EL PAíS › MAS DE 1,2 MILLON DE PERSONAS OPTO POR EL REGIMEN DE JUBILACION ESTATAL

El sistema público volvió a la vida

Ayer se cerró el plazo para salir de las AFJP. Las empresas postales aún tienen miles de planillas para procesar, por la avalancha de los últimos días. Estiman que habrían recibido entre 1,2 y 1,3 millón de pedidos de cambio. De ese modo, se revierte el proceso que llevaba a la desaparición del régimen de reparto.

 Por David Cufré

Ayer se cerró el plazo para cambiar de régimen previsional. La próxima oportunidad será recién dentro de cinco años. La cantidad de afiliados a las AFJP que finalmente completaron el trámite para pasar al Estado superaría el millón doscientos mil. De acuerdo con la última estimación realizada por el Correo Argentino y por OCA, las dos empresas a las que había que llevar el formulario para ejercer la opción, la cantidad de planillas procesadas y a procesar equivalía en el primer caso a un millón y en el segundo, a doscientos mil. A esas cifras preliminares se les deben sumar los casos producidos anteayer y ayer, que fueron de intensa actividad, con lo cual el número definitivo de traspasos estaría más cerca de 1,3 millón.

Las compañías postales y la Anses terminarán de procesar la información y depurar los padrones hacia fines del próximo mes. Recién entonces se conocerán los números exactos, pero la primera evaluación del resultado de la reforma previsional no deja lugar a discusión: el sistema estatal recuperó protagonismo. La idea de Carlos Menem y Domingo Cavallo cuando promovieron la creación de las AFJP en 1994 era que el régimen de reparto se fuera extinguiendo paulatinamente hasta su definitiva desaparición. El congelamiento de haberes por más de doce años y la creación de todo un marco normativo que conspiró contra el sistema público y favoreció al privado fueron logrando el objetivo, al punto de que cuando arrancó la posibilidad de cambiar de sistema, el 12 de abril pasado, quedaban sólo 2,2 millones de afiliados a reparto, contra 11,9 millones a capitalización.

Ahora la relación de fuerzas cambió. El régimen público sumó 1,2 millón de personas que fueron rescatadas de la ruina que hubiera significado para ellas permanecer en las AFJP. Se trata de mujeres de más de 50 años y hombres de más de 55 que habían acumulado en sus cuentas menos de 20 mil pesos. Con esos saldos, si hubieran continuado en el régimen privado habrían accedido a jubilaciones miserables, inferiores a la mínima. Junto a esa medida, el Gobierno determinó que los aportantes a regímenes especiales, como docentes, investigadores y diplomáticos, debían salir de las AFJP para volver al Estado. La Anses y la Superintendencia de AFJP todavía están cruzando datos para terminar esos traspasos, pero el número ronda los 350 mil.

A ese millón y medio se le agregarán el 1,2 o 1,3 millón de personas que eligieron pasar al Estado. Son los que bajaron el formulario por internet y hasta ayer lo llevaron al correo. Las empresas postales hicieron una última estimación de traspasos el sábado 12: les daba 1,2 millón, contabilizando los formularios ya cargados y los que aún debían procesar. Sin embargo, el número podría ser mayor, porque había que agregar las planillas de quienes fueron al correo en los dos últimos días para ejercer la opción: el lunes y ayer.

De ese modo, el sistema de reparto terminará acumulando más del doble de afiliados de los que tenía el 12 de abril: de 2,2 millones a cerca de cinco millones.

Las AFJP, en cambio, pasarán de 11,9 millones a algo más de 9 millones. Esos resultados demuestran de por sí la reversión del proceso que llevaba a un achicamiento extremo del régimen estatal. De haber ocurrido, se hubiera consumado el plan de privatizar completamente el sistema de jubilaciones, tal como ocurrió en Chile –con la excepción de las fuerzas armadas, que conservan una caja propia y quedaron al margen de las desventuras de millones de chilenos con las AFP–. Pero la reforma previsional que se aprobó en el verano de 2007 contiene un elemento más de extrema importancia, que hará que en los próximos años el sistema de reparto crezca a un ritmo muy superior que el de capitalización: estableció que los indecisos, que antes eran anotados en alguna AFJP, ahora aporten al Estado.

Los llamados indecisos son personas que se incorporan al mercado laboral y al cabo de 90 días no expresan adónde quieren que se deriven sus aportes previsionales, si al sistema de jubilación privada o al estatal. En esos casos, desde 1994 hasta el 31 de marzo pasado, eran inscriptos automáticamente en una AFJP. Ahora quedan en reparto. Para las administradoras esa regla fue una mina de oro: captaron por esa vía más del 80 por ciento de sus afiliados. En el último año fueron el 77 por ciento, según los datos oficiales de la Superintendencia de AFJP. En números absolutos: 700 mil personas, contra 130 mil que las AFJP lograron como clientes con sus propias fuerzas de venta. Ahora esa rica fuente de afiliados nutre las arcas de la Anses.

Para completar el análisis del impacto de la reforma previsional en las AFJP se necesita un dato que aún no se conoce con exactitud: cuántos de los afiliados que pasaron a reparto son aportantes regulares. Este es un elemento crucial para las administradoras, porque afecta la base de su negocio. Las AFJP cobran comisiones sobre los aportes mensuales de los afiliados, pero no sobre los saldos acumulados. En este caso, de 11,9 millones de afiliados que tenían el 12 abril, sólo 4,7 millones eran aportantes. Una proyección preliminar indica que las AFJP habrían perdido algo más de un 25 por ciento de clientes activos. Si a eso se le suma que ya no recibirán más indecisos, el negocio cambió significativamente. La contracara es la revitalización del sistema público, que vuelve a ser una opción para millones de personas.


Sobró mucha plata en 2007

Martín Lousteau anunció anoche que el superávit primario de 2007 alcanzó los 25.670 millones de pesos, lo que representa una participación de 3,2 por ciento del PIB. El titular del Palacio de Hacienda informó el superávit luego de una reunión que mantuvo con la presidenta Cristina Fernández, donde el ministro presentó los números del año pasado. Acompañado por el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, resaltó que “por primera vez se concatenan cinco años de superávit primario”. “Esto se da en el marco de una inversión record y aumentos para jubilados y pensionados y en asignaciones familiares y una importante recomposición del salario de bolsillo”, resaltó. El presupuesto de 2007 preveía un superávit primario de 21.045 millones de pesos, equivalente a 3,14 por ciento del PIB.

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Las AFJP habrían perdido un 25 por ciento de aportantes regulares, que decidieron confiarle al Estado el dinero para su jubilación.
 
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