SOCIEDAD › FUE LIBERADO FEDERICO ARIENTE

El fin de una pesadilla

El joven cordobés apareció pasadas las 23.30 en un barrio de la ciudad de Córdoba. Al mediodía, su padre había entregado en Buenos Aires los 400 mil pesos exigidos por los captores.

 Por Horacio Cecchi

Luego de dieciséis días de cautiverio, fue liberado el joven cordobés Federico Ariente. Apareció cerca de la medianoche en un barrio de la capital cordobesa. Al mediodía, su padre, el empresario Raúl Ariente, había cumplido con el pago de los 400 mil pesos de rescate por su hijo tras dos intentos anteriores frustrados. El pago se realizó en la localidad bonaerense de Caseros después de que la familia Ariente recibiera el lunes una nueva aunque extraña prueba de vida: una carta manuscrita y los pantalones que el joven de 23 años vestía cuando fue secuestrado. El empresario viajó el lunes por la noche hacia Buenos Aires y regresó a Córdoba ayer, pasadas las 18.30 y eludiendo a la prensa. Tanto la familia de Federico como la Justicia y la policía cordobesa mantuvieron total hermetismo, a la espera de la aparición del joven. La policía cordobesa recorría permanentemente la avenida Circunvalación, donde la costumbre parece indicar que son liberadas las víctimas de secuestro.
El paquete-prueba-de-vida fue colocado en un lugar próximo al estadio de Chateau Carreras. Dentro, los familiares de Federico hallaron lo que fue considerado como una nueva demostración de que todo seguía como hasta entonces: una carta en apariencia manuscrita por el propio Federico y los pantalones que vestía en el momento en que fue secuestrado el 13 de octubre pasado. La prueba de vida era considerada imprescindible por los Ariente para continuar con los intentos de pago del rescate.
El hallazgo tuvo lugar el lunes por la tarde y determinó a Raúl Ariente a viajar en avión esa misma noche hacia Buenos Aires para cumplir con el pago, acompañado por un amigo. El trámite siguió un procedimiento similar al de los dos intentos de pago anteriores: una vez más se cumplió en territorio bonaerense –según allegados al caso esta vez en Caseros (el primer intento tuvo lugar en Moreno y el segundo en Claypole)–, y también al mediodía. La misma fuente reveló a Página/12 que se habían detectado al menos tres llamadas desde San Isidro. Para realizar el pago, Raúl siguió las indicaciones que le daban a su celular hasta dejar los 400 mil pesos. Luego, tomó un avión de regreso y arribó al aeropuerto de Córdoba alrededor de las 18.30.
En esta ocasión no realizó ninguna conferencia. Visiblemente nervioso, eludió a la prensa y media hora más tarde se internaba en el chalet familiar de Villa Belgrano. A partir del mediodía de ayer, ya enterados del cumplimiento del pago, los Ariente iniciaron una extenuante y angustiosa espera. Según revelaron fuentes del caso, los secuestradores habían asegurado que luego de efectivizarse el pago, Federico sería liberado a más tardar a las 15.30. Pero a esa hora nadie tenía noticias del joven. La policía cordobesa controlaba diferentes puntos de la capital provincial, especialmente la avenida Circunvalación, donde fueron liberadas las víctimas de otros secuestros como el caso del menor Alfredo Bozzo.
Entretanto, los investigadores cordobeses seguían apartados del caso, aunque más no fuera formalmente, a pedido del padre de la víctima tras frustrarse la primera vez el pago que debía realizarse desde un tren en la localidad de Moreno. En esa ocasión (el sábado 19 de este mes), los secuestradores detectaron que Lorena, hermana de Federico, era seguida por policías y abortaron la entrega.
El segundo intento tuvo lugar el viernes pasado, al mediodía, en el puente de Don Orione. Hacia allí se había dirigido Lorena, en un taxi, y siguiendo las indicaciones que le daban a través de su celular colocó el bolso con los 400 mil pesos junto a una camioneta Ford F-100 gris con cabina trasera. La joven regresó a Córdoba creyendo que la operación se había completado. Pero durante el fin de semana el dinero regresó a manos de la familia. Según informó Raúl Ariente más tarde, la devolución se realizó “por arrepentimiento o comprensión de nuestra situación”, aunque no dio mayores detalles de cómo había llegado el dinero de vuelta a Córdoba. Según otra fuente, también confusa, al tomar el dinero, padre e hijo fueron detenidos por policías de la Federal “que estaban casualmente en el lugar siguiendo a un tipo por un robo”.

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