CULTURA › OPINION

Una mirada al marxismo

Por Torcuato S. Di Tella*

Germani tenía una sólida formación marxista, en una variante de izquierda de la versión socialdemócrata de los Bernstein y los Kautsky, nada que ver con el francomarxismo de los Althusser o los Poulantzas. Por eso nunca simpatizó con el Partido Comunista local, ni tampoco con el Socialista, demasiado rígido en su ideología y por lo tanto equivocado en su accionar. Con el tiempo, ante la incomprensión que recibía en el ámbito supercaldeado de los años sesenta y setenta, fue inclinándose a un resentido, pero siempre lúcido pragmatismo reformista. El anclaje material de su posición teórica debió haber estado en la base social peronista, pero rechazaba sus prácticas autoritarias. Sin embargo, su contribución al análisis del justicialismo fue básica y ayudó a entenderlo como algo distinto al fascismo, en el que los que ven las cosas sólo con lentes europeos lo ubicaban.
En sus estudios de la sociedad argentina Germani se concentró en la infraestructura, sin descuidar los componentes psicosociales, y dando un rol secundario a la ideología como variable independiente, aunque sin desconocer su prioridad ética. En sus análisis de la estratificación social del país rechaza la demasiado frecuente postura de atribuir condición de clase sólo a los sectores obreros que tienen una supuesta “conciencia de clase”, o sea que coinciden en actitudes con el observador. Para salir de ese brete teórico-ideológico una lectura de Germani es esencial, agregando una familiaridad con los estudios históricos de Karl Marx y con nuestro medio latinoamericano. Para eso el nada hagiográfico libro de su hija es una excelente introducción.

* Secretario de Cultura de la Nación.

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