ECONOMíA

Se supone que la gente vive del salario, pero nadie lo conoce

La construcción del Coeficiente de Variación Salarial, para ajustar los créditos hipotecarios, se parece a una obra en medio del desierto.

 Por Julio Nudler

No conociéndose el salario, por carecerse de toda medición confiable de esa especie en peligro, es naturalmente complicado construir el Coeficiente de Variación Salarial, que desde este octubre que está terminando debe aplicarse al ajuste del capital adeudado en los viejos créditos hipotecarios, en lugar del CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia). Para colmo, después de sostener una sesuda discusión metodológica, los estadígrafos del INdEC –órgano al que por decreto se le encomendó la tarea– concluyeron que el CVS debe representar a todo el mercado de trabajo, incluyendo el blanco, el no registrado y el público. Obviamente, si es difícil armar un índice remunerativo para el sector formal de la economía, cómo será armarlo para el informal –que, de hecho, vino creciendo a costa de aquél–. En todo caso, preparar un indicador confiable es una tarea que puede insumir entre dos y tres años, pero la orden fue tenerlo listo en dos o tres... meses.
El objetivo es publicar hacia fines de noviembre una primer serie mensual, que cubra de enero a octubre, con base en el cuarto trimestre de 2001. Los datos de ingresos de la economía informal serán tomados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que en realidad se releva dos veces al año, en abril y en octubre. Quienes frecuentan esos números saben que, en general, los encuestados subdeclaran sus ingresos, en una escala de menor a mayor: quienes subdeclaran menos o nada son los jubilados; los que más, en el otro extremo, son los empresarios y los rentistas. De todas formas, como la EPH es lo que hay, y la alternativa es no tener nada, se optaría por suponer que el porcentaje de subdeclaración es constante, con lo cual ella no afectaría las variaciones del índice.
Los sabuesos del INdEC se lanzaron detrás de un extraño animal al que llaman “puesto típico”, una especie de producto “puesto de trabajo” al que pueda adjudicársele un precio, que vendría a ser la tasa salarial. Con 500 de esos puestos se montará una canasta, que debería representar a todo el país y a la totalidad de los sectores, una vez estimadas las correspondientes ponderaciones. Para identificarlos y adjudicarles valores se encuestó a una muestra de más de dos mil empresas, buscando averiguar los puestos más relevantes y representativos en cada una. En una segunda etapa, estructurada ya la cesta, se pedirán los salarios.
Uno de los temores suscitados entre los acreedores por el CVS es que, dada la dramática situación del mercado laboral, este índice de ajuste pueda arrojar caídas en lugar de subas, con lo cual, por culpa de esta indexación sui generis, las deudas disminuirían en lugar de aumentar. Sin embargo, aunque se dan casos en ciertas ramas, el salario nominal no tiende a caer en un contexto inflacionario. Lo que sí cae es el salario real (la canasta básica subió más del 70 por ciento en lo que va del año), el número de horas trabajadas y el nivel de empleo. Claro que en los casos de un nuevo subocupado o desocupado, el salario nominal también es arrastrado a la baja, parcial o total.
La tradicional medición salarial que realizaba FIEL (Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas) fue interrumpida en 1998. Dicen que era demasiado costosa mantenerla, y para colmo en esos años las variaciones eran mínimas o directamente cero. Era gastar mucho combustible en una variable que no se movía. Pero luego cambiaron las cosas, y sobre todo este año. La gente del INdEC que estuvo mirando las declaraciones empresarias al Sistema Integrado, por los aportes y las contribuciones patronales, se encontró con “un comportamiento loco”, en especial por las violentas altas y bajas de personal.
En realidad, en la información que los empleadores proporcionan al efectuar mensualmente las liquidaciones previsionales se mezcla el salario propiamente dicho con otros componentes variables, como horas extra, menos tiempo trabajado por suspensiones, y por supuesto despidos. Además, los aportes son nominativos, y el problema de Juan Pérez o José García es que no se sabe si al mes siguiente conservarán su puesto, o si hay suerte loshayan ascendido. Lo ideal, estadísticamente hablando, es despersonalizar los índices.
Oficialmente se dispone, también, de un indicador de salarios industriales, pero tampoco resulta útil para el CVS porque releva salarios efectivamente devengados, con lo cual varía según contingencias extrasalariales. Pero, sea como sea, dentro de algunas semanas habrá CVS, y –según las instrucciones impartidas– sin incluir el plus de 100 pesos. Pero, ya que está, Estadística y Censos promete que paralelamente publicará otro índice, que sí incluya los cien pesos y hasta discrimine entre salarios privados en blanco y en negro.

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Para complicar las cosas,
el CVS incluirá también a la
creciente economía informal.
 
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