Icono del terrorismo de Estado luego de infiltrarse en Madres de Plaza de Mayo y rendirse sin pelear en la guerra de Malvinas, Alfredo Astiz no se resigna a ser un represor más. Seis días después de provocar a sobrevivientes y familiares de desaparecidos con Volver a matar, libro del ex jefe de la SIDE Juan Bautista Yofre, el ex marino dio ayer un salto cualitativo y, mientras los secretarios del Tribunal Oral Federal 5 continuaban detallando secuestros, torturas y asesinatos, se dedicó a hojear El proceso, la novela de Franz Kafka. El que lo acompañó ayer en la lucha de egos –que seis mujeres siguen con pasión desde la bandeja superior de la sala– fue el capitán Juan Carlos Rolón. No fue con literatura sino con una historia de la especulación financiera: Sálvese quien pueda, del inglés Edward Chancellor.

El primer juicio significativo a represores de la ESMA cumplió ayer su tercera jornada con absoluta normalidad. Acosta, Donda & Cía. ingresaron esposados, en parejas, y se sentaron a escuchar durante seis horas el relato de los delitos de lesa humanidad que se les imputa. La lectura de los secretarios del TOF5 continuó con el detalle de las historias de las 79 víctimas comprendidas en la causa “Testimonios A” y con las imputaciones contra Astiz, Jorge Acosta, el prefecto Juan Antonio Azic y el vicealmirante Oscar Montes, ex canciller durante la dictadura. Astiz sonrió varias veces mientras se describía su conducta. El juicio proseguirá hoy a las diez y se interrumpirá hasta el martes 29. En enero habrá sólo dos audiencias: el jueves 14 y el miércoles 27.

La jornada comenzó con los tradicionales intentos de las defensas de los imputados para suspender el proceso. El primer planteo lo formuló el abogado del teniente Julio César Coronel, que además es su hijo. El segundo estuvo a cargo del defensor oficial Carlos López Camelo, en representación de Astiz, que a último momento “desnombró” a su histórico abogado Juan Aberg Cobo, que formalmente no participa del juicio aunque siguió la audiencia inicial con atención, rodeado de oficiales navales. Daniel Obligado, presidente del tribunal, ordenó proseguir con la lectura de las acusaciones y les indicó que debían formular sus requerimientos una vez que se declare abierto el debate, es decir en febrero.

Los planteos apuntan a cuestionar al juez Ricardo Farías porque es subrogante, situación que no le impidió participar en varios juicios de lesa humanidad, y a Oscar Hergott porque consideran que su designación no está firme. El ex miembro del TOF3, que llegó al tribunal tras un enroque con Guillermo Gordo, fue recusado porque alguna vez se habría manifestado sobre el salvajismo de los crímenes de la dictadura, pronunciamiento que para los imputados implica “parcialidad”. Obligado y Farías rechazaron el planteo dilatorio y un recurso para que intervenga la Cámara de Casación, pero los defensores pretenden que intervenga la Corte Suprema de Justicia.

El capitán Ricardo Cavallo, en tanto, cumplió ayer 31 días sin pisar la cárcel de Marcos Paz, internado en el Hospital Naval con diagnóstico de lumbalgia, el mismo que le permitió al capitán Alberto Eduardo González ausentarse de la audiencia inicial. La novedad que se conoció ayer es un informe del Cuerpo Médico Forense, fechado el martes, en el que se transcribe la historia clínica redactada por los profesionales de la Armada. Ante un pedido de precisiones formulado por el juez federal Sergio Torres, la doctora enviada a constatar el diagnóstico del represor habría recomendado que continúe internado una semana más por sus dolores en la región lumbar. A simple vista, “Sérpico” Cavallo goza de óptima salud.