EL MUNDO › EN BRASIL LOS NARCOS QUEMARON UN MICRO CON PASAJEROS: 19 MUERTOS EN UN DIA

Terror y caos en las calles de Río

El Comando Rojo, un grupo de narcos y ex presidiarios vinculado con las favelas y el PCC paulista, tomó a Río por asalto en la madrugada de ayer. Se produjeron verdaderas batallas campales y la violencia arrojó un saldo de 19 muertos. No está claro el motivo del ataque, aunque algunos lo relacionan con la asunción del gobernador.

 Por Juan Arias *

Desde Río de Janeiro

En la madrugada de terror protagonizada ayer en Río de Janeiro por la guerra entre narcotraficantes y policía, el balance provisional fue de 19 muertos y más de 30 heridos. Río, que se prepara para los ya tradicionales fuegos artificiales de Fin de Año, sufrió un duro golpe con ataques a autobuses y comisarías por decenas de narcotraficantes procedentes de las favelas. La violencia recordó la que sufrió en mayo pasado la ciudad de San Pablo, donde murieron 157 personas. El electo gobernador del Estado, Sergio Cabral, dijo estar dispuesto a convocar a fuerzas federales.

En San Pablo, la batalla que puso de rodillas varios días a la capital industrial y financiera del país fue organizada por el llamado Primer Comando de la Capital (PCC), un grupo de presos de las cárceles de máxima seguridad organizados políticamente. En Río fue obra del grupo Comando Rojo, que es el hermano gemelo del PCC y actúa también dentro de las cárceles y está íntimamente ligado a los narcotraficantes de las favelas.

Once personas murieron a causa del incendio de ocho autobuses provocado por los narcos, que también dispararon contra comisarías y sucursales bancarias. Las fuerzas de seguridad mataron a siete de los atacantes, y los narcos a un policía. El mayor número de muertos ocurrió cuando un autobús de línea con 30 pasajeros a bordo, que iba del Estado de Espíritu Santo a San Pablo por la vía de circunvalación de Río, fue detenido por una treintena de narcotraficantes. Tras robarles a los pasajeros todo lo que llevaban encima, rociaron el vehículo con gasolina y lo prendieron fuego. Siete personas murieron. Los sobrevivientes lograron salir del infierno rompiendo los cristales de las ventanillas.

“Los bandidos (como en Brasil se llama a los narcotraficantes) querían matarnos a todos”, contó uno de los supervivientes. Dada la tensión creada en torno del autobús en llamas, con los narcos disparando por todas partes, muchos de los heridos tuvieron que esperar hasta dos horas tendidos en la carretera sin poder ser socorridos. Ayer por la mañana llegó orden de las favelas para que todos los negocios del popular barrio de Jacarepaguá, donde está ubicada la famosa favela Ciudad de Dios, cerraran sus puertas. La mayoría lo hicieron bajo el signo del miedo.

Las autoridades locales discutían sobre la verdadera causa del ataque de los narcos. Según el Secretario de Seguridad Pública de Río, Roberto Precioso, el recrudecimiento de los ataques se debe a la victoria de Sergio Cabral, del Partido del Movimiento Democrática Brasileño (PMBD), como nuevo gobernador del Estado de Río. Cabral parece dispuesto a endurecer las medidas contra la violencia. Según esta primera hipótesis, los narcotraficantes habrían querido anticiparse para demostrar su poder de fuego.

“No me dejaré intimidar por los narcos”, dijo Cabral, un aliado del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien asumirá su segundo mandato el lunes que viene.

Otro de los posibles motivos que se barajan es que se trate de una respuesta a las cuadrillas de milicias paramilitares que se están instalando en las favelas bajo el pretexto de defender a la población. Dichas milicias llevan ya ocupadas 80 favelas en Río de Janeiro. “Hace dos meses los servicios de Inteligencia fueron informados de que traficantes de varias organizaciones se unirían para combatir a la Policía. Es una disputa por el poder económico (...) Las milicias existen”, aseguró el secretario de administración carcelaria, Asterio Pereira dos Santos. La secretaría de Seguridad descartó esa hipótesis. “Eso es una tontería”, dijo Precioso.

El alcalde de Río de Janeiro, César Maia, aseguró a la población que el ataque a la ciudad no alterará el programa de festejos de fin de año en las famosas playas de Copacabana, Ipanema y Leblón. Cada año, cientos de miles de turistas de todo el mundo se unen al millón de cariocas en las playas para asistir a uno de los más espectaculares despliegues de fuegos artificiales del mundo. Sin embargo, Precioso admitió que existe el riesgo de que la violencia siga hasta el domingo. “El riesgo es permanente, pero la policía estará actuando con todos los recursos disponibles”, afirmó.

Según el alcalde Maia, 14.000 policías, 1037 vehículos blindados y dos helicópteros se encargarán de patrullar la ciudad. Al igual que Cabral, el alcalde afirmó que está dispuesto a pedir ayuda a la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, una fuerza creada el año pasado por el gobierno federal y el Ejército.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Investigadores policiales inspeccionan el micro quemado ayer en Río durante una serie de ataques a comisarías y sucursales bancarias.
Imagen: AFP
 
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