericia balística y otra de ingeniería vial para determinar la velocidad a la que iba el coche desde que fue interceptado por efectivos de las comisarías 34 y 36 de Pompeya vestidos de civil y a bordo de un auto sin identificación, hasta que atropelló a las víctimas, en Sáenz y Traful, para terminar chocando con una Renault Kangoo.

"Antes de atropellar a la gente y chocar de pleno a la camioneta en ninguna parte hay una huella de frenado", sostuvo Ravina, quien calificó como un "mamarracho" la instrucción del caso y como "acto de magia" la elevación a juicio oral.

Tanto para la defensa, como para el acusado la causa fue "armada" por los policías para encubrir el error que cometieron al confundirlo con un ladrón y que "plantaron un arma" en el vehículo del imputado.

"Estamos muy seguros de que esto es un caso de gatillo fácil, de ejecución policial. Hubo falsos testigos que no declararon en la causa y sólo en sede policial. Uno de ellos, se demostró, integra la cooperadora de la comisaría 34", dijo Ravina.

Guadalupe Medina, esposa de Carrera se refirió a la presencia en el juicio de los familiares de las víctimas -con quienes no tuvo contacto- y dijo que espera que "vengan y escuchen las conclusiones y luego que opinen lo que quieran".

El juicio proseguirá el lunes y entre los testigos figuran quienes fueron víctimas de los robos, los que no reconocieron a Carrera como participante en los delitos.

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