EL MUNDO › HABLA EL GENERAL MILLER ROJAS, EX ASESOR DE CHAVEZ

“Puede haber choques civiles”

La rebelión mediática de dos oficiales en actividad subió hace 10 días el tono de los enfrentamientos entre chavistas y antichavistas tras la huelga empresarial del pasado 10 de diciembre y la masiva manifestación opositora del 23 de enero de este año. Al mismo tiempo, otro elemento promete sumar complejidad a este escenario: Venezuela liberó la flotación del dólar hace apenas cinco días, tras la caída de los precios del petróleo y una gran fuga de capitales, lo que gatilló una suba de precios y un mayor malestar en los sectores de la clase media “cacerolera” vernácula y en los sectores bajos que aún respaldan a Chávez. En estas páginas, un militar y un politólogo describen el panorama.

“Una división interna de las Fuerzas Armadas podría pasar en caso de que las demostraciones mutuas de fuerza, con desfiles y marchas, degeneren en una situación de violencia en la calle y eso vaya envolviendo progresivamente a los elementos militares y policiales del país. Ese es el escenario que yo veo como probable ante las tendencias de los dos grupos”, dijo a Página/12 el general (R) Alberto Miller Rojas, jefe de campaña de Hugo Chávez en las elecciones de 1998, miembro del extinto partido izquierdista Patria para Todos (PPT) y ahora alejado del gobierno, a partir de la crisis abierta con las críticas al gobierno de dos oficiales en actividad.
–¿Cómo evalúa el episodio que comenzó la semana pasada: la rebelión de Soto y Flores pidiendo la renuncia de Chávez y luego una moderación del discurso que terminó con la aceptación de Soto de un nuevo cargo?
–Eso no puede considerarse una rebelión. En realidad, lo que ambos oficiales hicieron fue una declaración pública a título personal de inconformidad con el régimen del presidente Hugo Chávez. Una rebelión es otra cosa: implica un alzamiento en armas y eso no ha ocurrido.
–¿Qué es lo que este pronunciamiento expresa al interior de las Fuerzas Armadas?
–Como militar, lo que yo he declarado es que esas acciones personales usando el uniforme no deben haber sido bien vistas desde el interior de las Fuerzas Armadas, aunque allí debe existir –como sucede en el resto de la sociedad– una polarización entre las fuerzas que apoyan a Chávez y las que se oponen. No creo que esa conducta tenga respaldo porque es contraria a los principios ético-militares que existen en el país, especialmente en lo que se refiere al uso de símbolos militares –como lo es el uniforme– en actos políticos.
–¿Cuáles son las razones de esta polarización?
–Aquí se ha venido planteando una situación política donde una minoría de la sociedad se ha dividido en dos facciones que se tienen fobia una con la otra sin que realmente eso responda a una polémica política. Es, por un lado, la ambición de medidas de poder que acompaña a los seguidores del presidente Chávez y, por otro lado, una codicia ilimitada de quienes pretenden, como sucedió en Argentina, aplicar medidas neoliberales que acentúen las diferencias sociales. Pero están enfrentados de una manera irracional que tiene todas las posibilidades de conducir a la sociedad venezolana a una confrontación civil desordenada, ya que no responde a ningún conflicto político real y organizadamente establecido.
–Estos sectores, aun siendo minoritarios, ¿pueden llegar a un enfrentamiento civil?
–Sí, porque el resto de la sociedad está apática frente al problema y escéptica ante esos liderazgos y no ha venido participando en los sucesivos procesos electorales que se realizaron aquí. Más del 50 por ciento de los venezolanos no participan en la vida política del país y ese espacio lo tienen copado esos dos grupos bullangueros que se agreden verbalmente sin que haya una discusión política sobre los temas verdaderamente en conflicto.
–¿En quiénes están personificados estos sectores?
–Por un lado, Chávez y su séquito de militares que formaron lo que se llamó Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 que se rebeló en el año 1992 junto a algunos dirigentes de izquierda. Por el otro lado, los sectores económicos agrupados en torno a Fedecámaras que aspiran a un dominio total de la vida política y económica del país para aumentar su lucro personal.
–En el interior de las Fuerzas Armadas, ¿existe una división de rango que coincida con quienes apoyan y quienes se oponen a Chávez?
–No, esa división corta verticalmente toda la estructura jerárquica de las Fuerzas Armadas pero hasta ahora eso no se ha manifestado en términosde conflicto interno. Eso podría pasar en caso de que las demostraciones mutuas de fuerza, con desfiles y marchas, degeneren en una situación de violencia en la calle y eso vaya envolviendo progresivamente a los elementos militares y policiales del país. Ese es el escenario que yo veo como probable ante las tendencias de los dos grupos.
–¿Por qué las clases medias son las que salen con las cacerolas contra Chávez?
–Son sectores de la clase media que curiosamente se han asociado a los intereses del gran capital cuando fue éste la causa de empobrecimiento de su calidad de vida que ahora experimentan. Esos sectores de la clase media tienen resabios de un anticomunismo que responde a la época anterior a la caída del Muro de Berlín.
–En este marco, ¿cómo se percibe en Venezuela la política exterior de Chávez, en especial en relación con Cuba y la guerrilla de Colombia?
–La política exterior de Chávez es más o menos una continuidad con la que aquí se había desarrollado, lo que pasa es que los grupos de interés distorsionan la realidad. Las relaciones estrechas con Cuba existen desde el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, cuando Fidel Castro fue invitado de honor a su toma de posición; luego, se mantuvieron con el gobierno de Rafael Caldera y se continúan ahora. Lo mismo sucede con las relaciones con la guerrilla colombiana, que tienen antecedentes mucho más antiguos: existen desde los años ‘50 cuando, con la dictadura del general Pérez Jiménez, hubo compensaciones entre Colombia y Venezuela por aquello de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Por razones de confrontación ilógica se quiere hacer ver que Chávez lleva al país hacia un comunismo que no existe por ningún lado porque, en principio, a quien más ha favorecido Chávez es a las trasnacionales.
–¿Cuáles fueron las causas por las que se distanció de Chávez?
–Por su tendencia hacia una concentración indebida del poder, a tomar decisiones discrecionales que no obedecen a una racionalidad política ni económica, a colocar a sus seguidores incondicionales en los puestos de decisión política sin tener en cuenta sus capacidades y, aún más, su tendencia a controlarlo todo que demuestra que padece una neurosis propia de algún espécimen de militar que generalmente son los que han sumido en la desgracia a algunos países de América latina. Esto no obedece a un espíritu de cambio y transformación social.
–¿Cómo caracterizaría ideológicamente al gobierno de Chávez?
–No creo que tenga ningún signo ideológico. Es una locura. De repente, toma decisiones del más puro esquema liberal y, luego, se corre a un esquema de tipo socialistas. No hay una estructura ideológica cohesionada. Tampoco la tiene el campo opuesto.

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