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Los furcios de Bush

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, llegó el martes a Sydney, Australia, para una reunión de la APEC. Como presidente del país más poderoso del mundo, llegó a bordo de un avión privado escoltado por dos Jumbos y una nave de cargo, y acompañado por un séquito de más de 400 asesores y 250 guardias secretos. Al hombre que revolucionó Sydney lo esperaban una limusina blindada y un convoy de unos 30 vehículos, docenas de policías motorizados y seis ambulancias que lo trasladaron a golpe de sirena hasta un lujoso hotel, en el que ocupa una suite de siete habitaciones por 4300 dólares diarios.

Este presidente demostró su imbatible habilidad para los “furcios” al confundir a la APEC con la OPEP y transformó a los soldados australianos en austríacos. Esto sucedió durante el discurso que dio para los directivos empresariales en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC). El mandatario había llegado recién a la tercera oración del iscurso cuando tropezó por primera vez. “Gracias por ser un anfitrión tan bueno de la cumbre de la OPEP”, le dijo Bush al primer ministro australiano John Howard, pero se corrigió rápidamente.

“Cumbre de la APEC”, dijo forzadamente, y enseguida bromeó con que Howard acababa de invitarlo a la cumbre del OPEP del año que viene, lo que no era cierto. Ni Estados Unidos ni Australia son miembros de la OPEP.

El tercer furcio de Bush pasó sin ser corregido, al menos por él mismo. Al hablar sobre la visita de Howard a Irak el año pasado, Bush agradeció al premier australiano por el despliegue en el país árabe de “soldados austríacos”. Poco después, el texto oficial del discurso difundido por la Casa Blanca cambió los soldados a “australianos”.

Terminado el discurso, muy seguro de sí mismo, el presidente salió del recinto, pero por el lado equivocado. Quiso bajar del estrado por el lugar donde no había escalera, por el que hubiera caído desde un metro de altura. Howard y otros lo reencaminaron al centro del estrado, donde estaban los peldaños que bajaban al piso del teatro.

Bush y su par coreano Roh Moo-hyun se reunieron al margen de la cumbre Asia Pacífico que se celebra en Sydney, y la negociación internacional con Corea del Norte por su programa nuclear fue el principal tema del encuentro, que duró aproximadamente una hora. Tras la reunión, Bush y Roh hicieron una aparición ante las cámaras y entablaron un inusual contrapunto. En un momento tenso, Roh terminó su alocución a la prensa preguntándose por qué Bush no había mencionado el asunto del fin de la Guerra de Corea, que dividió a las Coreas en un norte comunista y un sur capitalista. El conflicto, que enfrentó a Corea del Sur y Estados Unidos contra Corea del Norte, China y la Unión Soviética, terminó con un armisticio y no con un tratado de paz, por lo que sus beligerantes aún están técnicamente en guerra.

“Quizá me equivoque. Creo que no escuché al presidente Bush mencionar una declaración del fin de la Guerra de Corea hace un rato. ¿Lo hizo usted, presidente Bush?” “Depende de Kim Jong Il, el líder norcoreano”, replicó Bush. Pero Roh le pidió, siempre ante las cámaras, si podía “ser más claro”, lo que provocó risas nerviosas en la delegación estadounidense y una mirada preocupada de Bush. En tono amable pero firme, Bush respondió: “No lo puedo decir más claro, señor presidente. Ansiamos el día en que podamos terminar la Guerra de Corea”. “Eso pasará cuando Kim Jong Il se deshaga de modo verificable de sus programas de armas y de sus armas”, agregó, citado por la cadena CNN.

Como si todo esto no bastara, el grupo de cómicos australianos The Chaser War on Everything protagonizó un incidente al burlar varios controles y finalmente fueron detenidos a sólo unos metros del hotel en el que se aloja el inquilino de la Casa Blanca. Los comediantes del grupo The Chaser viajaban en una caravana de tres vehículos negros y dos motos que simulaban transportar a una delegación oficial canadiense. Uno de ellos estaba caracterizado de Osama bin Laden. Cuando se retiraban del lugar, sin oponer resistencia, el que hacía de Bin Laden dijo: “Soy un importante líder mundial, ¿por qué no tengo un lugar en la mesa de APEC?”

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Bush no tuvo un día inspirado en Australia.
 
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