La inflación de marzo se ubicó en el 13,2 por ciento en la Ciudad de Buenos Aires, de acuerdo al instituto porteño de estadísticas. El dato antecede a la publicación del IPC del Indec, prevista para este viernes. El Gobierno espera que a nivel nacional, el dato esté más cerca del 10 por ciento, aunque ahora esa expectativa parece más lejana.

En apenas tres meses, la suba de precios acumulada en la Ciudad es del 57,3 por ciento, al tiempo que la comparación anual arroja un aumento de 285,3 por ciento. Prácticamente no hay sector de los asalariados y mucho menos de jubilados que al menos iguale a la marcha de los precios. En otras palabras, la caída del poder adquisitivo es totalmente generalizada, lo cual se observa en el derrotero del consumo, que a su vez comenzará a impactar, más temprano que tarde, en el empleo.

Marzo

Marzo estuvo marcado por la suba del rubro educación, por las cuotas de los colegios, con el 36,8 por ciento mensual, seguido de información y comunicación, vivienda y servicios básicos, salud, alimentos y bebidas y prendas de vestir y calzado.

En el caso de educación, claramente se trata de un aumento de carácter estacional, por el comienzo de las clases. El incremento del 24,5 en información y comunicación se explica por las alzas en las tarifas de los servicios de comunicación y de telefonía móvil, al tiempo que la suba del 16,9 por ciento en salud, a raíz de los incesantes avances en las cuotas de las empresas de medicina prepaga. En el caso de la vivienda y servicios básicos, el encarecimiento estuvo asociado a los alquileres y el efecto arrastre de los incrementos tarifarios de la electricidad de mediados de febrero.

El segmento de alimentos y bebidas no alcohólicas aumentó 11 por ciento y los principales impulsos provinieron de leche, productos lácteos y huevos (18,2 por ciento), carnes y derivados (9,4 por ciento), verduras, tubérculos y legumbres (22,4 por ciento) y pan y cereales (8,8 por ciento).

En general, entre los bienes lideraron la inflación los alimentos (principalmente lácteos, carnes, verduras y panificados), seguidos de prendas de vestir, medicamentos, combustibles y lubricantes para vehículos de uso del hogar y artículos para el cuidado personal. En tanto, entre los servicios, sobresalieron los gastos de la vivienda, cuotas de colegios y prepagas, seguido de los precios de los restaurantes, bares y casas de comida.

Lo que viene

El dato de la inflación porteña y la expectativa de suba de precios para marzo del 12,5 por ciento mensual de acuerdo al REM que compila el Banco Central, en base a los cálculos de las consultoras privadas, permiten anticipar un dato muy malo de inflación nacional.

Incluso si se llegara a ubicar por debajo del valor de febrero, que fue del 13,2 por ciento --el tercer valor más alto de toda la serie desde la salida de la convertibilidad, sólo superado por los dos meses previos, bajo la propia gestión libertaria-- está claro que en medio de una recesión que será histórica, salarios muertos y las cotizaciones del dólar que están en baja, la inflación ni siquiera puede volver a los valores de finales del Gobierno anterior.

Sin embargo, el ministro Luis Caputo plantea que "la inflación se está derrumbando", afirmación que sólo se sostiene si se mantiene en pie la mentira de "la hiperinflación que no fue". Caputo asegura que "no hay motivos para que siga viva la inflación", con lo cual queda claro que no entiende uno de los principales motivos de la inflación en los últimos años: la propia inercia de la economía para ajustar precios.

Esto no solo es un drama para la gente sino también un grave escollo para el "veranito" cambiario del Gobierno, ya que cada vez es mayor la apreciación del peso y con ello la expectativa de devaluación.