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Lejos del Premio Nobel

Suecia, el próximo compromiso de la Argentina, es un rival accesible, con atacantes decentes como Ljungberg y Larsson, pero con una defensa de terror por las enormes ventajas que da: los centros aéreos pueden mandarlos de regreso a Estocolmo. Cómo juegan, cómo se les puede ganar para continuar en el Mundial.

 Por Ariel Greco

“Michael Owen se tiró y el árbitro cobró penal, esa es una decisión que nos perjudicó.” La frase no pertenece a Marcelo Bielsa, a Gabriel Batistuta ni a ningún integrante de la Selección Argentina. El autor es Johan Mjallby, el capitán de Suecia, y la referencia tiene que ver con las ganas que tenían los nórdicos de que Argentina superara a Inglaterra, y de esa manera le allanara su camino a los octavos de final. Es que con el equipo argentino clasificado, el último partido para los suecos hubiese sido más sencillo, teniendo en cuenta que los terceros en discordia eran los ingleses. Incluso los entrenadores Tommy Soderberg y Lars Lagerbaeck especulaban antes del Mundial con que su equipo podría alcanzar el segundo lugar de la zona, precisamente detrás de Argentina. Sin embargo, ahora todo cambió. La lógica marca que entre argentinos y suecos saldrá uno de los equipos eliminados del Grupo F.
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A Suecia le sorprendió la derrota de Argentina. No sólo confiaban en el conjunto de Bielsa desde la conveniencia, sino también desde el potencial exhibido en la cancha. “Estoy un poco sorprendido con Argentina”, indicó la figura del equipo, Fredrik Ljungberg, aunque aclaró que más inesperado le pareció lo de Inglaterra. “Jugó mucho mejor que contra nosotros”, comentó el volante del Arsenal, que además atribuyó el mal partido de Argentina al planteo ultraconservador de los ingleses. “En ocasiones estaban once en defensa, y aquello se parecía poco a un partido de fútbol. Era difícil mantener el balón en esas condiciones”, dijo Ljungberg, que de todas maneras mantiene un gran consideración por los jugadores argentinos, sobre todo por Gabriel Batistuta: “Por más que no marcó goles el viernes, Batistuta sigue siendo un futbolista fantástico”, señaló el mediocampista.
Pero más allá del respeto que les genera la Selección, sin ser un equipo deslumbrante, los suecos cuentan con algunas armas para complicar, aunque en el análisis previo aparezcan como un adversario accesible. Las mayores virtudes que mostró el conjunto que dirige la dupla Soderberg-Lagerbaeck están en la mitad de la cancha. En ese sector conjuga mucha dinámica, rigor físico y una técnica nada despreciable para lo que acostumbra un equipo de aquellas latitudes. Dentro de ese contexto, la cuota de distinción la aporta Ljungberg, un volante que se mueve libre delante de los tres del medio y se tira indistintamente a los dos costados, aunque preferentemente se mueve por izquierda. De esa manera, cuando retrocede, ayuda en la contención por ese sector.
Por la derecha se mueve Niklas Alexandersson, un clásico mediocampista lateral, con un muy buen remate de larga distancia, que se desdobla para colaborar en defensa y en ataque. Fue el autor del gol del empate ante Inglaterra, con un zurdazo desde afuera del área, pese a ser diestro. Del otro lado aparece Anders Svensson, con menos movilidad que su compañero, pero con una mayor técnica para jugar la pelota. Es el encargado de cerrarse hacia el medio para armar el doble pivot, cuando Ljungberg se recuesta como carrilero. El equilibrio lo aporta Tobias Linderoth, que se ubica muy cerca de los centrales y además se encarga de distribuir el juego.
En cambio, la defensa no ofrece tantas garantías. Con dos centrales grandes, aunque lentos y algo torpes –el capitán Johan Mjallby y Andreas Jakobsson–, la última línea se complica cuando los delanteros rivales atacan con pelota dominada. Nigeria le creó muchos problemas, sobre todo cuando Jay Jay Okocha les mostró su habilidad. Los dos laterales, Olof Mellberg por derecha y Teddy Lucic por izquierda, tampoco demuestran demasiada seguridad en la marca y su aporte en ofensiva es casi nulo. La lógica indicaría que la gambeta de jugadores como Ortega y Aimar debiera generarles muchos inconvenientes. Patrick Andersson, zaguero del Barcelona, se sigue recuperando de una lesión, aunque la idea de la dupla técnica es que si está en condiciones ingrese por Jakobsson.
Otro detalle para tener en cuenta es que los dos goles que le anotaron a Suecia en el torneo llegaron por centros aéreos, y en ambos casos trasfallas del arquero Magnus Hedman. Contra Inglaterra, Sol Campbell anticipó la salida de Hedman, le ganó en el salto a Mjallby y metió el cabezazo goleador tras un corner desde la izquierda. Ante Nigeria, el envío llegó desde la derecha tras un desborde y Julius Aghahowa también anticipó al arquero para convertir el tanto.
Arriba, los suecos no se caracterizan por ser un equipo con demasiado peso. El más peligroso es Henrik Larsson, máximo goleador de Europa en la última temporada. Sin embargo, más allá de los dos tantos ante Nigeria, no está atravesando su mejor momento. Es de características bastante similares a Michael Owen, aunque no tan rápido y hábil como el delantero inglés. Markus Allback, el otro atacante, decepcionó en los dos primeros partidos y no sería extraño que dejara su lugar. El problema es que su reemplazante natural, Andreas Andersson, de mejor rendimiento cada vez que ingresó, está con una contractura en el muslo y su presencia está en duda. Si los nervios ante una posible eliminación no juegan en contra y el equipo argentino rinde en su nivel, no debiera tener inconvenientes para llegar a la clasificación, de las exigencias que plantee Suecia.

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